Había una vez…

… un barquito chiquitito, que no podía, turururu 🙂 Aunque me da que la popular canción no encaja del todo con este «barquito» según dicen uno de los mayores de Europa. Tuve la suerte de verlo estando atracado en el puerto de Santa Cruz de Tenerife.

Así a lo lejos no podemos percatar de su tamaño, realmente enorme, no les parece? Y el nombre, que no puede faltar: MSC Fantasía, con una eslora de 333 metros y 60 metros de altura, ahí es nada. Creo que la primera vez que veo un barco de tal calibre, aunque en su momento también pasara por el mismo puerto otros cruceros de gran importancia como el Queen Mary II y otros de gran lujo.

Aquí se puede apreciar mejor la altura del crucero, si es que es como una pequeña ciudad flotante. Tampoco voy a ser yo quien los maree con las cifras sobre este gigante del oceáno. En su página web pueden ver con más detalle las distintas secciones con las que cuenta el barco, no la falta de nada (cine, sala de conciertos, bolera, casino…) www.mscfantasia.com

Y por si fuera poco un crucero, el puerto en ese momento contaba con otro crucero atracado. Pero sin duda, quien más protagonismo acaparaba en ese momento era el que nos ocupa en este post.

Para la gente que sea de ciudades costeras o cercanas al mar, seguro que están acostumbrados a ver barcos de grandes dimensiones de vez en cuando, no? Por poner un ejemplo, me imagino la gente de Barcelona, uno de los puertos principales del Mediterráneo. De hecho, este barco hace escala en dicho puerto en su travesía mediterránea.

Mira por donde que aún no me he subido a un crucero, igual debería pensar en esta opción para un próximo viaje y dejar el avión por esta vez, jeje 🙂

¡Calamarrrr!

Será que la hora de comer se va acercando o es que tengo demasiadas ganitas yo. Mientras algunos vayan a empezar con el desayuno, yo tendré más que digerido el almuerzo, jeje. A lo que iba… si uno visita Taiwán, una de las cosas que no pasa desapercibida, es la comida y vaya si hay puestecitos.

En concreto, en la zona de Danshui, fue donde empezamos a probar algunos de los aperitivos que nos podían ofrecer los diversos puestecitos de la zona. Y al tratarse de una zona costera, ahí es donde aparece nuestro amigo marino. De entre muchos de los puestos, llamaba la atención este por la cantidad de gente que hacía cola, y otros curiosos que no podían evitar girar la cabeza para echar un vistazo a lo que se estaba allí cocinando.

Tal y como nos comenta el cartel de la foto izquierda, nos podemos llevar 3 calamares por 100 TWD, o lo que es en euros: apenas 2€. ¿Barato o caro? yo diría que para la cantidad de calamar resultante, es un chollo y te pones las botas. Como no, compartiendo, aunque seguro que si me pongo los calamares vuelan, y no por ser glotón, sino que estaba realmente bueno, ahí con una salsita medio agridulce-medio barbacoa que le daba un toque rico, rico.

Siempre quedará elegir la opción de llevarnos tan solo 1 calamar mediano o sino, 1 grande, pero a la larga no sale mejor comprando los tres y compartirlo. Tanto nos gustó a mi novia y a mi, que a la vuelta creo recordad que pillamos otro más, un vicio la verdad.

La parrilla a rebosar de calamares, la chica no daba a basto. Y una vez bien hechito, siguiente paso en la cadena: se lo pasa a la chica de al lado que lo trocea y coloca en el correspondiente cacharrito con sus palillos, y a comerrr!!

Después de hablar de ello, los dientes largos que se le ponen a uno, jaja. Aunque también por Hong Kong se pueden encontrar puestecitos, no tan abundantes, pero para hincarle el diente a un calamar, bolitas de pescado… tengo que hablar de ello 🙂 Que aproveche!

Visto en…

No me digan que no llama la atención, o seré yo que me da por pensar cosas raras. Creo que es la primera vez que veo algo de este tipo, además en pleno centro de una ciudad, y no se trata de Hong Kong, aunque seguro que alguna sorpresa me puedo llevar. A falta de espacio…

No quiero ponerme a pensar si la cosa se «encendiese», la que se vendría encima. En España creo que no se dan casos así verdad? o al menos intentar distanciar este tipo de establecimientos para que, por si acaso pasara algo no afecte al entorno, especialmente viviendas.

Alguno le gustaria vivir teniendo en el bajo de su casa una gasolinera? como quien tiene un Seven-Eleven 🙂 pero con chispa (que malo soy haciendo chistes, jaja).

Por cierto, ¿de qué ciudad se trata? bien facilito.

Pequeño dragón

Para muchos el título de esta entrada les resultará más que familiar, aunque puede que otros no le suene tanto. Aprovechando que hace poco escribía sobre la peli de Ip Man, maestro del personaje que nos ocupa a continuación. El gran Bruce Lee.

Dando una vuelta por Tsim Sha Tsui bordeando la cosa en la bahía de Hong Kong, nos encontramos con la «Avenida de las Estrellas». Un paseo por lo más destacado del panorama del cine y las artes en la que descubrir los personajes más celebres de Hong Kong. No podía faltar la figura de «el pequeño dragón», símbolo de las artes marciales y referencia de la ciudad con sus películas de alcance internacional.

La estatua levantada en su honor, luce desafiante con el fondo característico de esta ciudad de gigantes del asfalto. ¿Qué diría el propio Bruce sobre los rascacielos que cubren la panorámica de la isla? a muchos les gustaría que estuviera aquí para continuar disfrutando de sus espectaculares movimientos y seguir con sus teorías.

Ni que decir el realismo de la estatua. Los que hayamos visto sus películas, tendremos grabadas en la mente escenas de algunas de sus peleas. Fibra en estado puro.

No podía faltar su correspondiente estrella en el paseo, lástima que no haya podido plasmar sus manos e inmortalizarlas.

Y como quien no quiere la cosa, han pasado más de 35 años desde que dejara el mundo de las artes marciales, y con él, miles de seguidores que lo siguen recordando y comparten sus ideales.

Un grande de Hong Kong que siempre será recordado.