Nostalgia

 

¿Qué hacer cuando uno tiene cosas acumuladas y que no usa? lo más lógico es deshacernos de ello o bien si puede seguir siendo de utilidad, regalarlo a alguien que le pueda sacar más partido. En este caso, se trataba de de un calendario del año pasado pero que seguía queriendo conservar por los motivos que detallaré a continuación.

Se trataba de un calendario con fotos del viejo Hong Kong y la verdad, me daba pena tener que tirarlo. Hasta que se me vino a la cabeza una idea: ¿y si lo escaneo? dicho y hecho. Lo «despedacé» quitando el canutillo que servía para pasar las hojas y me quedaron las láminas sueltas. Ya estaba listo para pasarlo por el escaner y almacenarlo en un fichero a mi elección, pdf para tenerlo más organizado en vez de archivos de imágenes sueltas.

Las fotos fueron tomadas por la fotógrafa Hedda Morrison durante una breve estancia de unos meses por la ciudad. Fue entre el año 1946 y 1947 cuando pudo capturar estos instantes de cómo la gente desarrollaba su vida en aquellos tiempos. No ha llovido ni nada y poco queda del Hong Kong de aquel entonces, bueno o malo, siempre habrá diversidad de opiniones. Sólo nos queda disfrutarlas, siempre serán inmortales.

Los mercados siempre rebosantes de gente…
 

el puerto en el distrito de Central..
 

..o los dos lados enfrentados. Tsim Sha Tsui en la parte superior y en la inferior la isla de Hong Kong. Ni rastro de rascacielos y fácilmente reconocibles algunas edificaciones que aún siguen en pie a día de hoy, ¿sabrían decirme algunas?
 

También la calle Pottinger, conocida por sus complicados escalones pero que sirven de escenario ideal para fotos de los turistas o las parejas que están a punto de casarse.
 

Todo este archivo fotográfico se encuentra en la biblioteca de Harvard-Yenching en la Universidad de Harvard, la cual es lugar de referencia en lo que a material del sudeste asiático se refiere. Me pregunto:¿cuántos tesoros guardarán entre sus paredes? y éste, tan sólo un pedacito de ellos.

 

Vale x 3

 

Echando cuentas estos días atrás, sabía que a finales de este mes de agosto había un aniversario que celebrar hasta que finalmente hoy he revisado cuál había sido el primer post que daba comienzo al blog.

Justamente ayer día 25, se hacían 3 años y rozando casi las 600 entradas, con las que me puedo dar bastante satisfecho. Y haciendo reflexión: hay meses más productivos que otros pero lo importante es tener constancia y no abandonarse, y el resto va saliendo solo. Dar el primer paso, pensar una temática y plasmar nuestras ideas a golpe de tecla. Anímense aquellos/as que aún duden en abrirse un blog, no se arrepentirán.

Muchas cosas han pasado en todos estos meses, las cuales he intentado transmitir desde este espacio y con mi toque personal. Agradecer ante todo sus comentarios, sugerencias y críticas, que ayudan a mejorar y que pueda seguir enganchando. Hasta ahora no he perdido la ilusión de seguir escribiendo y que perdure para poder seguir contándoles el día a día, escapadas viajeras, aficiones, cultura, vivencias… y hacerlo de la forma más amena posible.

Esto continúa para largo, es la intención 🙂 Seguimos pa´lante en Chicharrero por Hong Kong
 

 

Al bambú

 

Si hay algo con lo que uno disfruta cuando viaja, a parte de conocer lugares, gentes o cultura, es la comida. No habrá viaje en el que no hayamos probado algo nuevo, y esta vez tampoco iba a ser menos. Hasta ahora, el único plato novedoso había sido el pescado a la cerveza que pudimos probar en nuestra primera cena en Guilin. Estaba muy bueno de sabor, pero el pescado en cuestión tenía bastante espinitas pero habiendo paciencia.

El día que aprovechamos para subir a Longsheng, mientras ibamos en la guagua nuestro guía fue haciendo una pequeña introducción de lo que nos encontraríamos en la zona y sin olvidarse del apartado gastronómico. El plato que tendríamos ocasión de probar y típico de la zona: arroz al bambú. El «misterio» se desvelaría un poco más tarde.

Luego, en lo que íbamos ascendiendo entre las casas de Ping An, empezamos a observar cómo cocinaban este plato tan particular. Al método tradicional con su fogoncito y estar atento para girar el bambú de vez en cuando y que no se nos pase el arroz 🙂 Si se fijan hay dos tamaños de bambú, y es que eso dependerá de si queremos una ración individual o una algo más grande para compartir.
 

Todo es cuestión de organizarse como esta señora: una cesta para los bambús que aún no han sido cocinados y su cubo con agua para enfriar los bambús después de que estén listos para poder comer.
 

Y aquí tenemos el resultado de nuestros bambús una vez abiertos y esperando los primeros bocados. Aprovechamos para pedir tanto de arroz como de pollo, y ciertamente el sabor que le da el bambú es interesante y una presentación del plato muy curiosa, desde luego. Además del plato estrella, tampoco faltaron unas verduritas salteadas o un poco de carnita con setas y más verduritas.
 

 

Todo tenía una pinta fantástica y sólo quedaba hincarle el diente a la comida, que se nos enfría. ¡¡Al ataque chicos!! palillos preparados y yaaa… pero déjenme algo mientras dejo la cámara aparcada por un rato 🙂
 

Desde luego que algo de cervecita no faltó pero que conste que éstas no son nuestras, que sino no sé cómo ibamos a subir hasta lo alto de los arrozales o volver a la guagua que nos llevaría de vuelta a la ciudad.
 

Después de disfrutar tan suculenta comida y a un precio realmente bueno, no había muchas ganas de ponerse a patear pero cuanto antes mejor que sino nos entra la modorrita y se desperdicia el tiempo que tenemos para visitar las terrazas de arroz ¿Quién se anima a limpiar bambús? Me pregunto que harán luego con ellos, porque según nos contaron, sólo se usan una vez para cocinar y luego… Seguro que le sacan buen provecho y algo útil se saca de ellos, así que despacito y buena letra y a darle al bambú.
 

 

Enrevistado

 

¿Se acuerdan cuando les comentaba la invitación que habíamos tenido mi compañero Enrique y yo a un restaurante de comida española? de eso hace ya un par de meses, pero no ha sido hasta ahora que finalmente ha salido publicado el artículo en la revista en cuestión: Grocer & Caterer en su edición del mes de agosto.

Les había prometido algunas fotos de la comida y he podido rescatar del artículo: un poco de pulpito a la gallega y una tabla de embutidos. Como no, un pinchito de tortilla española no puede faltar y acompañado de vinito, tinto o blanco a su gusto.
 

En esta ocasión, el vino tinto fue el elegido y el más adecuado para combinar con los platos que ibamos a degustar a continuación. Y si me preguntan: ¿de dónde era? ufff… mi paladar no es tan exquisito, pero tenía buen aroma, no muy fuerte de sabor y entraba muy bien con la comida, qué más se puede pedir.

Aquí momento in fraganti, copa en la mano, echando un buchito de vinito. ¿Estaba bueno, no? 🙂
 

Y entre bocado y bocado, trago y trago, no podía faltar una buena sobremesa. En compañía de David Izquierdo que es el chef del restaurante Uno Mas, lugar donde se celebraba la degustación. No recuerdo de lo que estábamos hablando en ese momento, pero tenía que ser bastante divertido desde luego 😀
 

Una experiencia y una comida genial que tuvimos el placer de probar y compartir nuestras sensaciones con la gente de la revista que nos había invitado. ¿Se repetirán más ocasiones como ésta? Ya saben que siempre estaremos dispuestos a aportar nuestro paladar y opiniones.