Chispas

 

Paseábamos por la playa en la que sería nuestra última noche en la isla. El ritmo de la isla cambia y el ambiente se empieza a animar desde temprano. Muchos de los bares ofrecen happy hour, tanto de cerveza como algunos cocktails. Las luces empiezan a iluminar los locales y el sonido de la música a sonar, la cuestión es atraer a gente.
 

La luz de antorchas y velas crean un ambiente casi diríamos que mágico. El sonido del agua y algunas voces cercanas. Parece que la gente se va animando, algunos calentando la noche con alguna cervecita antes de la cena y preparando el cuerpo para algo de fiesta.
 

Uno de los sitios que visitamos fue este bar a pie de playa donde la gente se apiñaba para ver la atracción principal: chicos jugando con fuego y con tremenda habilidad. Giros rápido y a veces imposibles, pero en todo momento bajo control, mientras se mueven entre la gente para que el ambiente se vaya caleando un poco más.
 

Les dejo con algunas fotos de los chicos en acción. Todos unos artistas del juego malabar con el fuego.
 

 

 

 

Fíjense si pueden llegar a estar cerca que hicieron bailar sobre la cabeza de Alberto estas bolas de fuego. Más vale no moverse, eso sí se pasa algo de calor durante esos instantes pero no tiene peligro alguno, sino miren que sonriente está en la foto 🙂
 

Seguro que la noche daría para mucho y nosotros debíamos marcharnos a descansar que teníamos por delante la última jornada de buceo, tocaba madrugar. Quien sabe si en la próxima ocasión podamos pasar más días en la isla y disfrutar de más buceo pero también conocer un poco más de su vida nocturna.

Eso me recuerda que nuestro amigo Ignacio Izquierdo pasó por esta isla y captó unas fotos tremendas como el sólo sabe. ¡Disfruten del fuego!

 

Volviendo al pasado

 

Paseando ese día lluvioso por Tung Chung, me acordé de un sitio que llevaba tiempo queriendo visitar. Digamos que está un poco escondido y hay que ir atento a las señalizaciones. A esas horas de la mañana y en domingo, poca gente por la calle aunque algunos paraguas en mano iban en dirección a coger la guagua hacia el centro, puede que preparándose para la hora del desayuno con familiares o amigos.

Después de llevar un rato caminando por los alrededores, parando de vez en cuando para sacar alguna foto, me encuentro con una indicación y al girar a la izquierda con este arco de piedra que me llevaría al lugar en cuestión. Sigamos el camino a ver hasta donde nos conduce…
 

Ummm, parece que se pone interesante la cosa ¿Adivinan qué tipo de construcción estoy a punto de visitar? aunque para los más rápidos viendo las fotos de más abajo, seguro que se lo imaginan. Estos muros nada más verlos, transmiten historia por sí solos.
 

Una vez dentro del fuerte de Tung Chung, comienza la exploración del terreno. Algunos operarios, guarda de seguridad y jardinero, con sus labores de buena mañana y todo muy tranquilo. Un patio central que está ocupado por construcciones bajas, una con un pequeño museo y la otra que alberga una escuela.
 

 

Según las inscripciones en piedra que nos encontramos en el arco principal de la entrada a la fortificación, data del año 1832, en la época de la dinastía Qing. Servía como cuartel general de la guarda marítima y también conocido como «Tung Chung suocheng». Algunos cañones situados en la parte alta de la muralla, punto estratégico en la zona norte de Lantau para vigilar el paso de los barcos que iban en dirección a Guangzhou.
 

La muralla asciende unos cuantos metros, pudiendo divisar desde el punto más alto la parte trasera de unos bloques de edificios y parte de la edificación rodeada de vegetación. Me pregunto cómo sería el entorno 150 años atrás, nada que ver con el actual. A medida que voy subiendo, en cada pisada sobre la roca (con cuidado que puede resbalar) y el silencio como principal protagonista.
 

¡Qué tranquilidad! sólo escucho el sonido de las gotas de lluvia rebotando con las hojas de los árboles. Aquí en el punto más alto. Rodeado de verde, cierro los ojos unos instantes y me imagino que no hay bloques de edificios, menos vegetación, soldados en sus puestos y siempre vigilantes. Quien tuviera una máquina del tiempo, no?
 

Al poco comienzo el descenso de vuelta hasta la entrada. Parece que la lluvia va cesando y hasta el sol parece asomar un poco más. El día apenas está despertando.
 

Los cañones testigos de tiempos pasados y siempre mirando al frente.
 

Parte de la historia de la zona que desconocía que hizo más interesante si cabe una mañana algo lluviosa. Monumento declarado desde el año 1979 y que sirve como escuela de primaria en la actualidad. Me pregunto si sabrán los niños la historia del lugar que les rodea…

 

Tiempo de buceo

 

¿A qué habíamos ido a Koh Tao? sólo una cosa en nuestra mente: bucear. Esto no iban a ser unas vacaciones, sino que, iban a ser unos días intensos de clase tanto de teoría como de prácticas. Si llegamos a la isla un lunes por la mañana, ese mismo día por la tarde ya empezamos con las primeras lecciones de la mano de Eva que se encargó de explicar los conceptos básicos en esta práctica deportiva.

Fueron unas 3 horitas de clase más luego debíamos hacer unos deberes viéndonos unos vídeos explicativos y hacer un pequeño test. No sé si los vídeos eran un poco densos o ya estábamos cansados pero alguna que otra vez me quedé KO. Y al día siguiente menos mal que no había que madrugar demasiado, y pasaríamos a la siguiente parte del curso. Una vez los fundamentos teóricos dados, tocaba ponerlos en práctica y daríamos paso a la piscina donde manejarnos mejor con el equipo antes de salir a aguas abiertas.
 

Uno de los elementos principales del equipo: el regulador, que nos suministra el aire mientras estamos bajo el agua. También pudiendo usar una toma auxiliar para ayudar al compañero en caso necesario. El buceo puede que parezca peligroso, pero la seguridad es la regla número 1 y si se cumple, sólo queda disfrutar bajo el agua.
 

Todo iba saliendo según lo previsto, avanzando con las siguientes lecciones y las prácticas en la piscina superadas sin dificultad. Llegado el tercer día, era momento de salir a la mar y seguir practicando lo ya aprendido.

Bien tempranito quedamos con nuestros profesores Eva y Gerardo. El día antes después de terminar las prácticas en piscina, habíamos dejado el equipo preparado en su bolsa correspondiente y luego una vez en el barco era hora de montarlo. Dejar las mochilas en la mesa central y ponernos manos a la obra.
 

Alberto y yo posando antes de empezar con los preparativos para descender a las profundidades. ¡Que ganas de meternos en el agua y disfrutar con el fondo marino!
 

Bajo la mirada atenta de Eva comprobamos que todo está en orden. Botella de oxígeno bien amarrada, todas las conexiones bien hechas y que funcionan bien los reguladores junto con el inflado del chaleco. Siguiente paso es enfundarse el neopreno y el cinturón de plomos con cuidado de agarrarlo del extremo adecuado, no vaya a ser que nos llevemos un disgusto dejando caer un plomo.
 

Ya sólo queda echarnos el equipo a la espalda y hacer las últimas comprobaciones con nuestro compañero. Chaleco, plomos en su sitio, nivel de aire, comprobar la fase y los reguladores ¿Todo OK? OK ¿Nos vamos al agua?
 

Durante ese primer día en aguas abiertas, haríamos dos inmersiones con una profundidad máxima de unos 12 metros. Bajo el agua, una media de 30 minutos y pudiendo alargar más si se sabe dosificar bien el aire, eso poco a poco con la experiencia a medida que uno se va encontrando más cómodo. Menos aleteo y dejarse llevar mientras uno disfruta de la vida marina. Y es que el tiempo se pasa volando, es una sensación increíble levantar la cabeza y ver toda la masa de agua sobre nosotros, viendo pececitos de vivos colores y zonas de coral.

Ese mismo día a la tarde tendríamos nuestro examen final teórico que superamos sin problema. El final estaba cerca y al día siguiente, jueves, llevaríamos a cabo dos inmersiones más y con la última de ellas dábamos por finalizado el curso y con nuestro título en el bolsillo. Tan sólo quedaba algún trámite administrativo y obtener nuestro carnet temporal de PADI Open Water, yeah!! como dijo en su día Ignacio Izquierdo: «ya somos pececitos certificados»

Hasta la fecha no hemos tenido ocasión de volver a bucear, pero tiempo al tiempo. He de buscar para algún fin de semana que otro, algún rincón de Hong Kong donde poder hacer alguna inmersión. Al igual que en próximos viajes que llevemos a cabo, aprovechar y descubrir más sitios donde poder bucear. Quien sabe, igual más adelante me animo con el Advanced. Poco a poco y disfrutar del buceo.

P.D: Gracias Alberto por algunas de las fotos para ilustrar esta entrada.

 

Un extra

 

Hoy en día, ¿quién no tiene un smartphone? seguro que muchos de los que leen el blog incluso estarán leyendo esta entrada desde su móvil. Uno ya no tiene que estar pegado a un ordenador y puede tener acceso a gran cantidad de información desde cualquier sitio y en cualquier momento. Esto conlleva un problema: la duración de las baterías a veces es limitada. De todas formas, esto depende del uso que le demos de forma diaria.

Poniendo mi caso particular, digamos que soy un usuario que le da bastante caña al móvil aunque durante las horas de oficina éste tiene su descanso. En cambio, cuando estoy yendo de un sitio a otro las aplicaciones que más suelo usar son: Gmail, Twitter, Facebook, Picplz, Maps, Internet, Noticias y algún juego de vez en cuando. A pesar de llevar acabo algunas técnicas para exprimir el consumo de batería, ya se sabe que con el tiempo estas van perdiendo su capacidad original. Casualmente encontraba unas semanas atrás la web de una marca de baterías: Mugen Power y aún más curioso, se trata de una empresa de Hong Kong. Después de estar mirando un poco sus productos y los comentarios, me decidí a encargar una batería de mayor capacidad para mi Desire Z.
 

La batería original del teléfono es de 1300 mAh, en cambio esta como se ve en la foto es de 1800 mAh. ¿Será verdad que podré extender algo más la vida de mi teléfono? Así que, vamos a ello. Antes que nada toca echar un vistazo a las instrucciones adjuntas para hacer un mejor aprovechamiento de la nueva batería.
 

Una vez que ya han pasado varios días de haber cargado el teléfono durante 8-12 horas las primeras cuatro o cinco veces, parece que se nota esa mejoría en la vida de la batería. El descenso del nivel de carga ya no es tan rápido como antes y tengo para 2 días de uso aproximadamente, mientras que con la batería estándar no me llegaba al día. Seguro que si pusiera el teléfono en modo 2G y mientras uno viaja que apenas toca el teléfono para evitar roaming, seguro que la batería dura más de cinco días, habrá que probarlo en un próximo viaje. Experiencia satisfactoria hasta el momento. Sólo añadir, que al principio estaba un poco extrañado porque noté que el teléfono se calentaba en exceso y pensaba que podía ser que la nueva batería fuese defectuosa, cosa que al final no fue así. Investigando un poco, di con una de las aplicaciones que había instalado recientemente (Talkbox) la cual era la que más estaba consumiendo batería y tiempo de cpu en el móvil. Una vez desinstalada, todo como la seda.

¿Han pensado alguna vez en comprar una batería adicional para el móvil? ¿Fiarse de otras marcas o ser fieles a los accesorios originales? Ahí queda la pregunta.

Para más información pueden visitar su web. Ya me dirán si se animan a probar estas baterías y conseguir un extra en sus móviles. Vale la pena probarlas.
 

Mugen Power