366

 

Despedimos mes de febrero que ha sido un día más largo de lo que nos tiene acostumbrados cada año. Cada cuatro años toca añadir un día más al calendario haciendo que nuestro año sea de 366 días. Aprovechar para desear feliz cumpleaños a los nacidos en este día señalado como hoy. Con el mes de marzo tocando a nuestras puertas y parece que el frío aún no remite, aunque la temperatura promete que empiece a ascender de nuevo para el fin de semana. Y hoy mismamente en Japón, con una buena nevada y todo.

Muchos tenemos ganas de que llegue la primavera. Esperemos que en un par de semanitas los cielos grises vayan alejándose y tengamos días de más sol con buena temperatura, pero seguro que algún chaparrón de vez en cuando.

Les dejo unas fotos en las que estuve probando el efecto bokeh de mi 50 mm, aunque aún me queda por seguir aprovechándolo, pero se pueden conseguir cosas muy interesantes. Sino ya les consultaré a Quicoto, David o Dani

 

 

 

De paso les dejo a modo de acertijo adivinar qué edificio se puede apreciar en una de las fotos. A ver quién es el primero 🙂

 

Cacharritos

 

Las calles de la ciudad nunca dejan de sorprender a uno y ese es el encanto de callejear en sitios como en Central, lugar donde encontrar pequeños puestitos o bien en la zona de Kowloon. La posibilidad de dar con cosas muy curiosas y de otras épocas que nos hacen retroceder atrás en el tiempo con tan sólo verlas. Ésta es tan sólo una muestra de lo que avisté fugazmente el otro día. No me digan que no llama la atención, sino fíjense en la siguiente foto en la que podemos encontrar objetos tales como:

  • Calculadora.
  • Walkman.
  • Taza para té.
  • Cajita metálica.
  • Cesta de bambú (para dim sum).
  • Cilindros con llave… entre otros

De lo más variada esta exposición de objetos que seguro han sido rescatados de aquí y de allá. Seguro que si pudiesen hablar, cada uno de ellos podría contar una historia distinta y de lo más interesante. ¿Qué dueños habrán tenido? ¿qué vueltas habrán dado por la ciudad? algunas de las que se me pueden ocurrir. A veces no nos paramos en los detalles de esos elementos cotidianos que aún se les puede sacar uso y una buena señora o señor lo ponen de cara al público esperando que un nuevo comprador se lo lleve a casa.

Yo de elegir entre todos ellos, creo que me hubiera quedado con una de las calculadoras, uno de los objetos más prácticos de todos. Y del precio pocas pistas, pero yo creo que con la voluntad bastaría. Más adelante más cositas sobre cacharritos varios, pero esta vez en la zona de Kowloon. Mucho más por descubrir.

 

De compritas

 

Es raro no haber pasado por este sitio si estamos dentro de la zona de Mongkok. Tarde o temprano uno termina pasando por allí y mezclándose con la gente. Ciertamente, en el tiempo que llevo aquó creo que no me había detenido demasiado en los puestitos, cantidad de ellos. Este mercadillo que se extiende a lo largo de la calle Tung Choi y comprendido entre Dundas y Argyle. Popular centro turístico y compras por el que pasan muchos turistas cada día, bien a curiosear o a comprar algunos souvenirs para llevar de vuelta a casa.
 


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Los artículos que nos podemos encontrar en el Ladies Market van desde las prendas de ropa, bolsos, relojes… y muchos otros cachivaches más. Veremos unos cuantos a continuación.
 

 

A un lazo muñequitos con formas de Hello Kitty, Toy Story etc… que en su interior guardan una memoria USB que va desde los 4 hasta los 16 gigas. Relojes tipo Rolex u otros algo más juveniles de plástico en vivos colores. Una gran variedad donde elegir.
 

Y sin olvidarnos de otros artículos más tradicionales como pulseras chinas, colgantes y gatitos de la suerte 🙂
 

O porque no, algunas pinturas para luego enmarcar y decorar algún rincón de nuestra casa.
 

Y seguro que entre los productos más populares, las carcasas para los móviles tipo iPhone, Galaxy S II o uno de los modelos más recientes como el Note, que no veas menudo tirón está teniendo desde que salió.
 

Ese día que lo visitamos mi amigo Gonzalo y yo, hacía un clima especialmente bueno. Levantar la vista al cielo y verlo despejadito, rodeados de edifucios algo viejunos. Yendo de un puesto a otro, y regateando con el precio. Puede que esto no sea China continental pero batallar por el precio está a la orden del día.
 

Dimos con un puesto que vendía máscaras chinas, Gonzalo tenía especial interés en llevar algunas de regalo en su vuelta a casa por Navidad, y vaya que si consiguió un buen precio. Creo que tendremos que volver juntos la próxima vez.
 

 

Feliz compra y finde!

 

Las Teresitas

 

Un lugar al que le tengo mucho cariño, aunque a veces puede ser un poco «odiado», es un rinconcito que queda a pocos kilómetros de Santa Cruz de Tenerife, la capital y mi lugar donde he crecido la mayor parte del tiempo. Da gusto poder tener una playa tan cerquita de casa, exactamente a unos 7 kilómetros más o menos o lo que se traduce a unos 10 minutos de coche o unos 20-30 minutos de guagua. Ubicada en el barrio pesquero de San Andrés, es la playa de las Teresitas. Playa artificial de arena blanca, sitio popular para los santacruceros y también por donde es habitual el paso de turistas.

Recuerdo esos veranos de pequeñito, disfrutando del agua y jugando a hacer castillos de arena, en compañía de mis padres o mis tíos. Luego con el tiempo y uno se hace mayor, ya tiene la posibilidad de ir solo o acompañado de los amigos. A veces preferible ir uno solo, tener tiempo para ti mismo y simplemente no pensar en nada mientras uno se tumba en la arena dejando que los rayos del sol nos den color.

Y en estas pasadas vacaciones de Navidad, hubo uno de esos días que mi madre y yo nos dimos un paseíto hasta la playa, y bueno siendo diciembre, uno no se puede quejar. Cuando llegamos había algunos nubarrones y corría algo de brisita. Vamos por el caminito de madera hasta poner nuestros pies en la arena y empezar a pasear un poco por la orilla.
 

Estábamos como a la mitad de la playa, vista a la derecha y nos encontramos con algunas personas haciendo su paseo matutino. Seguro que muchos de ellos no faltan su cita ningún día del año, a no ser que las condiciones metereológicas estén muy feas que les impidan su paseíto.
 

Nosotros tiramos hacia la izquierda hacia el final cerca de donde comienza el rompeolas. La razón de venir hasta la playa, a parte de disfrutar del sonido del mar y desconectar, es que también la arena es buena para las articulaciones. En concreto, mi madre tuvo un pequeño percance en un tobillo y el fisioterapeuta le recomendó que caminase un poquito por la orillita de la playa que le vendría bien.
 

Poco a poco parecía que el sol salía tímidamente de entre las nubes…
 

Íbamos dejando atrás nuestro punto inicial y acercándonos al final, hasta que luego sería momento de volver sobre nuestros pasos. Creo que en total sería como media horita o cuarenta minutos de paseo. Lo que es bañarse no se me apeteció mucho en ese momento y a parte que no había ido preparado para la ocasión
 

Y efectivamente, las nubes se iban alejando en dirección a la ciudad dando paso a un cielo más claro que luciría bien azul. Lo bueno de ese día es que el viento se comportó y es por que decía, que puede ser un sitio «odiado» porque del viento que se mete no es posible aguantar tumbado sobre la arena y así no se puede. Con poca actividad para el hombre de las hamacas, con tan sólo algunas algo dispersas. Una mañana tranquilita de trabajo sin duda.
 

 

Momento para pasar por la ducha para sacudirnos la arena y poner rumbo al coche. Ahora es cuando el cielo luce bien azulito y se nota algo más de calorcito. Y es que por lo general estas navidades fueron un poco más fresquitas a lo que recuerdo del año anterior. Espero que por lo menos en las próximas se mantenga y esta vez si que me doy un baño de los buenos 🙂