Tigre asiático: Singapur

 

Mucho tiempo ha pasado entre las dos fotos que muestra a continuación, además que muestran dos caras bien distintas de una ciudad considerada unos de los tigres del sudeste asiático como es Singapur.

Por un lado, el ambiente que se respira en el barrio de Chinatown donde podemos disfrutar recorriendo las callecitas en busca de buena comida, algunos souvenirs o también hay cabida para templos. Tanto de día como de noche, siempre hay algo que nos llamará la atención. En esta foto que data de febrero de 2008, fue el momento que daba mis primeros pasos por la ciudad.
 

Y desde aquel entonces, casi sin quererlo, la ciudad ha pasado ha tener un lugar importante en lo que a visitas se refiere. No en vano, se puede decir que no he faltado a la cita anual de ir a Singapur durante el tiempo que llevo en Hong Kong, aunque he revisado que en el año 2010 no se dio ninguna visita, creo que no cuadró en el calendario. Siendo mi último recuerdo hasta la fecha (marzo 2011) cuando visitamos el espectacular complejo de Marina Bay Sands, que unos años atrás apenas había empezado a construirse y hoy luce con todo su esplendor. Además estuve en compañía de mi buen amigo Alberto que también le tiene un cariño especial a esta ciudad.
 

Gracias a él y también no olvidarme de Mike, conocí a otro amigo en común: Dani; los tres formamos el equipo que surcaba las aguas de Raja Ampat hace unos pocos meses atrás. Es una ciudad que ha cautivados a más viajeros como a Hombre Lobo o Un Mundo para Tres, sólo hace falta leer sus blogs y darse cuenta de ello.

¿Qué nos deparará una nueva visita? y aunque no me considere un experto en la materia, pero el simple hecho de poder revisitarla, disfrutar de su comida y encontrarse con amigos; sólo por eso ya merece la pena. Una escapadita que durará de viernes a lunes. Nos lo tomaremos con calma ya que en esta ocasión nos acompañan los padres de mi novia y su sobrinita, que tendrán ocasión de visitar el país por primera vez. Seguro deseosos de lo que acontezca en estos días. Ya me encargaré por mi parte de sacar algunas fotos y que queden como recuerdo del viaje.

¡Buen finde a todos!

 

Zona Admiralty

 

De esto que andaba hojeando los posts del blog y me doy cuenta que hoy se alcanza la respetable cifra de 900 entradas, ahí es nada, aunque esto tampoco quiere decir nada porque la cosa continúa. Qué mejor forma de celebrar esta entrada para darles a conocer los alrededores de la zona por donde me suelo mover a diario.

Bien sea porque tenga que ir a Central a hacer algunas diligencias o sino a la hora de comer en busca de un sitio para almorzar.Y aunque suene a tópico, uno no puede evitar sentirse chiquito antes los gigantes que le rodean, con ese resplandor del cristal y el acero observando el paso de las nubes. Edificios emblemáticos como la torre del Banco de China y su clásica forma de cuchillo, no muy del todo feng shui; y casi codo con codo, el Cheung Kong Centre donde tiene el cuartel general una de las mayores fortunas de la ciudad y también de la lista de millonarios a nivel mundial, el señor Li Ka Shing.
 

 

Los edificios anteriores digamos que casi marcan una especie de frontera virtual con el distrito adyacente de Central y donde el edificio Legco anda en el ecuador de ambas zonas. Continuamos con edificios históricos como es la antigüa sede del Banco de China y el moderno edificio robot del HSBC.
 

Y con muy buenas vistas en primera línea, la torrea AIA y su nueva compañera
 

Es habitual ver puentes que cruzan por encima nuestro e interconectar unos edificios con otros, es una de las ventajas para los peatones y además de poder disfrutar unas vistas desde una perspectiva distinta al nivel de calle.
 

Por momentos el tráfico fluye al ladito nuestro..
 

Bajo la mirada atenta del hermano mayor de todos los rascacielos a este lado de la isla, el Two IFC, transcurre el tráfico de vehículos, peatones e incluso los aviones que se ven en la lejanía.
 

Con el edificio Lippo a la izquierda y bajos sus pies se prolonga la calle Queensway que conecta con el distrito vecino de Wan Chai. Y sin olvidarnos del Pacific Place justo en frente y con los hoteles Conrad e Island Shangri-La, que representan la zona más cara y eso se refleja en que los alquileres de la zona se disparen un poco por encima de la media.
 

La zona de Admiralty es concentrada pero tiene personalidad propia, una mezcla de edificios modernos que a la vez son viejos, construcciones nuevas, centros comerciales con tiendas de renombre, restaurantes de comida rápida o de más alto nivel. Todo tiene cabida en esta extensión del distrito financiero.

 

Fresquito

 

Los calores del verano continúan y las bebidas fresquitas abundan. Una de mis preferidas, el café y que podemos encontrar tanto en botellita o también en lata. La cantidad de marcas es bastante abundante entre las que destacan Nescafé o la misma Starbucks, aunque también hay otras marcas menos conocidas con tan sólo dos o tres productos, pero precisamente son esas las que llaman más la atención por verse menos.

Andaba caminando el otro día por Tsim Sha Tsui antes de ir a sacar unas fotos y sin saber qué comer. Opté por entrar en un 7-11 y después de un rato de mirar las neveras, pillé esta botellita de café mocha-latte y de una marca coreana. Y la verdad que bastante bueno, aunque yo le hubiera quitado un poquito de dulzor para mi gusto, pero muy agradable. Tanto es así que el otro día después de almorzar y antes de subir de vuelta a la oficina hice una paradita para comprar una botellita.
 
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Una adicción que sólo me ha durados dos días, pero quien sabe si la próxima vez que vaya a por un café fresquito, mis ojos se vayan buscando esta nueva marca. Aunque para cafés, como comentaba por Felipe por twitter, las cafeterías que hay en Corea son de lo mejorcito. Y es que tenemos muy buenos recuerdos de cuando estuvimos hace un par de añitos y con el frío que hacía por aquella época navideña, lo bien que sentaba entrar a tomar algo calentito. Locales de ambiente muy acogedor y abiertos hasta bien entrada la noche.

 

Bienvenidos a Wong Tai Sin

 

Uno de esos sitios a los que llevaba tiempo queriendo ir pero por una circunstancia u otra, siempre se daba que lo iba posponiendo un fin de semana tras otro. Incluso, gente que venía de visita como Pau o Alberto tuvieron ocasión de ir antes que yo y consiguiendo una cosa: tener aún muchas más ganas de ir. El momento quería resistirse pero tarde o temprano llegaría.

Bien es cierto que uno lleve residiendo en una ciudad un tiempo, para que haya esos sitios que aunque son puntos turísticos importantes, sabiendo que lo tienes cerca uno se dice: «ya si eso un día…» pero hay que ponerse y buscar ese día propicio. Seguro que les habrá pasado a ustedes con algún rinconcito de lo más turístico que no conozcan todo lo bien que debieran, ¿a qué si? Y cuando uno se quita la espinita clavada, es toda una satisfacción. Además, conté con un compañero de excepción 🙂 Empezamos el recorrido…
 

Tras pasar el pórtico anterior empieza un pequeño tramo de escaleras que nos lleva a las dependencias principales del templo. Estamos en Wong Tai Sin, un sitio de obligada visita tanto para los locales como para los turistas. Hace un día perfecto de solecito y con bastante gente de un lado para otro. El lugar está lleno de muchos detalles y merece la pena pasar un buen rato recorriéndolo. Además que está en muy estado de conservación después de las últimas renovaciones llevadas a cabo.

Lo que les comentaba de la gente, turistas de China continental en este caso, que quieren posar al lado de la estatua que simboliza su signo del horóscopo chino. Eso me lleva a la clásica pregunta: «¿qué animal tienen el horóscopo chino?» En uno de los posts populares la gente se animó a compartirlo, pero siempre gusta saber la opinión de más lectores, anímense.
 

La gente que se movía en grupos y ellas sin dejar ni un segundo sus paraguas. Mientras tanto uno sudando la gota gorda para conseguir unas fotos medianamente decentes, entre que si pasaba gente y luego que no había para cobijarse a la sombrita, pero casi que lo prefiero antes que estuviese lloviendo, desde luego. De vez en cuando una paradita y echar un traguito de agua. No nos duraría mucho el agua y tendríamos que reponer más adelante, por suerte había una tienda 24horas no muy lejos del templo.
 

Poco a poco nos íbamos adentrando en la zona más interesante del templo, tan sólo subir unos escaloncitos más. Muy bonita puerta de entrada, decorada con dragoncitos en la parte superior y llena de inscripciones en caracteres. Colores predominantes: rojo, azul, verde y partes de dorado. El templo lucía con mucho esplendor bajo los rayos intensos del sol, pero a veces protegido por la sombra alargada de los edificios cercanos que nos recordaban su presencia.
 

Y es en este patio donde se desarrolla la mayor parte de la actividad del templo. La gente en el interior coge un banquito y se pone de rodillas de cara al templo y a la vez que agitan un cacharrito que está lleno de palitos, de modo que tan sólo un palito puede caer al suelo. A continuación, el vidente que les acompaña se encargará de interpretar las inscripciones y contarles sobre su porvenir.
 

Aquí lo puede ver un poquito más de cerca. La gente concentrada en sus cubiletes. ¿Qué les deparará el futuro?
 

¡Anda, mira a quien tenemos por aquí! lo reconocen verdad? sí, es el mismísimo Flapy, el compañero de andanzas de ese día y con el que disfruté muchísimo de la visita. Una forma insuperable después de la cenita que habíamos tenido el día anterior por su cumple y en compañía también de Guille y Nerea, lo pasamos de fábula!
 

Un ambiente cargado, y nunca mejor dicho, no sólo de tradición, rituales o símnolos sino también del humo que desprenden las cientos de varillas de incienso que porta la gente a la hora de hacer sus rezos.
 

Pero el templo está muy bien organizado y tienen personas que se encargan de controlar la quema del incienso y que el lugar indicado para colocarlas no se sature con demasiadas. Ahí es cuando entra nuestro señor de polo naranja en acción. En una esquinita, él espera paciente a que los fieles hagan sus oraciones mientras que agitan el incienso y luego lo clavan en unas terrinas mientras se van consumiendo durante un rato. Mientras tanto puede resguardarse y tomarse un descansito.
 

Hasta que llega el momento de ponerse en acción para limpiar un poco las terrinas. Bien ataviado con un par de guantes va recolectando un buen puñado de ellas y se encarga de dejar espacio para que más gente pueda colocar sus varillas más fácilmente. Creo que es la primera vez que veo tanta eficiencia en un sitio de oración, que me parece muy correcto y así no desbordarse en la quema de incienso ocupando espacio en exceso, además de, intentar generar no tanto humo y de forma más controlada.
 

Pero el templo aún no acaba aquí, nos esconde muchas más sorpresas. Sólo hay que tener paciencia e ir contemplando cada esquinita, los detalles nos sorprenden por momentos. Podemos comprobar cómo la tecnología no está reñida con las estructuras clásicas y se integran de forma más o menos discreta con el resto de elementos del templo. Hasta uno diría que la cámara de seguridad tiene un parecido similar al farolito de su derecha, camuflaje que lo llaman algunos 🙂
 

Pequeños pabellones ocultos y ambiente silencioso. La vida en el templo transcurre día a día ante la visita de la gente mientras que los sacerdotes rinden su tributo diario, reverencia que dura unos instantes y vuelta a la actividad. Yendo de un lado a otro, apenas uno nota su presencia, son sigilosos. Por lo que pude observar, los hay que están vestidos de blanco y otros con ropajes algo más oscuros; los encargados de velar el templo.
 

 

Pequeños dragones que adornan los pasamanos; son un símbolo muy recurrente y presente en la cultura china. De muchos tamaños y materiales, en este caso de piedra, aunque tampoco los podemos encontrar esculpidos en madera y pintados con llamativos colores. Nunca pasan desapercibidos, es un signo con fuerza y en concreto este año 2012, es Año del Dragón
 

Un nuevo recoveco del templo, ¿a dónde nos llevará esta puerta? creo que promete, pero vamos a esperar a Flapy.
 

No dejen de pasarse para continuar con el resto de la visita, aún quedan más sorpresas. Y es que en Hong Kong nunca se sabe.