Madrid en Navidad

 

A pesar de haber visitado la ciudad unas cuantas veces, creo que hasta ahora nunca había tenido la ocasión de visitarla en vísperas de estas fiestas navideñas. Obviamente, el ambiente es totalmente distinto al que uno puede encontrarse en verano. Aún recuerdo como si fuera ayer cuando llegaba hace 3 años para pasar un mes y medio en lo que sería el curso de formación previo a la beca. Los calores del verano y en el mes de agosto, hacía que la ciudad estuviera un poco más vacía de lo habitual. En cambio, todo lo contrario por estas fechas que nos ocupan, la gente en la calle disfrutando del ambiente y toda la iluminación colocada para estas fiestas.

El mismo día que llegaba de Hong Kong, habiendo dejado las cosas en el hotel junto con mi amigo Miguel Ángel, nos iríamos a pegarnos un almuerzo algo tardío. iniciaríamos un paseíto que nos haría pasar por la Puerta del Sol, donde gran cantidad de gente no quería perderse de más cerca el árbol de Navidad allí instalado.
 

 

Hacía una noche muy agradable. El cielo parcialmente azul que en poco minutos se volvería negro por completo y sólo iluminado por las luces de adornos y edificios.
 

Las calles están muy coloridas con adornos de varios tipos. Negocios que forman parte de la esencia de la ciudad como el conocido «Museo del Jamón», aunque a aquellas horas y después del buen almuerzo que nos habíamos dado, sólo apetecía pasear y contemplar el ambiente. Gente por todos lados, algunos coches haciendo cola y de vez en cuando alguna que otra pita de algún impaciente, el ritmo del tráfico es lento y la gente aprovecha para cruzar de un lado a otro.
 

 

Si queremos un poquito de nieve, siempre podemos recurrir a esta de tipo instantánea y adornar nuestro hogar con un toque blanquito 🙂
 

 

Ya quedan pocos días para la Navidad, el sorteo de Lotería en un par de días. Las fechas se aproximan, la gente va llegando a sus hogares de origen. Es tiempo de compartir y de reunirse. La ciudad brilla más que nunca. Ahora es tiempo de descubrir también las luces de Navidad en Tenerife, esperar a que caiga la noche después de que el sol haya brillado durante todo el día.

 

Como el turrón

 

Seguro que muchos habrán visto que el blog ha estado un poquito parado en estos días. Parece que cuando se acercan los periodos de vacaciones o unas fiestas como son las Navidades, uno anda más ocupado antes del cierre del año para que no se quede nada pendiente. En principio ya me había hecho a la idea que pasaría las Navidades en tierras orientales pero la cosa cambió hace un par de semanas cuando me dijeron la posibilidad de ir a Madrid por un par de días por motivos de trabajo y claro, teniendo tan cerca Tenerife, sólo hubo que cuadrar fechas y vuelos.

Los que me siguen por twitter habrán seguido mi evolución en estos días pasados, mi paso por Madrid durante el cual tuve ocasión de reencontrarme con algunos blogueros como Flapy o el Capitán Urías. Un encuentro breve en el que compartir unas cañas y unas poquitas de papas bravas. Casualidades que el Capitán estuviera de visita por la capital y se nos uniera un ratito.

Después de la breve estancia en Madrid donde aterrizaba este domingo pasado, ayer miércoles por la mañana he llegado a Tenerife y donde estaré hasta el día 28. Los días de vacaciones que tenía aún pendientes había que aprovecharlos y de la mejor forma posible. Parece mentira que mis últimas Navidades completas en la isla, datan del año 2006/2007 y parece que fuese el otro día. De pasar las primeras fiestas navideñas en Hong Kong cuando llegase a finales de 2007, al año siguiente llegar justo para el fin de año que era cuando volvía al haber terminado la beca. Un día de Navidad para estar con la familia y luego con los amigos, y aunque no esté aquí para pasar el fin de año seguro me voy más que contento.

Aunque no haya venido con turrón bajo el brazo, que bien sienta estar de vuelta en casa. Ver que algunas o poquitas cosas hayan cambiado, ver caras familiares por la calle… Intentaré tener el blog actualizado durante estos días, contar algunas cosas del viaje desde Hong Kong que ha sido un tanto especial y lo que vaya aconteciendo en estos días de visita en mi tierra. Y como no, adelantarme para desear a todos unas felices fiestas 🙂
 

 

Regalito

 

Ahora que he tenido tiempo, no podía dejar pasar la ocasión de hacerle un «reportaje» a nuestro siguiente protagonista. Alberto que en la vez anterior tuvo un detallazo, esta vez también se portó trayendo consigo algunos presentes de aquellas tierras: unos mochis buenísimos (mango y té verde) y unos Kit Kat. De los mochis ni dio tiempo a retratarles, ya que, había que comérselos rápido para que no se echaran a perder.

¿Y qué podemos decir de estos Kit Kat? yo que por la pinta que tenía la caja y esos colores verditos, me sugería que podrían ser de té verde, pero la cosa cambió cuando descubrí un lateral… wasabi
 

 

Mi pregunta era la siguiente: ¿picarían? Seguro que más de una vez se les fue la mano con el wasabi cuando comen sushi y luego… la sensación que «inunda» nuestra nariz, eso ni los chicles de eucalipto. Uno se queda con unos sudores y como que uno puede respirar el doble, jaja o no? 🙂
 

Ya sólo nos queda hacer la prueba, paquetito abierto y preparado para dar el primero mordisco… ¿Sensaciones? de momento ni rastro del sabor del wasabi pero sí que una sensación distinta comparado con el Kit Kat original. Chocolate blanco con un ligero color verde pistacho. ¿Igual los «picores» empiezan pasados unos segundos? pero por si acaso vamos a tomárnoslo con calma e ir disfrutando en los días siguientes del resto de Kit Kat´s.

Gracias Alberto por traerlos desde las tierra de los «Kit Kat´s raros». Tendrás que hacer una recopilación de todos los que encuentres por allá, seguro nos sorprendes con sabores más que exóticos. No lo dudo 🙂
 

Buenos días Hong Kong

 

¿Qué implica levantarse de la cama? apagar el despertador, desperezarse, ponerse las babuchas, ir al baño y refrescarnos… aunque no quita para que en el proceso nos sintamos algo perezosos y nos entretengamos un poco más de la cuenta mientras nos duchamos o preparamos el desayuno. Una persona, una forma de ser, una rutina pero con algo en común: los buenos días y sin importar en qué idioma se diga o la ciudad que nos encontremos, es algo que no falta para arrancar nuestro día.

Siendo animales de costumbres, hay veces que uno pasa por alto pequeños detalles que pueden parecer insignificantes. En mi caso particular, en el día a día a la hora de levantarme, el sol ha salido un par de horas antes, pero, ¿y ver el amanecer?… Puestas de sol unas cuantas, pero ver cómo despierta el sol y nos da los buenos días, no. Aún no lo había experimentado en esta ciudad, pero eso tiene fácil solución.

¿Y de quién fue la idea? de Alberto justamente, que como recuerdan en la entrada del lunes venía a quedarse unos días y luego continuar juntos de viaje a China continental. A pesar de conocer bastante bien la ciudad, venía con ganas de seguir descubriendo cosas nuevas y su idea no pudo ser más acertada: vivir el momento del amanecer y qué mejor sitio que: el Pico Victoria.

Dicho y hecho nos hemos levantado esta mañana a eso de las 4 y cuarto de la mañana con el objetivo de llevar a cabo la idea y llegar con suficiente antelación antes de que empezaran a aparecer los primeros rayos de luz en el comienzo de un nuevo día. Esto era que lo que nos encontrábamos nada más llegar:
 

Sólo era el comienzo de lo que estaba por venir en los minutos siguientes. Cámaras listas para captar esos instantes y dar la bienvenida al astro Sol que iba despertando ante nuestros ojos. Un nuevo día en la ciudad comienza con los primeros rayos.
 

Un madrugón más que justificado para vivir una experiencia más que recomendable y que ofrece una imagen distinta de la ciudad, como también comenta Alberto en su entrada. Espero que lo disfruten tanto como lo hemos hecho nosotros.