Vecinos

El clima sigue teniendo sus altibajos respecto a temperaturas y días despejados, pero ayer era uno de esos días en el que daba gusto el estar por la calle disfrutando del clima otoñal. Tenía que acercarme a Wan Chai a hacer unas gestiones y siempre me gusta ir dando un paseo y más en días así.

Desde Admiralty se tardan unos escasos 15 minutos y de camino nos encontramos con un edificio que digamos marca la línea divisoria entre un distrito y otro. ¿Qué dirían que alberga en su interior este moderno edificio? Quizás la foto pueda dar algunas pistas 😉

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Desde la acera de enfrente tenemos vistas a la arteria principal que es Queensway conectando hasta el inicio de Central. Algunas caras familiares al fondo de la foto.

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Espero sus comentarios a ver quién adivina el edificio vecino. El fresquete otoñal continúa hoy con bajón de temperatura, hasta bufandas he visto, jeje.

Piensa en verde

La verdad que no estamos pasando los mejores días en lo que al clima de refiere, por un lado si que parece que las temperaturas han bajado y se nota algo más fresco propio de estas fechas, que se agradece.En cambio, por otro lado, el cielo anda algo cargado por polución que nos llega de más al norte (región del Delta del Río Perla).

Así es que hay una bruma permanente sobre la ciudad, el otro día desde el pico Victoria se podía apreciar claramente.

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Las zonas verdes de parques naturales abundan a lo largo del territorio y es algo que se respetan mucho, algo por lo que alegrarse. En los espacios más reducidos del centro, se está logrando también dar una nota más verde entre los edificios de oficinas. Son también lugares de esparcimiento y de los que disfrutar de un almuerzo al aire libre. Por ejemplo, el parque Tamar emplazado en los alrededores de las nuevas oficinas del gobierno y del jefe ejecutivo de la ciudad.

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Momento para recordar que se avecina una época de bastante actividad en lo que a ferias se refiere y concretamente para el mes de Diciembre habrán unas jornadas sobre medio ambiente, también a finales del mes de Noviembre se celebra EcoExpo Asia que va ganando protagonismo en cada nueva edición.

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¿Es Hong Kong una ciudad verde? Tanto que si, pero aún hay que esforzarse en mejorar aspectos como reciclaje, niveles de polución y aprovechamiento de residuos. Todo ello depende para tener un futuro más limpio por delante.

Siempre on

Puede que sea algo de lo que haya hablado ya, pero es un tema recurrente y que además genera bastante conversación sobre todo en la gente que sufre sus primeros efectos. En verano se entiende debido a las temperaturas calurosas y unido a la humedad, aunque es un buen aliado para refrescarse, el aire acondicionado tiene también sus efectos negativos y el cuerpo lo termina notando, aunque muchos llegamos a adaptarnos.

Cierto que en España también se usa, pero no como en los niveles del sudeste asiático y es que entre países hasta se pueden apreciar las diferencias. Cuanto más al sur, más humedad y el grado de intensidad de los aires aumenta. Desde centros comerciales, pasando por oficinas o en el transporte. Esos contrastes de frío y calor llegan a pasar factura y es normal que nos hayamos cogido algún resfriado de esta forma, nada que el paso del tiempo no cure.

Aunque esta es la fachada de un edificio industrial, se pueden hacer una idea de cuantos aparatos pueda haber en un edificio residencial. Ojito con tener mal regulado nuestro aire y que gotee, o nuestro vecino vendrá a quejarse o incluso una multita puede caer, si si. Es normal vernos charquitos en la calle, y a veces no es precisamente porque acabase de llover.

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En pocos días rozamos mitad de mes y parece que las temperaturas vayan suavizando pero no quita para que sigan habiendo días calurosos. Los aires no dan tregua y uno hasta pasa frío, el término medio como que cuesta conseguirse.

Ojalá las casas estuvieran preparadas para lo que es el frío del invierno como lo es para el calor, pero eso es otra historia. En fin, ojito con esos contrastes que aún el verano no se ha ido o al menos el calendario dice eso (el occidental, nda que ver con el lunar).

Tren y coche

Remontándome a hace tan sólo un par de fines de semana, hicimos una escapadita a la costa en la provincia de Guangdong junto a mi novia y su familia. Como quien dice está ahí al lado pero las distancias en China no suelen ser precisamente pequeñas, aunque las infraestructuras en las carreteras son bastante buenas a mi parecer y siguen mejorando con el tiempo, se tarda en llegar un ratito. Lo comparo como cuando la gente de Madrid se va a las playas de la comunindad Valenciana, son 4 horas de trayecto, que fue lo que tardamos nosotros. Bueno, en verdad fueron casi cinco pero porque pillamos algo de retenciones y algún que otro accidente que hacía el tráfico algo más lento.

Pero antes que nada, como no salimos en coche desde Hong Kong directamente tuvimos que ir en tren hacia el norte. A unos 45 minutos de tren desde Shenzhen era el punto de encuentro para salir en coche y rumbo hacia la costa.

El viaje en tren no es nada nuevo porque es lo habitual cuando vamos de visita a su pueblo. El tren va saliendo lentamente del corazón de Shenzhen, cada vez más avanzada con rascacielos que nada tienen que envidiar a los de Hong Kong, pero la ciudad en sí es otra historia, un monstruo que continúa creciendo muy rápido. Hasta que luego nos encontramos con puro campo de cultivo y salpicado con pasos elevados de autopistas u otras líneas de tren en paralelo.

Con tiempo para hacer una pausa y almorzar antes de emprender el viaje por carretera. Un ligero dim sum para ir con el estómago contento, y más adelante habría tiempo para hacer una paradita técnica al par de horas. Un alivio para el conductor que debe descansar y para el resto de pasajeros que puedan estirar un poco las piernas durante algunos minutos.

Paramos en un área de servicio y de paso comprar algún aperitivo. Lo que más apeteció en aquel momento era un heladito. Uno mientras iba en el coche no se entera porque va a gustito al fresco del aire acondicionado, pero una vez fuera el calor pegaba de lo lindo.


 

Entre las cosas que encontré por los alrededores, unos carteles para la prevención de accidentes aunque para mi gusto bastante impactantes. Me hizo recordar a las campañas de la DGT en España. Algunos de ellos con bastante mala pinta, aunque no apto para que lo viese algún peque que pasase por el lugar.

De paso, mirar un poquito el mapa de carreteras y ver la distancia que aún nos quedaba por recorrer. Por suerte, estábamos tan sólo a un par de horitas más de nuestro destino: la isla de Hailing, marcada en ese circulito en rojo que ven en la parte inferior y un cacho más a la derecha el territorio de Hong Kong. Parece que el lugar tenía buena fama por sus playas y también por comer marisco de calidad a precios razonables. Así que un fin de semana entre rayos de sol y buena comida, no pintaba nada mal.

Terminada la paradita, de vuelta al coche y esperando que el trayecto no se hiciese más largo de lo normal. Algunas canciones chinas pop amenizaban en el coche mientras pasaban los kilómetros e intentaba cazar al sol entre el paisaje de rías, árboles y montañas. No quedaron nada mal algunas de las fotos que saqué, todas sacadas con el móvil y sin aplicar ningún tipo de filtro o retoque.


 

 

Cuando pasaba un poco más de las seis de la tarde el cielo parecía ir diciendo: «mañana más y mejor». La luz se iba debilitando y estábamos más cerca de llegar, aunque aún seguíamos en la zona continental y tendríamos que cruzar el puente que conecta la isla con el continente. Entre medio pararíamos para cenar y así ir luego directos al hotel; más tarde tendríamos tiempo para dar una vuelta por los alrededores y ver el ambientillo nocturno.

Casi cinco horas de viaje en total pero transcurridas con total normalidad, salvo algo de tráfico inicial y de resto todo muy fluido. Al día siguiente nos esperaba la playa, de eso se trataba, el madrugón no nos los quitaba nadie para aprovechar el tiempo al máximo. Les voy contando en la siguiente entrada.