Pausa

Los fenómenos metereológicos son causantes de que la actividad se detenga por unas horas o incluso casi durante un día completo. Estp es lo que ha ocurrido en el día de hoy durante toda la mañana, y es que desde ayer estábamos en alerta por el tifón Utor que pasaría cerquita relativamente. Por la mañana cuando me he despertado este era el aspecto que tenían las montañas de Lantau desde Tung Chung, unas nubes gris pero poco más porque en aquel momento no había lluvia ni se apreciaba viento. La señal nivel 8 estaba desde la madrugada la noche anterior y aún no se sabía cuando la cambiarían, no obstante decidí salir de casa como un día cualquiera y es que el transporte hasta la oficina se puede hacer de forma segura.

image

Los pasillos por los que circula gente habitualmente de camino a la oficina o en busca de ese café mañanero, estaban vacíos y la galería comercial permanecía cerrada. Tocaba dar la vuelta al edificio porque es la norma que los distintos accesos que tiene queden reducidos a un único punto de control. Con mi café en mano llegaba a la oficina.

image

En la calle más de lo mismo con menos coches de los habituales y con prácticamente nada de gente. Es una buena excusa para pasar el día en casa y ver si más adelante baja la alerta a nivel 3 con lo que la gente tiene que volver a la oficina. Mala suerte que el paso del tifón no coincidiera con vísperas de fin de semana, habrán pensado muchos 😀

image
 
image

La lluvia le dio por aparecer con algunas ráfagas de viento pero prácticamente en el distrito de Admiralty no se ha notado prácticamente. En cambio, parece que horas más tarde de dejar casa, si que se notaría algo más de lluvia intensa en Lantau. Mientras tanto el tifón se va alejando hacia el noroeste y en dirección a Guangdong. Curiosamente estuve este fin de semana en una isla de esa zona donde el tiempo estaba espléndido, y eso me recuerda que tengo pendiente una entrada para contar la experiencia.

image

El día prosigue ya metidos en la tarde y con la actividad comercial retornando poco a poco. En lo que respecta a las oficinas se lo habrán tomando con mucha más calma seguro y ya mañana será una nueva jornada.

Belleza de nubes

Días atrás el tiempo volvía a estar algo inestable y tras unos cuantos días de buen clima, nos sorprendía la noticia cuando anunciaban el paso de un tifón cercano a la ciudad. Además, justo el viernes pasado daba comienzo el carnaval de Dragonboat en Tsim Sha Tsui y lo que podía hacer peligrar las carreras que se celebrarían el sábado por la mañana.

Esa tarde de viernes de regreso a casa el cielo se quedó como hacía tiempo no veía en Tung Chung. Tuve tiempo de disfrutarlo tanto de camino a casa.

image
 
image
 
image

Los tonos amarillos-anaranjados dejaban paso al atardecer

image

Ya en la última fase, cuando empezaba a anochecer y aún con un poquito de claridad al fondo.

image

Finalmente sucedió lo que nos temíamos y la alerta de nivel 3 de tifón surgió durante la noche, con lo que la organización decidió cancelar el programa hasta que la alerta bajase a nivel 1, que no fue hasta las diez de la mañana pero eso había hecho que el programa empezase cuatro horas más tarde y teniendo que recortar carreras. Al fin y al cabo podíamos competir, pero lo mejor de todo fueron los cielos del día anterior sin duda.

Espléndido Tai Tam

Nuestro calendario de carreras continúa y un nuevo fin de semana se acercaba, en esta ocasion se trata de Tai Tam que es una pequeña zona en la isla Hong Kong situada cerca de Chai Wan y Stanley, es como al sureste. Situada en el parque del mismo nombre, con una presa y un pequeño puerto; el enclave perfecto para un día de dragonboat.

Ya desde bien temprano el sol lucía con fuerza, el día tenía pinta que iba a prometer y vaya que si lo haría. En esta primera foto apenas pasaban unos minutos de las siete y media de la mañana, y espectacular bienvenida.

image
 
image

Todo estaba preparado ya y a falta de que poco a poco fuesen llegando el resto de equipos. El día sería largo e intenso con pocos intervalos entre las carreras. Esta vez sólo contaríamos con equipo mixto y de hombres, además contando con no demasiados reemplazados, tendríamos que doblar esfuerzos con carreras una detrás de otra, pero había que echar toda la carne en el asador 🙂

image

Con nuestro lugar a la sombra de un toldo improvisado montamos el campamento. La primera carrera estaría por llegar, pero antes había que entrar un poco en calor. Unos sprints, flexiones, sentadillas.. y luego al bote a cubrir un par de vueltas. Listos y a la ceremonia de apertura como manda la tradición.

La jornada se alargaría hasta casi las cuatro de la tarde con nuestra última carrera. Bien posicionados en la final mixta y en la de hombres una categoría por debajo. El último esfuerzo del día, y es que el calor presente dentro y fuera del bote era un factor a tener en cuenta. Bastante crema solar, estar hidratados y con algunas pausitas para reponer fuerzas.

image

Y como balance del día: dos trofeos de sendos terceros puestos en las finales disputadas. La carrera mixta fue sin duda la más igualada y enfrentándonos a los equipos locales top del día, menudo subidón fue esa carrera.

image

Buenas vibraciones y buena labor de equipo que se vio recompensada, y qué mejor forma para terminar con una cerveza fresquita, también a modo de despedida de una compañera que dejará el equipo a final de temporada; el toque emotivo a un día radiante.

image

Rumbo suizo

Llegamos a Milán en vuelo directo desde Hong Kong después de unas 13 horitas en el aire pero que se hicieron bastante llevaderas, y es que viajando de noche uno siempre puede aprovechar las horas de sueño habituales para darle descanso al cuerpo, y eso entre la cenita de turno junto con un par de películas para entretenernos. Pasaban unos minutos de las 7 de la mañana cuando aterrizamos en el aeropuerto de Malpensa y aún no se veía mucha actividad. A la espera de que salieran nuestras maletas y ponernos en marcha un ratito más tarde.


 

Habíamos reservado un coche de alquiler para hacer el primer tramo del viaje que implicaba desplazarnos desde Milán hasta Zurich, pero como llegamos más temprano de lo que había previsto, hicimos un poco de tiempo tomándonos un cafecito que el cuerpo nos lo iba a agradecer luego, sobre todo a mi que estaría tras el volante.

Bienvenido a los euros y a los precios europeos.

Echando un vistazo a cómo estala el tiempo fuera, y la verdad que no pintaba demasiado bien. Confiaba en que más adelante el día se despejase, pero ya estaríamos alejados de la ciudad y de camino a Suiza. Creo que con unos 2ºC de temperatura, cielo nublado y un poquito de lluvia finita.

Como ya se iba acercando la hora en la que había acordado recoger el coche, tuve que darles una llamada para que nos vinieran a recoger puesto que la oficina no estaba en la propia terminal. Después de unos minutos de espera, aparecía una furgoneta de la empresa de alquiler y que nos llevaría a la oficina para hacer los trámites de rigor.

El coche elegido era…igual difícil adivinarlo tan sólo por el cuadro de mandos. Un clásico Fiat Punto. Comprobar que todo estaba en orden, colocar el equipaje, ajustar los retrovisores y ponernos en marcha. Eso sí, tendríamos que hacer una breve paradita para llenar el depósito por completo puesto que nos esperaban unos cientos de kilómetros en dirección al norte.

Siendo previsor para el viaje, había descargado el mapa de nuestro trayecto e impreso las indicaciones. Así tenía a mi novia de copiloto, que eso siempre ayuda, aunque las indicaciones estaban bien señalizadas, pero ya se sabe cuando estamos en un país nuevo y con carreteras a las que no estamos familiarizados, y si juntamos que la meteorología es otro factor importante. Había tramos de niebla un tanto densa pero lo bueno es que no había lluvia intensa y ni tan siquiera nieve. Esta última tan sólo en los laterales de la carretera y en lo que yo conducía, mi novia aprovechó para sacar algunas fotos.

Nos preguntábamos ¿cómo estaría el tiempo en Suiza, igual de nublado que en Italia? la el paisaje se volvía un poco más montañoso según seguíamos acercándonos a nuestro destino, pero aún tendríamos sorpresas..

Finalmente se hizo la luz después de atravesar un largo túnel de 17 kilómetros. En concreto, el de Gottard y siendo el tercero dentro del top de túneles a nivel mundial. Se hizo un poco interminable, y además siendo de doble sentido durante tantos kilómetros en un espacio reducido. Pero lo mejor fue que nada más salir del túnel, el cielo azul nos dio la bienvenida de esta forma 🙂


 

El paisaje era estupendo, como sacado de una película. Las laderas de las montañas salpicadas de casitas de madera, el color verde de la tierra, el blanco de la nieve y un cielo limpio. Así daba gusto poder entrar en un nuevo país, y aunque la estancia sería breve, apuesto que me dejaría buen sabor de boca. Digo me, porque mi novia hace ya unos cuantos años que tuvo ocasión de visitarlo, pero yo me estaba estrenando.

Aunque aún nos quedaba un poquito para llegar hasta Zurich, decidimos hacer una paradita en una gasolinera de paso y así poder estirar las piernas. De paso, compramos algo de provisiones y también cayeron algunos souvenirs, incluída una clásica navaja suiza, ya me podía dar por satifecho.

La duración total del trayecto fue de apenas unas cuatro horas, incluyendo la parada antes mencionada. Ahora sólo teníamos que dar con el hotel; por suerte no tuvimos que dar muchas vueltas y llegamos bastante rapidito. Qué ganas de llegar a la habitación y descansar un poco, y mientras tanto disfrutar de la panorámica de la ciudad.

Más tarde saldríamos a dar una vuelta por el centro y encontrarnos con unos amigos para cenar. Allá vamos Zurich!!