Torre del reloj

Por allá en 1910 se iniciaban las obras de la estación de tren de Kowloon, el inicio de la ruta hasta Cantón, el KCR. La torre que hoy sigue en pie hasta nuestros días se terminó en 1915 aunque el resto de la estación no fue hasta el año siguiente. Con el tiempo la ruta se trasladaría hasta Hung Hom. Por suerte, aunque se demoliese la estación, se pudo conservar la torre del reloj y pasó a ser declarado monumento de la ciudad en 1990.

Es un símbolo destacado de la zona junto al Centro Cultural y el cercano Museo del Espacio. Una zona de fuentes y palmeras conforman los alrededores.

Nuevos tiempos corren pero el reloj ha seguido fiel a sus orígenes, un símbolo más del pasado de la ciudad y nos trae recuerdos de hace ya más de un siglo casi.

Una pena que no se lleve aquí lo de hacer las campanadas porque es un lugar propicio para su celebración 🙂

Los 10mil

No sé porqué pero andaba confiado que esta entrada ya la había publicado pero la verdad es que se me olvidó. Lo típico que uno va de visita a un sitio, guarda el material con idea de publicarlo y en el momento van surgiendo cosas con lo que uno se olvida un poquito. Un lugar que quizás no es de los más conocidos dentro de los itinerarios turísticos pero que merece ser visitado.

Me acuerdo perfectamente cuando fui. Era uno de esos días festivos en la oficina para nosotros pero un día laborable como otro cualquiera en el resto de la ciudad, un buen momento para mi de ir a visitar el «Monasterio de los Diez Mil Budas«. Con el tiempo que parecía que quería llover y con una humedad bastante considerable, sudé de lo lindo a medida que empezaba a subir la pendiente. Ya uno se va imaginando de donde viene el nombre, sino fijarse la cantidad de estatuas a ambos lados del camino y esto era tan sólo el comienzo.

Con algunos tramos descansillo para echar la mirada atrás y contemplar las estatuas doradas de los budas, cada una con expresiones y/o vestimentas que las diferenciaban. Con algunas notas de color como el rojo de los labios o el negro del pelo.

Por todos lados, incluso entre medio de los árboles..


 

Aunque no todo eran estatuas relucientes sino también habían otras que representaban guerreros, dioses o reyes. Los colores un poco más apagados pero para mi gusto unas estatuas más finas, ya que algunas de los monjes tenían hasta un punto cómico.


 

El lugar es muy tranquilo, de recogimiento. No puede faltar un pequeño horno y un lugar para hacer las ofrendas con incienso aunque esta zona estaba un poco más alejada de la zona central del complejo donde estaba situada la pagoda que veremos a continuación.


 

Riqueza de detalles en todos los elementos decorativos y en buena conservación. En el momento de mi visita, había algunas zonas donde estaba de reformas pintando algunos de los murales. El efecto del sol pasa factura haciendo que las pinturas vayan debilitándose. Seguro que pasado todo este tiempo las obras están más que terminadas aunque seguro las labores de mantenimiento son una constante para conservar el templo y sus figuras en buen estado.

Es una pasada la cantidad de figuritas en el interior del templo, pero cada una con su simbolismo. No me atrevería a decir, pero creo que representen a personas y sus familiares las mantienen a modo de recuerdo. Es una forma en la que el monasterio consiga ingresos y mantenerse con las donaciones.

A esto me refería con lo del punto cómico. Les dejo con unos ejemplos que lo ilustran muy bien. Échame una mano que no llego…


 

 

Si deciden ir a visitar el monasterio, basta con que cojan la línea de KCR que va en dirección a Lo Wu / Lok Ma Chau y bajarse en la estación de Shatin. Coger la salida donde está el transporte público y seguir las indicaciones. Son apenas 10 minutos de paseo desde la estación de tren y como ven, está abierto todos los días aunque seguro los fines de semana la gente acuda más para hacer ofrendas o cuando es temporada de las festividades chinas, como algunas de las recientes que hemos tenido.

Tres platos

Hay veces que las comidas asiáticas, especialmente las chinas en las que abundan muchos platos pueden parecer un poco excesivas y más si se juntan varias personas. Como lo típico es compartir los platos, siempre se suele pedir en cantidad. En cambio, para dos personas la fórmula puede cambiar y adaptarse un poco, aunque también depende de las ganas de comer y el saque de cada uno.

Para una cena ligerita y equilibrada yo diría que no hay que pedir más de tres platos. Donde haya verduras y también algo de carne o pescado. En uno de los restaurantes cerca de casa, Tao Heung el cual tiene más repartidos por el resto de la ciudad, siendo el más cercano a Tung Chung otro que tienen en Tsing Yi, aunque éste último es un poco más grande y a veces hay que esperar un poco más de rato porque se junta mucha gente.

Entre lo que viene la comida, un poquito de té, en este caso el de la variante Pu-erh o Pu Li, uno de los más conocidos junto con el oolong. Tiene aspecto de brandy o whisky en esta copa, ¿verdad? 🙂

Pero vamos con la comida que es lo interesante. Ración de verduritas, unos tung choi salteaditos y ración de pollo al horno troceado.

Y la estrella de la noche en esa ocasión fue: el pescado al vapor y bien acompañado de unas pocas de verduras y su caldito. Ésta es la forma en la que se acostumbra servir el pescado, nada de raciones individuales sino un pescado de tamaño medio-grande colocado en el centro de la mesa y listo para compartir. Inicialmente se suele coger parte del caldo con la cuchara y se echa por encima para que todo coja buen saborcito. Luego cada cual se encarga de ir desmenuzando el pescado, ayudándose de la cuchara y sus palillos. El pescado poco a poco va dejando ver sus espinas y queda limpísimo. Y de sabor, la carne es súper jugosa y ligera; sencillo pero muy rico.

Seguro que igual les choca esta forma de comer el pescado, pero creo que es buena forma de que todos prueben y se disfruta más compartiendo. Me pregunto qué pensarán los asiáticos cuando nos ven comer el pescado a nosotros de forma individual, el efecto inverso.

Como ven, una cena de lo más completita pero sin llegar a estar súper llenos que luego es hora de dormir y la digestión no tiene que ser pesada. Por supuesto, aunque no aparece en las fotos, un elemento indispensable es el de la figura del arroz y con un tazoncito por persona es más que suficiente. Complemento perfecto tanto con las verduras como el pollo o el pescadito.

Nos podemos quedar por satisfechos. Aprovechando para desearles buen fin de semana, el último del mes de Octubre, cómo pasa el tiempo. Los días ya se hacen más cortos y parece que algo de lluvia caerá, a ver cómo se porta el finde. ¡Sean buenos!

El jardín de Nan Lian

Se pensaban que después de haber visitado Wong Tai Sin el amigo Flapy y yo nos quedaríamos sin ganas de seguir visitando cosas. Ni mucho menos, fue tan sólo la visita inicial pero después vendría el sitio estelar del día. Entre un sitio y otro hicimos una pequeña pausa y a la vez que dimos un paseo, casi se puede decir que estaban al lado. En realidad es un paseo de unos 15-20 minutos pero después de habernos bajado en la parada de Diamond Hill, quedaba mucho mejor el ir caminando que coger el metro para hacer tan sólo una parada. Y por el camino cogimos algo más de refrigerio que ya andábamos escasos.

Los jardines de Nan Lian fueron inaugurados en el año 2006 y el estilo de sus jardines son del estilo de la dinastía Tang. Está todo muy bien ambientado y cuidado, desde los caminitos, la vegetación y sobre todo las construcciones donde destaca este pabellón dorado en medio de un estanque de agua.


 

 

 

No da la impresión de que estemos en Hong Kong verdad? tiene hasta un cierto toque japonés, me atrevo a decir. Sólo al levantar la vista nos damos cuenta de la presencia de los altos edificios de viviendas, pero de resto sólo escuchamos la música ambiental que suena por la megafonía y el canto de algunos pajaritos que saltan de rama en rama.

Tampoco faltaba una sección de bonsais inclusive. Muy verditos y súper cuidados.

Por supuesto las fotos no pueden faltar y esta era una de las zonas preferidas. Estas chicas estuvieron un buen rato poniéndose en turnos, hasta que pudimos captar nosotros la panorámica.

Nos vamos alejando escaleras arriba en dirección a la otra zona del complejo: Chi Lin Nunnery, siendo la zona que daría pie a todo el complejo. Originalmente del año 1934 y posteriormente renovada en el año 1990. Muchos años más tarde llegaría el jardín de Nan Lian que hace de antesala perfecta.


 

Disfrutamos mucho de la visita, foto aquí y foto allá. Creo que a Flapy no le importaría repetir 🙂 aún tengo pendiente que publique su versión de ese día de paseo, seguro que sólo es cuestión de tiempo.

Es una maravilla contar con sitios como estos a los que escaparse de vez en cuando. Son un oasis en medio de tanta verticalidad, lugares para bajar el ritmo mientras uno se relaja con el entorno. Seguro que no lo conocían y poder acercarles un fisquito más del otro Hong Kong.

Antes de que me olvide, su ubicación es al yendo de camino hacia la estación de Diamond Hill saliendo desde Wong Tai Sin, no tiene pérdida.