Dentro de la cueva

 

Después de haber llegado la noche anterior a Guilin, teníamos un nuevo día por delante con la mente puesta en empezar a recorrer los principales punto de interés de la ciudad y sus alrededores. Ibamos tan contentos esperando nuestro desayuno de tostadas, huevo y bacon pero hubo un cambio de planes y el sustituto fueron: noodles de arroz, que además son una de las especialidades de la ciudad y he de decir que estaban muy buenos, acompañados de caldito con unas verduritas y algo de manises escachados. El precio: 3 RMB por ración (40 céntimos de €), y lo a gusto que nos quedamos. Pilas cargadas y a ponernos en marcha.

Para desplazarnos, optamos por alquilar un coche para todo el día que nos salía muy bien de precio a repartir entre los cinco. Ahora quedaba definir la ruta a seguir para que la gente del hostal pudiera transmitir las pertinentes instrucciones a la conductora, y así fue. Emprendimos la marcha y como primera parada nos dirigíamos a la Reed Flute Cave, que viene a ser la cueva de flauta travesera. Su historia data del año 1940 que es cuando fue descubierta, aunque su edad data de hace ya unos 180 millones de años y con una longitud total de 240 metros. Bueno, a que estamos esperando que no entramos.

A lo largo de su recorrido, se van pasando por distintas secciones que están iluminadas en distintos colores para resaltar las formas y detalles de las rocas. Colores de tonos fríos como verdes claritos o azulitos, o bien, tonos algo más vivos con rojizos o anaranjados, un colorido que se hace agradable a los ojos y crea una atmósfera como de película de ciencia-ficción, pasen y vean…
 

 

 

Y ante nosotros, turistas y más turistas atentos a las explicaciones de su guía. No obstante, en cada rinconcito de esta cueva, según costumbre china se le da nombre a las formaciones de roca, tales como: Palacio de Cristal, Pagoda del Dragón, Bosque Virgen, Montaña de la Frutas y las Flores… por poner algunos ejemplos. Claro está, hay que echarle bastante imaginación para «visionar» lo que nos sugiere el nombre de las distintas formaciones presentes en la cueva.
 

Siguiendo la senda de luces del camino que nos guía por el interior de la cueva y a cada paso que damos, notamos como las luces se van apagando y quedando todo en el más profundo de los negros. ¿Será por temas de ahorro de energía? nos preguntábamos, más vale ir pegaditos al resto de turistas que sino, nos pillaba el toro.
 

Muy bonitos los reflejos creados por la iluminación sobre un «pequeño lago».
 

A medida que nos vamos alejando del punto anterior, uno se puede dar cuenta del tamaño de la bóveda y apreciar mejor las distintas zonas iluminadas. Poquita gente queda ya al fondo, como se descuiden me los veo a oscuras 🙂
 

¿Alguien dijo fantasmas? desde luego que sería muy válido como escenario para la casa del miedo, colgar algunos esqueletos o telas de araña, una ambientación perfecta.
 

No sabría calcular cuanto tiempo pasamos en el interior de la cueva, pero según nos habían comentado alrededor de unos 40 minutos – 1 hora. Era tiempo de ver nuevamente la luz del día, disfrutar del paisaje de los alrededores y explorar un poco. El día estaba espléndido, a pesar de tener una ligera cortinilla como de bruma pero que creaba un efecto interesante con las montañas a lo lejos.
 

 

Apenas el día había comenzado y quedaban muchas cosas por ver, ¿siguiente punto de la ruta? Pronto lo sabremos.
 

¿Descanso?

 

Hay que ver cómo pasan de rápido los días cuando uno hace un parón para irse algunos días de vacaciones. Han sido un total de 4 días en China (provincia de Guangxi (广西)) empezando primero con Guilin (桂林) y en vuelo directo desde Hong Kong que tarda 1 hora escasa, un trayecto corto en el que uno apenas se entera. Por delante teníamos hasta el domingo para aprovechar ver todo lo que nos puede ofrecer la zona para luego dar el salto a Yangshuo (阳朔) antes del posterior regreso a casa.
 


Ver mapa más grande

Ayer con poco tiempo y teniendo que organizar las cosas después del viaje, aún no me he puesto a organizar las fotos pero en breve iré comentando con más profundidad lo que han sido estos días de pateos, guaguas, bicis, balsas de bambú… muchas cosas en tan poco tiempo. Hoy lunes se está haciendo un poco más largo de lo habitual, seguro que con el transcurso de la semana la cosa mejora y recuperamos el sueño perdido de días atrás. Y es que, si uno se embarca en viajes como estos, hay que aprovechar el tiempo al máximo y eso implica dormir menos horas de las que uno gustaría, seguro que conocen la sensación ¿verdad?

La climatología nos acompañó durante nuestra estancia en la región, eso sí, con bastante calor. La previsión decía de tormentas y algo de lluvia, pero sólo fue en nuestra noche de estancia en Yangshuo cuando apenas unos minutos después de entrar en un sitio para cenar empezaban a caer gotas de lluvia durante un buen rato, pero sin mayor consecuencia, en unas horas estaba todo seco nuevamente.

A pesar de que el viaje haya terminado ayer domingo para mi, Alberto y sus amigos continúan su marcha hacia el norte, Hangzhou y Shanghai les esperan. Seguro que estos días siguientes les vendrán bien para descansar después del tute, pero y lo bien que lo hemos pasado, eso sí que no tiene precio. Con ganas de leer sus crónicas del viaje que seguro tiene aún más cosas que contarnos.

 

Día de playa

 

Vamos a hacer las comprobaciones previas:

¿Cholas? -> OK
 

¿Flotador? -> OK
 

Y claro, no puede faltar el bañador y la toalla para tener el equipo al completo. De resto, siempre podemos apañarnos de camino a la playa que seguro nos encontramos con algún puestito y comprar cosas de última hora (pelota de playa, frisbee, palas…)
 

O sino, alquilar una sombrilla. Que luego empieza a pegar el sol de lo bueno y a veces con la cremita no es suficiente y hay que ser precavidos, ¿no les parece? Y ya puestos igual alguna sillita para echarnos una siesta de las buenas. Seguro que se lo están imaginando y qué bien pinta 🙂
 

El lugar elegido para pasar el día: la playa de Big Wave Bay situada en la zona sur-este de la isla de Hong Kong, según se aprecia en el mapa que muestro a continuación. ¿Forma de llegar? Pillamos la línea azul (Island Line) del MTR hasta la parada de Shau Kei Wan y dirigirnos hacia la salida de la parada de guaguas. Pillamos un minibus que hace paradas en la playa de Shek O y luego en la de Big Wave, se tarda alrededor de unos 20 minutos si no recuerdo mal.


Ver mapa más grande

Llegamos a la playa y toca buscar nuestro sitio para instalarnos, quizás un poco más arriba cerca de la sombrita de los árboles o bien algo más abajo tirando hacia la orilla. Para ser domingo había gente en la playa, pero sin llegar a estar apelotonados, con lo que se agradece.
 

No veas como estaba de animada la playa: gente charlando, jugando, paseando o simplemente sin hacer nada con la vista puesta en el horizonte (como yo) y disfrutar del día playero, ¿qué más se puede pedir?
 

 

 

De vez en cuando darme algún bañito, vuelta a la toalla y así unas cuantas veces, pero tenía la curiosidad de ver cómo serían las vistas un poco más arriba siguiendo un camino cercano a la playa. Dicho y hecho, cámara en mano y con nueva dosis de cremita, porque no veas como pegaba el sol en esos momentos, y allá vamos. Empezamos a recorrer el camino y nos vamos alejando de la playa dejando a nuestras espaldas una de las torres de los socorristas, las sombrillas se van haciendo más pequeñas y seguimos el ascenso…
 

¿Querías escalones? toma unos cuantos y a seguir tirando pa´rriba que aún queda una buena pechada, sin prisa pero sin pausa. Desde luego un buen ejercicio y disfrutando del paisaje a nuestro alrededor, subiendo más y más arriba.
 

Desde luego que está mereciendo mucho la pena la caminata, aunque la verdad no iba con el calzado adecuado (leáse cholas), pero eso no me quita el seguir subiendo y divisar vistas como estas. La playa se iba alejando a cada paso y mientras tanto me veía rodeado de verde y las montañas se acercaban. Y en mi mente sólo queda seguir subiendo para ver qué se «esconde» al final del camino que parece no tener fin…
 

 

La gente apenas se puede ver ya, puntos diminutos nadando en el agua y el colorido de las sombrillas.
 

 

Después de media hora ya llevaba una sudada considerable y me planteaba cuánto más camino tenía por delante, y con alguna indicación en el camino, pero sin saber la distancia que era una incógnita. Había ganas de echarse algo del líquido elemento pero eso implicaba tener que volver al campamento base en la playa y dejar el camino a medias.
 

Es hora de iniciar el camino de retorno. Una caminata que ha servido a modo de aperitivo, y es que seguro que cuando vuelva la próxima vez por esta playa y mejor preparado, habrá que repetir esta ruta hasta el final. Las vistas y el entorno por sí solos, merecen mucho la pena. Uno de los «secretos» que esconde la ciudad de Hong Kong y que hay que descubrir a través de sus múltiples senderos.
 

Un homenaje

 

Aunque a estas alturas no habrá rincón del planeta o de toda España que no sepa lo conseguido anoche en Sudáfrica en la final del Mundial de Fútbol, desde este humilde blog dar la enhorabuena a nuestras selección que se ha hecho con un hueco en la historia. ¡CAMPEONES DEL MUNDO!
 

Foto sacada de Marca

Y parecía que en los inicios del campeonato no habíamos empezado con buen pie, pero paso a paso demostrando el buen hacer de los jugadores se ha conseguido el sueño de llegar a la final y dar un paso de gigante al ganar al equipo rival: Holanda. Un partido bastante duro y con algunas entradas feas que hubieran necesitado de una tarjeta de otro color. Desde luego no fue el mejor partido de la selección naranja, para suerte nuestra, y nosotros en nuestra tónica general de controlar el balón y hacer las cosas con calma.

Si fue Puyol quien con un gran cabezazo nos ponía con el pie en la final, ha sido el gran Iniesta quien nos dio el triunfo con un estupendo tanto. Así ha sido que la plantilla ha saltado de alegría, se había conseguido lo más difícil rompiendo el muro holandés y sólo quedaba mantener la calma (y el balón) hasta el final. Además de Villa que ha sido el héroe de la Roja apareciendo en los momentos clave con sus goles decisivos. En fin, todos y cada uno de los integrantes de este equipo que han aportado su granito de arena hasta el final del campeonato.

Con esto de la diferencia horaria, el partido empezaba a las 2.30 de la madrugada y entre pitos y flautas me he venido a acostar a las 5 y media. Lo que se dice dormir, han sido unas cuantas horas pero bien ha merecido la pena seguir la final y ver cómo levantaban el trofeo de campeones.

 

Enhorabuena a la selección, un gran premio a la labor de equipo y la mayor de las alegrías para sus aficionados.