Lunes goloso

Será que después de la carrera y con la necesidad de reponer calorías, se me ha venido a la mente este post para un lunes goloso. Unos recuerdos de tan sólo unos meses cuando estábamos disfrutando en familia las Navidades por Tenerife.

Tocaba visitar la ciudad de La Laguna, un domingo era si no recuerdo mal después de haber estado un poquito más al norte. Seguro que con las fiestas, el ambiente en la calle estaría estaría más animado que de costumbre. Llegamos cuando aún había algo de luz pero no tardaría en empezar a anocher mientras íbamos bajando desde la iglesia de la Concepción

centro la laguna
 
paseando

Uno de los escaparates con más historia como es el de la dulcería La Princesa. Mis parientes no dudaron en entrar y la sobrina de mi mujer salió con dulce en mano al igual que un servidor, un mítico barquillo de chocolate con nata que me trajo muchos recuerdos y también algunas de las tartas de los expositores (lástima que no era la temporada de la de nísperos).

la princesa

Seguimos bajando por la calle y otra tienda más que capta mi atención, no será por veces que haya pasado por ahí, pero esta vez sin perderme detalle de tan dulce escaparate: rosquetes, merengues, pasteles de gloria, truchas…

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Espero que no estén sufriendo, esta es ya la última parada del recorrido dulce. Se imaginan cómo pueden llegar a ser las Navidades si a parte del turrón o los polvorones empezamos a contar con todas estas delicias, que uno a veces las echa de menos en Hong Kong pero las disfruta más a poquitos cuando está de vuelta por vacaciones y se va con muy buen sabor de boca.

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Habiéndonos salidos ya de la zona más comercial y siguiendo el callejeo, tocaba el momento de retornar a coger el coche.

calle iluminada

Toda una tentación para la vista y sobre todo para los que tenemos esa debilidad por lo dulce. Parece mentira que no me hubiese acordado la gran variedad de dulces tradicionales que tenemos en mi isla, pero verlo de esta forma haciendo de turista le abre los ojos a uno mucho y más aún cuando hay otros que se interesan por probar esto y lo otro.

Creo que luego saldré a pegarme una carrerita para evitar las tentaciones de un lunes goloso 🙂 ¡Buen comienzo de semana a todos!

Laguneando

Una ciudad por la que da gusto pasear, con calles tranquilas, casitas bajas y con mucho colorido. Han sabido conservar su parte histórica y de ahí que se haya ganado ser patrimonio declarado por la Unesco. Es otra de las ciudades principales en la isla y que rivaliza a veces con su vecina Santa Cruz, en efecto estamos hablando de la ciudad de San Cristóbal de La Laguna, o La Laguna.

Lugar en el que también está ubicada la ciudad universitaria pero que cuando llegan los meses de verano se vuelve algo más deshabitada, que se agradece para disfrutar de la tranquilidad de sus calles. Está llena de rinconcitos que explorar y también muy buenos sitios donde comer, algunos un poco desconocidos pero que hay que ir descubriendo poco a poco. Y eso mismo hicimos en compañía de mis padres y unos amigos, un almuerzo en una tasquita muy acogedora.

Desde luego que tendré que ir cuando regrese de nuevo a la isla. éxito asegurado aunque por lo visto se llena bastante y a veces es recomendable reservar. Nosotros tuvimos suerte ya que llegamos algo tempranito para almorzar y no tuvimos problema cogiendo mesa.


 

Balcones canarios…

Me encanta lo bien conservadas que están las casas. Los muros de piedra y el color de las fachadas. Donde no sólo abunda el blanco sino también tonos ocres en amarillo de distintos tonos, hasta alguno con toque rosa salmón como podrán ver en algunas de las fotos un poco más abajo. Llama mucho la atención y no sólo a los turistas.


 

 

 

 

Otro elemento que también destaca es la presencia de las palmeras. No me atrevería a decir que todas sean de la variedad autóctona pero seguro que en su mayoría lo son.


 

Este paseo en concreto me trae muy buenos recuerdos cuando de pequeño cogía la bicicleta y mi hermana con sus patines ¿puede ser? mmmm. Subíamos desde Santa Cruz en el coche con mi abuelo y por unas horitas podíamos campar a nuestras anchas a lo largo del paseo sin peligro del tráfico. Domingo sí, domingo no no faltábamos a nuestra visita. Está tal y como lo recuerdo a pesar del paso de los años.

Espero que los que no hayan estado aún en esta ciudad, no dejen de visitarla cuando estén por la isla. Pasear por sus calles, tomarse un cafecito en alguna de las terracitas, visitar los comercios locales y disfrutar de sus edificios y monumentos históricos.