Comer marisco en Sai Kung

¿Qué les parece si nos vamos a comer algo de marisco? Un plan improvisado donde los haya en una tarde de sábado. Aunque sea un típico sitio de turistas, también a la gente local les gusta ir a comer marisco en Sai Kung. También era la primera vez que llevábamos a las niñas hasta el sitio, y fue menos odisea de lo que nos esperamos.

Justamente ese día habíamos quedado con unas amigas de mi mujer para almorzar en Kowloon Tong y coincidió que luego su hermana y su marido vinieron a la ciudad. Se les ocurrió el ir hasta Sai Kung para hacer una cena familiar. Así que pillamos un taxi desde donde estábamos hasta allá, y a pesar de pillar un poquito de atasco a la entrada del pueblo nos llevó en total unos 40 minutos.

El paseo marítimo

comer marisco en Sai Kung

Los restaurantes

Como aún era algo temprano para empezar a cenar, recorriomos el paseo marítimo y sacamos algunas fotitos. Como la mayoría de restaurantes están a lo largo del paseo, podemos dar un vistazo al menú y ver la materia prima en los tanques de agua. Dar una vueltita para pensar qué sitio nos llama más y coger mesa.

A pesar de ser fin de semana, se podía estar. La gente que habia estado de «Junk» durante el día empezaba a regresar. Disponibilidad de mesas sin problema. Cenar algo más tempranito y luego emprender el camino de vuelta a casa.

cenando en Sai Kung

Los letreros de neón empiezan a iluminar la noche y haciendo de reclamo para la posible clientela.

La comida

En una cena de marisco que se precie no falta: cangrejo, almejas, gambas, pescado, ver y arroz. De lo más que me gustó fue el cangrejo y el pescadito al vapor. Me pedí una cervecita y el resto como es habitual té y algún refresco.

manos a la obra

¿Nos quedamos bien después de la cena? y tanto que si, aunque quizás lo menos agradable de todo fue la cuenta. Ahí es cuando entra de nuevo lo que mencionaba al principio del post: lo turístico. Como se suele decir, un día es un día y como todos quedamos contentos; fue mi cuñado quien tuvo el detalle de invitar a la familia.

Después de la cena, estirar las piernas un poquito acompañados de la brisa marina. Después de la actividad intensa durante el día, los botes de pesca se toman su merecido descanso; mañana será otro día y habrá más marisco para vender.

hora de recogerse

El camino de vuelta esta vez lo hicimos con la combinación de guagua más tren. Pudimos subir el carrito sin problema a la guagua, hacer luego la conexión en Choi Hung hasta Kowloon Tong y el tramo directo hasta Fanling.

Esperemos que la próxima vez que vayamos a comer marisco en Sai Kung optemos por algo menos turístico o sino para ir a pasear con tranquilidad, o quizás dar una vuelta en barquito por la zona. Seguro a las niñas les gustará cuando tengan más conciencia de ello.

Mirada al pasado

Siempre hay sorpresas que uno se encuentra a lo largo del camino y es inevitable pararse para dedicarle unos minutos observando los detalles. En una ciudad que ha crecido tan rápido en cuestión de cincuenta años para acá, también han habido muchos movimientos de la gente del campo a la ciudad y quizás estas fotos puedan ser prueba de ello. Algunas aldeas un tanto remotas y que a pesar de estar conectadas a otros núcleos urbanos mediante taxi o minibus, cuesta su tiempo en llegar a ellas. Uno se pregunta cómo sería la vida hace años y en los que igual ni siquiera había electricidad, una mirada al pasado en pocos instantes.

¿Y por dónde andaba yo para toparme con estas casitas tan abandonadas? pues en la zona al norte de Sai Kung en la sección 2 de la ruta Maclehose durante uno de nuetros entrenamientos para el Trailwalker. Más concretamente, como ven en el mapa de a continuación la zona se llama Ham Tin.

Nos pudimos dar cuenta que desde el punto de la carretera más próxima hasta allí, se tarda casi como media hora aunque hay otra opción y es ir en un barquito de un muelle cercano. Como lugar para pasar el fin de semana si que promete porque la zona es muy tranquila e incluso vimos que había una zona de acampada no muy lejos de allí.

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Igual será cuestión de tiempo que decidan lo que hacer con estas casitas, bien renovarlas y dejarlas decentes o bien dejar paso a alguna construcción más moderna que las reemplace. Me pregunto a cuánto estará el precio del metro cuadrado por allá…

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Escenas de la vida cotidiana, en este caso en la cocina. Uno se puede hacer una idea de cómo sería el día a día a la hora de preparar el fuego para hacer la comida o calentar un poco de agua para tomar un té. Casi como si se tratase de una exposición en un museo, ¿no les parece?

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Muebles, utensilios, cerámicas… son los únicos testigos del paso del tiempo y por fuera la vegetación que crece, más aún en la época que nos ocupa cuando las lluvias empezarán a ser algo más habituales. De noche no se podría pasar sin una buena estufita o fuego, porque me imagino la humedad del lugar.

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Justo una semanita y estaremos pasando por las inmediaciones de la zona, con paso firme hacia el tercer punto de control en la carrera. Será un visto y no visto mientras nos alejamos colina arriba por la rampa de cemento subiendo algunos metros sobre el nivel del mar. Digamos que es de las zonas más facilitas pero que también evoca esa mirada al pasado.

China Coast 2015

Muchas ganas tenías de que llegase este pasado domingo, con vistas a participar por primera vez en la media maratón «China Coast». No obstante, es la carrera con más solera de la ciudad puesto que lleva organizándose por la Asociación de Atletas Veteranos de Hong Kong (AVOHK) desde el año 1981 con las variantes de media y maratón completa. La primera vez que me enteré de esta carrera fue por un compañero del equipo y casualmente a mediados de diciembre vi que se había abierto el plazo de inscripción y no me lo pensé, de cabeza! Sabiendo que la media maratón de HK es el próximo fin de semana, iba a tener tiempo más que suficiente para poder descansar y ver qué tal respondía el cuerpo ante un nuevo trazado.

Fue el mismo día de la carrera cuando recogí el dorsal, además la organización había dispuesto un servicio de guaguas en distintos puntos del territorio para que fuese más fácil llegar hasta el punto de salida. En mi caso salía desde Tai Po a las 6 de la mañana, y el trayecto hasta Pak Tam Chung (en Sai Kung) duró casi unos 40 minutos. Una vez allí recoger el dorsal y ponérmelo en la camiseta, empezar a calentar un poco y hacer tiempo hasta que llegase la hora de la carrera a las 8. La temperatura era buena 15-18 ºC , un poco de fresquito pero luego al empezar a correr y entrando en calor se estaría perfecto. Dejar las cosas metidas en la bolsa que guardarían los voluntarios para su posterior recogida después de la carrera. La organización un diez en todos los aspectos.

Faltando media hora para el comienzo ya me había aproximado a la salida, hacer un poco de trote suave en la recta y un poco más de estiramentos. Poco a poco se iría juntando más gente a a ambos lados de la carretera. Tuve también la ocasión de intercambiar impresiones con algunos participantes en años anteriores y me advirtieron sobre los primeros kilómetros, luego se volvería un poco ondulante y seguido de tramos más planos. Esperemos que me pueda dosificar bien y no dejarme llevar por la emoción de una carrera nueva.

Ya no quedaba nada para empezar. Todo el mundo haciendo los últimos preparativos y fotos 🙂 Tanto la media como la maratón darían comienzo a la vez, y justo me enteré que media hora más tarde estaba la de 10kms.

Aquí pueden ver el recorrido que salía del punto rojo, recorrido que va bordeando la presa «High Island» hasta que se llega a un punto de retorno y tenemos que volver sobre nuestros pasos. Importante recordar esos tramos que antes eran bajada, ahora toca subirlos y adaptar el cuerpo. Las sensaciones durante la carrera fueron bastante buenas pero creo que los 2 kilómetros finales fueron los que más me costaron puesto que tomamos una desviación a la derecha con un poquito de descenso y para luego tener que subir; finalmente ya era todo bajada pero tampoco quise apretar demasiado sino mantener el ritmo hasta el final. Ya en los metros finales hasta me animé a arañar unos segundos haciendo un sprint. Tiempo final: 1h58m50s.

A pesar de no llevar ningún tiempo en mente, la idea era estar por debajo de las 2 horas con lo que me puedo dar por satisfecho. Siendo sincero, viendo mi ritmo al paso del km.15 me veía capaz de hacerlo en 1h50m aprox. pero no contaba con ese tramito final que les comenté. Ahora sabiéndolo de cara al futuro, no debiera haber problema.

Y aquí con la medallita de obsequio que te dan al terminar, justo cuando recién me había quitado el dorsal. Parece que las piernas iban respondiendo después del sprint final, aprovechando para reponer fuezas con un plátano y una magdalena.

Tengo claro que esta carrera habrá que tenerla cuenta de cara al año que viene. No sólo por el trazado, las vistas, la organización y el buen ambiente durante la carrera. ¡Nos veremos de nuevo en la edición del año que viene!

Vistas rocosas

 

Esta entrada tendría que haber llegado hace un par de semanas, pero entre que tenía extraviada la tarjeta de memoria y luego que no había tenido un rato para ordenar las fotos, se me han pasado un par de semanas. Antes de que la cosa empiece a decaer con esto de que las Navidades se van acercando, ya se sabe, no quiero despedir el año sin compartir el día tan bueno que tuvimos visitando uno de los rincones naturales del territorio hongkonés.

Seguro que a estas alturas, no hay nadie que no conozca Groupon ¿verdad? pues resulta que había salido una oferta que me pareció bastante atractiva y consistía en un paseo en barco para ver el parque geológico (uno de ellos, porque no hay uno sólo como yo me imaginaba) y además, de un almuerzo posterior. Por menos de 20 euros por persona, me parecía bastante razonable, así que me decidí a comprarlo y aprovechar para pasar un día de domingo diferente al habitual.
 

Implicaba algo de madrugón pero más que sea, el día lo aprovecharíamos mejor aún. El punto de partida era los muelles de Sai Kung, puno habitual de encuentro para muchos de los junk trips que hemos hecho durante los veranos. Ibamos con la idea de que sería un barco para un grupo digamos reducido, pero la verdad es que se juntó bastante gente y por lo que pudimos ver, la mayoría también había comprado la oferta como nosotros.
 

Es un buen reclamo para la empresa, darse más a conocer y si el cliente está satisfecho con la experiencia, se puede repetir. La hora de salida estaba prevista a eso de las 9 de la mañana, pero entre que se organizaba al grupo y demás, tardamos un poquito más, pero luego una vez en el barco es momento de relajarse y disfrutar del paseo con sus vistas. Una vez sentados en el barco, nos dieron un folletito informativo de lo que sería el recorrido por los alrededores y con los distintos puntos de interés. Aunque en su mayoría era gente local, unos pocos extranjeros si que había, pero las explicaciones en cantonés y algunos apuntes en inglés. Para el folleto con la ayuda de mi chica para enterarme de los lugares que visitaríamos.
 

Salimos a la mar, con un tiempo espléndido de domingo y con el sol luciendo en lo alto. Eso sí, con la brisita del mar a uno le entraba un poquito de frío, por lo que no estaba de más haber traído una chaquetita finita. Seguro luego a la tarde también se agradece.
 

Nos vamos alejando de la costa dejando atrás el núcleo de Sai Kung. Rodeados de islotes de roca y el batir del agua que de vez en cuando zarandea el barco, que por momentos pareciéramos estar en una montaña rusa. Parece que sólo es una zona un poco turbulenta y al poco todo vuelve a su calma.
 

 

Las rocas con el paso de los años han adquirido formas caprichosas a base del efecto erosivo del agua, algunas caras de estos islotes parece incluso como si hubiesen sido esculpidos por la propia mano del hombre. El color amarillento de la roca en contraste con el verde de la vegetación y el azul del mar, bonita combinación de elementos.
 

Se fijan en la pequeña lanchita a la izquierda de la foto? me pregunto que estará pescando. Y desde luego que no es una tarea nada fácil, porque con el continuo oleaje y a pocos metros de las olas..
 

Sólo queda disfrutar las formas redondeadas, de los colores y la brisa del mar mientras el barco se abre paso hasta el siguiente punto del recorrido. Mientras tanto la guía van añadiendo comentarios a lo que el resto de visitantes mueven su cabeza de un lado a otro y cámara en mano intentar sacar algo del paisaje, cuestión de mantenerse en equilibrio al ponerse de pie y ser rápido sacando la foto. Espero les gusten algunas de las que saqué yo.
 

 

 

No me hubiera importado darme un chapuzón, pero como que en esa ocasión no iba preparado para ello. Daba gusto ver el color azulito turquesa del agua y super limpia. Buenos recuerdos de los chapuzones del veranito de meses atrás.
 

El paseo de lo más relajante, incluso algunos no dudaron en aislarse un poco más y echarse un sueñecito. Señoraa!! que así no se va a enterar de nada. Yo creo que tenía su mente estaría puesta en el almuerzo de luego, que ahora que lo menciono, a pesar de haber llevado con nosotros algunos frutos secos para aguantar desde el temprano desayuno, el cuerpo iba pidiendo ese almuerzo.
 

 

Cogemos rumbo de vuelta al muelle para dar por finalizada la visita. No se crean que sólo estuvimos dando vueltas en barco si parar durante lo que duró el trayecto. Entre medio hubieron algunas paraditas de lo más interesantes que desglosaré como es debido 🙂