Del día

 

A lo largo del muelle de Sai Kung, cuando empieza a caer la tarde-noche, la actividad aún no ha cesado. Y es que, si de día es un lugar de encuentro para que la gente salga a la mar a disfrutar de un junk trip (plan genial de verano), cuando la noche empieza a caer que es cuando regresan los barcos para dejar a la gente, algunos curiosos se quedan a observar lo que ocurre un poco más abajo en el agua. ¿Ven las barquitas una detrás otra?
 

Vamos a acercarnos un poco más. Estos pequeños botes de pescador ofrecen al público en general pescadito recién cogido en las aguas cercanas. Mientras unas han estado de playa o haciendo deportes en el agua, otros han dedicado el día a aprovisionarse de frutos de mar y si pueden sacar algo de provecho, además de, lo que hayan cogido para su consumo propio. Si se observan, tiene varios cacharritos plásticos en los que tienen separados los peces, imagino que según el tamaño o el tipo de cada uno y así elegir mejor. Un mercado flotante aunque no es comparable a lo que nos podamos encontrar en Vietnam o Tailandia.
 

A veces tan sólo una persona o bien dos, ocupan las embarcaciones. Parece que algunos clientes se animan a comprar, pero en cambio otros tan sólo actúan de meros observadores. Seguro que un poco de regateo tampoco falta, dólar arriba dólar abajo. Alguno acabará con una bolsita de pescadito fresco para la cena de esta noche.
 

Los últimos rayos del sol están por irse, y la luz de los farolillos en los botes son los que ahora alumbran. Sus dueños aún no dan por terminada la sesión de ventas, quien sabe si algún cliente rezagado pueda aparecer en último momento.

 

Ya tocaba

 

A estas alturas de verano, ya se estaba haciendo algo raro que no nos embarcásemos en una de las actividades más populares: el junk trip. Si no recuerdo mal, el año pasado tuve como tres de ellos pero en cambio este año hasta este domingo pasado, no había hecho ninguno. Por suerte, una amiga organizaba una para celebrar el cumpleaños de su novio junto con más amigos, nos juntaríamos unos 30 más o menos.

Empezar la mañana de domingo tempranito, ya que, la hora para reunirnos había sido fijada a las 9.30 de la mañana en Sai Kung y saliendo desde Tung Chung que es donde yo vivo, es un trechito entre tren y luego un minibus que te lleva desde Yau Ma Tei. Durante el trayecto de tren sin problema pero a la hora del minibus, me tocó esperar más de lo que pensaba y llegué algo justo de tiempo, pero por suerte, la hora de quedar siempre se adelanta un poco para evitar que la gente no se quede atrás y mientras tanto se compraban las cosas de última hora y esperábamos a que el barco se aproximase al muelle para subir las cosas y embarcarnos.

La previsión del tiempo era buena, aunque inicialmente había algunas nubes que luego darían lugar a un cielo azul estupendo.
 

Por delante 1 horita y algo de trayecto hasta las cercanías de la playa donde fondearíamos, mientras tanto la gente empieza a abrir las primeras cervezas y no son ni las 11 de la mañana. El calor empieza a apretar y estoy deseando que lleguemos a la playita para darme un chapuzón, mientras tanto disfrutar del paseo, la brisa del mar y charlar con algunos amigos.
 

El sol había empezado a brillar con intensidad, el momento para sacar fotos era perfecto.
 

Una vez llegados a nuestro destino, momento de tirarse al agua. Chapuzón que te pego, aunque el agua no estaba todo lo fresquita que me hubiera gustado pero si te sumergías más al fondo podías notarlo mejor. Algunos nos decidimos ir hasta la playa, que aparentemente está cerca pero son al menos unos diez minutos. Una vez allí nos tiramos a disfrutar de los rayos de sol y jugar un poco con las olas en la orilla.
 

En un día caluroso, la fruta fresquita vino de maravilla y especialmente la sandía tan dulcita que vemos en primer plano. Por supuesto que no faltó comida, un buffet variadito de alitas de pollo, arroz, pasta, char siu, siu mai y varios más; perfecto para recargar las pilas después de pasar un buen rato a remojo.
 

Además para la ocasión, se juntaron un total de tres cumpleañeros. Tarta de chocolate y otra de mango, vaya pinta que tenían. Pero antes que nada tocaba cantar el feliz cumpleaaños y soplar las velas…
 

 

Y ya se sabe lo que pasa cuando uno sale a pasar todo el día fuera, que si el trayecto en barco, la playa, la bebida, la comida… al final del día uno termina por agotar los niveles de energía. En el viaje de vuelta hasta el muelle, es un buen momento para echarse una cabezadita con el vaivén del barco. Un día completito.
 

El color del cielo con distintas tonalidades y la luz que empieza a escasear, el sol ha dicho basta por hoy y poco a poco se va retirando a dormir dando por finiquitado su trabajo. El ambiente entre la gente se vuelve más relajado aún si cabe, la música que antes animaba el barco ahora apenas se escucha, hay ganas de volver a casa. Y seguro que muchos pensando, ojalá al día siguiente no fuese lunes..
 

Ha sido un día muy divertido y conociendo gente nueva, además de, hacer algo de deporte en el agua. Lo malo ahora será el volver a casa, menudos atascos se forman a estas horas. Todos estamos igual, pero habrá que tomarlo con paciencia.
 

Hasta un próximo junk trip…