Queda menos

 

Parece que se va acercando la fecha en la que abran al público el que será el hotel situado en el edificio más alto de la ciudad: el nuevo Ritz-Carlton. Y el edificio en cuestión es: el ICC (International Commerce Centre), ubicado en Kowloon, el nuevo dominador en el panorama arquitectónico de la ciudad. Si algunos recuerdan, el edificio más alto era: el IFC ubicado en la isla de Hong Kong, el cual tiene una altura de unos 420 metros pero que se ve superado por el nuevo gigante de la ciudad con casi 490 metros. Queda pendiente reportaje sobre este nuevo «inquilino» entre nosotros.

En lo alto del ICC es donde estára este nuevo hotel. Anteriormente contaba con edificio propio en la zona de Central-Admiralty pero decidieron trasladarse a estas nuevas instalaciones que faltará muy poco para el uso y disfrute de los visitantes y ciudadanos. Abarca desde la planta 102 hasta la 118 que es la parte más alta del edificio.
 

Con un total de más de 300 habitaciones, varios restaurantes, además de, un spa; seguro que se convierte en punto de referencia en lo que a alojamiento se refiere. Algunos rumores escuché de que tendrá un sky bar, que puede resultar más que interesante. Disfrutar de una copa en la noche hongkonesa o un almuerzo en un soleado día de verano al fresco de las alturas, ¿no pinta mal verdad?

Desde casa por las noches he visto cierta actividad en lo alto, todo apunta a que estén acelerando los trabajos para hacer la inauguración cuanto antes. Estaremos atentos para cuando esta se produzca y como no, habrá que ir a visitarlo cuando se pueda y ver las impresiones 🙂

 

¡Ding ding!

 

Dentro de los diversos medios de transporte que podemos usar para recorrer el territorio hongkonés, tanto por mar embarcados en el Star Ferry o bien por tierra. En su momento hablaba sobre el tranvía que nos lleva hasta el pico Victoria para contemplar la ciudad hasta donde alcanza la vista. Hoy hablamos de otro con mucha historia y que cruza a diario las calles de la isla de Hong Kong.

Allá por el año 1904 es cuando inicia su servicio y mucho o poco ha cambiado hasta nuestros días. Con las mejoras en la tecnología, el tranvía ha ido pasando por diversas fases de modernización hasta la última de sus generaciones que data del año 2000 y que cuenta con estructura de aluminio y bordes más redondeados. Las ventanillas son fijas, ya que por lo general en otros modelos actuales se pueden subir o bajar, especialmente útil cuando el calor aprieta, pero con el riesgo añadido de que la gente saque los brazos por ellas. Todo lo que es seguridad en el transporte público es bienvenido.

Otra de las ventajas de este transporte es que representa un muy buen escaparate publicitario para cualquier empresa. En su estructura podemos ver anuncios de lo más diverso: bancos, exposiciones, ropa y/o calzado, perfumes… todo lo que sea anunciable 🙂 Y el efecto que crea es bastante llamativo, hay diseños bastante currados, y desde luego no pasan desapercibidos ante la cantidad de ojos por los que pasa cada día.
 

Como no, en tiempos de Mundial de Fútbol no podía faltar uno de los títulos de Electronic Arts (Vamos España en la final del domingo)
 

Se preguntarán, ¿y el título de esta entrada? pues es del sonido de la campanita que hace sonar el conductor para avisar de su presencia en la carretera, aunque también cuenta con una bocina en toda regla. Ding ding es el nombre más cariñoso por el que la gente conoce al tranvía y que viene del nombre chino que suena parecido.

Y su precio es más que económico: 2,2 HKD (22 céntimos de € aprox.) independiente del trayecto que hagamos, de ahí que sea tan popular el uso del mismo. Eso sí, si vamos con calma, porque de lo contrario puede llegar a resultar un poco lento y el ambiente apretado en las horas puntas sobre todo.

Para conocer un poco más de su historia -> HK Tramways
 

El junco

 

En alguna película de Bruce Lee, se me viene a la cabeza la de Operación Dragón, habremos visto algunos de estos barquitos cruzando de un lado a otro la bahía de Hong Kong. Se trata de los tradicionales juncos, originarios de la dinastía Han (206 A.C – 220 D.C) y que han perdurado con el paso del tiempo mejorándose desde sus inicios. Eran usados para viajes de largo recorrido por Asia, y principalmente en la zona de Sureste (India y China). Puede que por aquí sea de los pocos sitios en los que se siguen viendo, lo que le da un toque especial.

Aunque ahora el uso que se le da no es tanto de transporte de mercancías como antes, sino más bien enfocados como barcos con uso recreativo. Especialmente en la época veraniega, un plan de lo más habitual es ir de «junk trip o boat trip«, aunque los barcos no suelen ser de este estilo tradicional sino algo más modernos, pero el propósito es el mismo: pasar un día a lo grande en el mar, playita, deportes acuáticos.

Volviendo al tema que nos ocupa, comentar que el mas conocido o digamos el más significativo es el Aqua Luna, que recorre las aguas de la bahia por la noche pudiendo disfrutar de un agradable paseo tomando algo con el marco incomparable del skyline hongkones. Aunque también cabe la posibilidad de realizar otras travesías a la luz del día o bien reservar el barco para alguna fiesta privada, no es mal plan verdad?
 

Una muy buena opción para disfrutar la noche en la ciudad y como no, sorprender a nuestros visitantes cuando estén de paso. Seguro que se llevan un grato recuerdo.
 

Yendo a Nam San

El primero de los sitios que fuimos a visitar al poco de comer, fue la torre de Seúl (N Seoul Tower). No nos podíamos perder el contemplar la ciudad desde lo alto y según dicen, se puede divisar un bonito atardecer. Nosotros como llegamos un poco tardíos y no queríamos dejar la ocasión, subimos al poco de haber anochechido y eso que eran apenas las 6 y poco.

La torre se encuentra en la montaña Nam San, pudiendo llegar de dos formas hasta la cima donde se encuentra la torre, y esta primera que elegimos es haciendo uso del un teléferico que en apenas unos minutos te deja cerca de los pies de la torre, que vemos ahí al fondo bien iluminada…

Podemos elegir sólo con ida y luego tomar el camino alternativo… o bien con la vuelta para coger el teleférico de regreso. La cola en ese momento ya era un poco considerable, pero se movía con rapidez.

Una vez allí, hay que fotografiar a la protagonista, a ver un par de poses por favor. La iluminación era bastante vistosa pero sencillita a la vez y de vez en cuando cambiaba de color el anillo (que vemos en estas fotos de color verde), entre rojo, amarillo, violeta.

Que cantidad de luces, no? una de las panorámicas de la ciudad mirando hacia el norte, donde a lo lejos se podía divisar gran actividad de los coches de un lado para otro, no obstante era día 24 y en plenas Navidades. Nada que ver con las vistas desde el pico Victoria en Hong Kong

Y el fresquito que hacía por aquella cima, situados a unos 262 metros sobre el nivel del mar, que no es tanto pero no vean como pegaba con un poco de airito. Aprovechando que había un café, entramos a coger un poco de calorcito y reposar, el local estaba reventar de gente, suerte que pillamos una mesa libre al poco.

Fue al regresar cuando decidimos pillar el camino alternativo, el que consiste en ir descendiendo la montaña por un recorrido de escaleras como este:

Un recorrido bastante agradable aunque algo empinado en algún momento y con la inercia de la bajada, pues hay que ir con precaución. También había bastante gente que venía subiendo, buen ejercicio si señor, para llegar calentitos a la cima 😀

Entre los árboles se podía ir divisando el otro lado la ciudad, claramente con un color muy distinto al que divisamos desde la cima. Luces de los hoteles, centros comerciales y algunos otros edificios, además de las luces navideñas.. muy colorido, sin duda.

Poco a poco nos ibamos acercando al final del recorrido con escaleras y el suelo se volvía algo más plano. En menos de una horita, con calma, habíamos descendido desde lo alto de Nam San. Algo nos diría que volveríamos a este sitio, a ver si lo pillamos con un poco más de luz solar 🙂

Espero que disfruten del paseo, eso sí, más calmado haciendo la lectura.