La semana pasada fue a medio gas en lo que al trabajo se refiere puesto que desde el lunes ya se notaba menos gente de lo habitual y como anticipación a los días festivos al final de semana. Días oficiales eran jueves y viernes pero visto lo visto, mucho aprovecharían para cogerse unos días más y completar una semanita de vacaciones que es lo suyo cuando llegan las fechas del Año Nuevo Chino. Los colegios también cogían sus vacaciones, que por cierto las alargan durante toda esta semana también; el ambiente en general se nota menos cargado y en especial de turistas chinos que cruzan la frontera y cogen el tren a diario. Un respirito al menos que se agradece los que cogemos esta línea a diario, y ya saben cómo andan los ánimos últimamente por recientes manifestaciones.
A lo que iba, es tiempo de pasar en familia bien sea en la ciudad como salir hacia la zona continental donde muchos locales tienen sus núcleos familiares. No hay que olvidarse de los orígenes, gente que hace muchos años decidió dejar el pueblo y buscar mejores oportunidades en la vecina Hong Kong. Desde otros muchos puntos de China se inicia una movilización masiva y disfrutar de unos días que para muchos saben a gloria puesto que es el único momento del año en el que todos están bajo un mismo techo compartiendo comida, brindando y prendiendo tracas o fuegos artificiales.
Los restos de las tracas que se prenden durante la media noche y en la mañana del primer día del año nuevo se esparcen por la calle; los pedacitos se mantienen un par de días hasta que luego se inicia su recogida. Es preferible esperar, puesto que no es bueno hacerlo inmediatamente en el mismo día de la traca, cosa de las tradiciones.
Después de una noche de celebración y muchos estallidos, se da paso a un poco más de calma y ambiente familiar repartido entre el almuerzo y la cena con partidas de mahjong entre medio mientras los niños juegan con las bicis o corretean con la pelota, a veces siendo partícipe del juego y disfrutando como el que más 🙂
Después de varios días y haciendo un parón en la rutina habitual, la vuelta a la ciudad. Eso si, mejor hacerlo con un día de antelación al resto y evitar las clásicas colas. Menos mal que luego desde Lo Wu son dos paraditas hasta casa, uff
Menudo festival pirotécnico, ahí se lió la de Dios es Cristo 😀
Por suerte que al estar más en el campo se pueda seguir haciendo porque en muchas ciudades está prohibido su uso y también por la creciente preocupación sobre la polución en el ambiente, aunque claro, es una tradición que debe llevarse a cabo.