Esta es una de esas comidas que seguro le gustará al tío Chiqui que sabemos es de buen paladar y seguro un sitio como este estaría dentro de su lista para probar. Estilo francés y muy elegante, con detalle de bienvenida con unas tostaditas junto con una especie de gelatina para ir abriendo boca.
Por supuesto que el pan no podía faltar, acompañado de buena mantequilla. Qué sería una comida sin panito, algo que gusta mucho.
Al rato llegarían los entremeses y me decanté por un salpicón de langosta que estaba bastante fresquito. Fue el plato que más me llamó la atención de la sección de entrantes entre los cuatro o cinco para elegirl.
En lo que respecta al plato principal, filetitos de carne de cerdo acompañado de unos raviolis enormes con una salsita y algo de verduras.
Ya por último, tiempo para algo de postre, y en lo que nos pensamos qué elegir nos traerían estos «petit fours»; muy buen detalle, y el servicio excelente en todo momento.
Habiendo chocolate de por medio en el menú de postres, mis ojos no lo dejaron pasar por alto y este plato con distintas variedades de chocolate con algo de helado, fue el elegido. Acompañado de un elegante capuchino para terminar de cerrar el almuerzo, completito.
Como siempre, dejo las indicaciones para llegar al restaurante en cuestión, muy céntrico y en un conocido hotel. Ideal para tener una buena velada bien sea para almorzar o bien cenar. Eso sí, es recomendable hacer reserva y más si queremos conseguir una mesa cerquita de la ventana (la más solicitada).