Antes de contar la excursión que tuvimos el lunes, comentar que el domingo fue un día más bien tranquilito, ¿a quién le apetece madrugar un domingo? jeje. Pues con calma, después de darnos una duchita y demás, nos acercamos a alguna de las agencias de la zona para mirar lo de la excursión de buceo.
Ibamos con la idea del buceo, pero también si surgía algún plan para hacer rafting o algo de trekking, pues también la idea era bienvenida. Finalmente, optamos por hacer una excursión de submarinismo y snorkelling. Con el día siguiente ya planificado, era hora de comer algo que ya el estómago se quejaba un poquito. Terminamos yendo a un restaurante cerca de Jesselton Point, que es el lugar donde salen todos los barquitos a las distintas islas para hacer las excursiones.
Una vista del puerto desde la terraza del restaurante en el que almorzamos. Y pues como no, una de comida también. Ésta vez nos intercambiamos los papeles Juan y yo, él optó por los fideos fritos y yo por el arroz. Igualmente los platos tenían una pinta increíble, acompañados de dos jugos (sandía y mango) bien fresquitos, a pesar de que el tiempo estuviese lluvioso.
El resto del día transcurrió sin mucho ajetreo, como suelen ser los domingos. Nos dimos un paseo de vuelta hacia el otro extremo de la ciudad y nos metimos por algún que otro mercadillo, y luego quedamos con unas chicas que conocimos la noche anterior para tomar algo con ellas y charlar un poco. Total que se nos fue haciendo de noche y pudimos disfrutar nuevamente de un precioso atardecer.
Una de las fotos donde capté a este hombre en su barca a lo lejos. Reconozco que se me fue el dedo en el disparador y saque más fotos de las debidas, pero la ocasión lo merecía. Aunque en Hong Kong también tengamos mar, pues bueno, el cielo no adquiere esos colores como los de Kota, es lo que tiene la polución.
Después de haber estado un par de horitas disfrutando de las vistas y tomando algo, pensamos que era hora de ir a cenar algo, y nos dirigimos a uno de los locales en un centro comercial cercano. Tocaba acostarse tempranito que al día siguiente tocaba madrugar para irnos de excursión.
Buceo & Snorkelling
Pues bien tempranito nos pasaban a buscar para irnos de excursión, a eso de las 7.30 de la mañana pasaron a recogernos cerca del hostal, para más señas, justo en la entrada del hotel Le Meridien que quedaba al lado del hostal. Así, imposible no encontrarnos.
La guagua nos dejó en Jesselton y nos recibió allí quien iba a ser nuestro guía durante el viaje. Antes de embarcarnos firmamos las correspondientes autorizaciones para realizar el buceo y snorkel, y el pago de las tasas para el barco y la entrada en la zona de la isla en la que ibamos a estar buceando.
Los dos intrépidos marineros a bordo a la espera de llegar a las agua apropiadas para realizar sus correspondientes inmersiones. Que caras más serias teníamos, jeje. Sería que estábamos concentrados 🙂
Una vez llegado al sitio en cuestión y habernos provisto del equipamiento adecuado, cada cual a lo suyo: Juan de snorkelling y yo con mi equipo de buceo. Previamente me dieron las indicaciones básicas para cuando estuviera debajo del agua, acerca de la respiración, el chaleco, el regulador… Al principio la verdad que parecen muchas cosas juntas, pero luego, tomándolo con calma uno es capaz de hacerlo todo, increible!
Reconozco que al principio estaba algo nervioso, una experiencia nueva y demás, pero luego creo que me desenvolví bien dentro de lo que cabe para ser mis primeras inmersiones. Y realmente es algo que merece la pena hacer, ir contemplando el fondo marino, nadar entre pececitos, el coral… Se me hizo corto el tiempo que pasé bajo el agua, casi 40 minutos en cada una las dos últimas inmersiones de un total de 3, siendo la primera la de toma de contacto.
Y como no, antes de quitarnos aletas, gafas… tocaba una foto de rigor. Yo inmortalizado con la típica señal de «OK», para indicar bajo el agua que todo va bien y no tienes problemas con nada. Asi que, Ok laaaa, jeje. Prueba superada.
Ni que decir que las aguas de los alrededores eran de una transparencia increible. Las fotos hablan por sí solas. A través de la superficie se podía ver el coral que había en el fondo, realmente espectacular y más luego cuando baje y lo vi de cerca a pocos centímetro de mí.