Las calles de Palma

 

Después de haber tenido nuestra ración de calitas, no podíamos olvidarnos de visitar el corazón de la isla, su capital Palma de Mallorca. A pesar de que el hotel estaba situado a no mucha distancia del centro, serían unos 20-30 minutos a pie, preferimos desplazarnos en coche para estar un poco más cerquita y ya que luego por la tarde-noche nos cambiaríamos a un hotel un poco más hacia las afueras, pues ya nos íbamos directamente desde allí. Encontrar aparcamiento por las callecitas del centro de Palma, no fue empresa fácil. Dando una y otra vuelta, yendo y viniendo, hasta que al rato dimos con un espacio de zona azul. Más que sea, pagar para unas cuantas horas y despreocuparnos.

Desde allí nos fuimos adentrando entre callecitas sumamente tranquilas. Construcciones de piedra y tonos ocres, era como sentirse en otra época. Avanzamos pero aún no dábamos con más turistas, imagino que desperdigados por el resto de la red de callecitas que haría que nos fuéramos adentrando más y más.
 

 

Al rato escuchamos que viene alguien y se trata de un grupo de turistas que van motorizados en sus Segway. Si que es una forma práctica de recorrer las calles, más relajada desde luego, pero yo prefiero el método tradicional del pateo, aunque la verdad no me importaría probar un cacharrito de esos. Sé de buena tinta que Pau y Jexweber los han podido probar y hablan muy bien de ellos.
 

El centro se iba acercando, veíamos algo más de negocios: algunos bares, tiendas de souvenir… pero al ser verano yo creo que el ritmo de la gente se frena. Mucha gente de vacaciones en pleno mes de julio, es normal. Son los turistas los que dan más vidilla al lugar.
 

Alguna pareja disfrutando de un paseo en coche de caballos. Otra buena forma de recorrer la ciudad mientras se toma el sol y se sacan fotos. Hacía un día estupendo.
 

Y en lo que respecta a la arquitectura, el centro es una pasada. Cantidad de iglesias y edificios antiguos muy bien conservados.
 

Fachadas con muchos balconcitos y grandes ventanas, seguro que tiene que ser una gozada desde el interior además de luminosos. El placer de tener un balconcito es algo inigualable, lástima que en Hong Kong es algo que no se ve tanto como debiera. Lo echo de menos en mi casa.
 

El gentío ha ido aumentando, nos encontramos próximos a la Plaza Mayor. Aritstas callejeros, gente tomando algo en alguno de los bares, de compras, tomando un helado; todo así de repente.
 

 

 

Además en la plaza habían un mercadillo, otro punto más para los curiosos. Lugar de paso por el centro de la plaza para luego volver a perderse por la siguiente callecita, o bajo los soportales para resguardarse del solecito que se dejaba ver entre las nubes.
 

 

 

Seguimos nuestro camino dejando atrás el ajetreo, será cuestión de ir en busca de un sitio para comer/picar algo. Algo seguro que encontramos, pero mejor alejado de la plaza mayor que ya se sabe como se las suelen gastar en los sitios más turísticos. Y finalmente dimos con un bar donde pedimos unos platos combinados y unos refrescos, que nos dejaron más que satisfechos. Anda que no hubiera estado bien sentarse un rato a la sombra en un banquito para echar una pequeña siestecita 🙂
 

Creo que de haber tenido un par de días más, no nos hubiera importado perdernos más tiempo deambulando de una calle a otra. Especialmente mi novia se quedó prendada de la cantidad de boutiques, tiendas de accesorios, sitios para comer… creo que esto reafirma más que un día tendremos que volver 🙂

Si les gustó el relato, no se pierdan otro aún mejor. Nuestro amigo Ignacio relata su paso por estas mismas calles y con las fotos que nos tiene acostumbrados.

 

8 comentarios en «Las calles de Palma»

  1. Pingback: Bitacoras.com
    1. Era más bien un grupo grande cocentrado en un lateral de la plaza mayor, pero te aseguro que si quieres más tranquilidad la encuentras. Sino, esperar a la hora después de comer (siestita) y desierto.

      Gracias 😉

  2. Me alegra ver un post sobre Palma y que no salga ni la Catedral ni el Castillo de Bellver, sino más bien de sus callejuelas, sus lugares tranquilos y demás. A mí me encanta pasear por ahí cuando hace buen tiempo. Hay momentos que parece que ha habido una hecatombe y que eres el único superviviente de lo tranquilo y silencioso que se puede estar.
    Espero que vuelvas pronto ^^

    1. La catedral la visitaríamos más tarde, ese día dio para mucho, aunque lástima de lo del castillo. Como nos comentaste durante la cena, hubiera estado bien ir para ver las panorámicas de la ciudad desde allí. Disfrutamos mucho con el ambiente y las calles a veces un poco laberínticas, muy similares, pero que se respira un ambiente histórico.

      Tuve que volver al coche a poner más dinero para la zona azul, y por momentos iba mirando hacia atrás y no salía nadie, ni un ruido, misterioso 🙂

      Espero que si.

    1. El aspecto de los negocios de antaño que aún conservan esa magia. No sé porque, me vino a la cabeza «Farmacia de Guardia» jaja, no sé si la combinación de colores o que. Los alrededores estaban llenos de más tiendas curiosas, pero esta sin duda, saltaba a la vista. Muy buen reclamo.

      Un saludo.

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