Repulse Bay

Pequeños rincones que uno creía haber descubierto pero que con el paso del tiempo uno se olvida de su existencia. Así es como pude aprovechar para visitar el templo «escondido» en uno de los laterales de la playa de Repulse Bay en nuestra reciente visita. Las carreras acababan muy cerca de este rinconcito donde se juntaban estatuas de vivos colores; un templo en honor a la diosa Tin Hau que es la protectora de los pescadores y toda la gente del mar.


 

Después del día de competición fue cuando tuve un poco más de tiempo para recorrerlo y siendo un poco más de las 5 de la tarde la marea estaba algo baja dejando al descubierto una pequeña calita justo en frente del templo. Los rayos del sol se reflejaban y el color dorado resaltaba más aún.

Pequeñas figuras de budas a la sombra de los árboles y otras de gran tamaño con todo lujo de detalles, sino fíjense en algunas de las fotos que pongo a continuación. ¿Cuál de ellas les llama más la atención?


 

 

No podían faltar los dragones y hasta incluso se cuelan algunas cabras, mmmm, interesante.


 

 

Todo un trabajito minucioso el de estas estatuas que se componen de muchos pedacitos de mosaico. Un gran trabajo sin duda y que requiere de paciencia, eso me recuerda que tiene un parecido similar al complejo del Parque Güell.


Desde lo alto asoman algunos de los edificios residenciales cercanos que gozan de una vista magnífica, pero claro está, no al alcance de todos los bolsillos. Quien pudiera, no?

También podemos aprender un poco más de la historia del lugar y saber el por qué se denominó al lugar como Repulse Bay. Data del año 1841 cuando los piratas hacían de las suyas por la zona atracando a barcos mercantes que pasaban por allí, pero la intervención de la flota inglesa frenó los ataques de estos.

El nombre en chino: Tsin Shui Wan, que significa agua poco profunda y que también tiene un doble significado que implica longevidad. Me imagino cómo sería por aquel entonces cuando no había nada en los alrededores. Más tarde, casi cien años, llegarían los japoneses hasta estas cosas durante la Segunda Guerra Mundial y uno de los generales nombraría el lugar como: «Green Seaside Beach» por los árboles cercanos a la playa, entorno de arena blanca y aguas transparentes. Desde entonces se intentó potenciar el turismo y hacerlo un lugar atractivo para la gente.

Es bonito contemplar el reflejo del sol a medida que va atardeciendo. Pensar que es parte de la historia de la ciudad, bahía por la que pasaban piratas y buques mercantes, hasta nuestro días en los que se disfruta de una tranquila playa y lugar de paso para los turistas.


 

 

Que se conserve así por muchos años más, aunque sea por otros mil más como su propio nombre indica 🙂