En lo alto

¿Qué es una de las cosas que se puede hacer en Taipei? No dejar pasar la ocasión de visitar el rascacielos más alto del planeta: el Taipei 101, aunque seguro que muchos habrán sabido en que Dubai están terminando uno que lo superará, no obstante, me hacía ilusión entrar en este edificio y lo que ello representa, sobre todo en ingeniería.

Tuvimos suerte siendo de los primeritos en la cola, y eso que no sabíamos a ciencia cierta a qué hora abría y eso que se trataba de un domingo. Mejor sin prisas y con tiempo para recorrer el mirador que se encuentra entre la planta 89 y 88. Ya en el hall de recepción, se nos da la bienvenida con este colorido cartel y las curiosas mascotas en honor a este gigante de cemento.

Sólo decir que cuenta con el ascensor más rápido del mundo, capaz de elevarse hasta casi una planta 90 en nada más y nada menos que 37 segundos, ya verán como se quedan los oidos una vez arriba, eso si es velocidad, fiuuuu!!

Ni que decir las vistas que uno puede divisar desde ahí arriba a más de 480 metros sobre el suelo. La pena que el día estaba algo nublado y no dejaba ver en toda su extensión la distintas zonas de la ciudad de Taipei. Edificios de casi todos los tamaños, grandes explanadas… había de todo en los alrededores de la torre.

¿Y esta gran inmensa bola dorada? es lo que mantiene al edificio estable cuando se produce algún tipo de seísmo, la cual puede soportar temblores de hasta 7 grados en la escala Richter, ahí es nada, y su peso no es para menos: 730 toneladas; o contrarrestar los efectos del viento para un edificio de tanta altura, . En honor a este «damper» es de donde provienen las mascotas que se puede ver decorando distintas partes del recorrido por las dos plantas del mirador. Realmente impresionante!

Pero no todo es ciencia y tecnología en el 101, también hay un espacio dedicado a otro de los tesoros de Taiwán, el que se esconde bajo sus mares en forma de coral. Podemos observar una bonita colección de ejemplares de estos corales, finamente tallados con una gran cantidad de detalles, una pasada de veras. Entre ellos había un ejemplar de águila, había que verlo de cerca… lástima que mi cámara estuviera a punto de fallecer mi batería.

Y como no, de todo esto siempre se tiene que sacar partido en la parte comercial. No podían faltar las correspondientes tiendas de souvenirs de todo tipo relativos al edificio en cuestión, además de, vender collares y otras piezas de joyería hechas con coral y jade taiwanés. Con algunas piezas de precio prohibitivo pero gran belleza.

Más compras para los que quieran dejarse los dineros. Una vez después de bajar de las alturas, en la base de este rascacielos nos encontramos con un amplio y moderno centro comercial con tiendas de todo tipo, en su mayoría de lujo, además de, restaurantes. Un paraíso para las compras 🙂

Todo un ejemplo de superación y un orgullo para la gente de Taiwán, además de ser uno de los símbolos en Asia y en el mundo, hay que verlo 😉

C.K.S

La verdad que hacía un tiempo que no metía alguna entrada sobre alguno de los viajes del pasado año 2008, en concreto, los de Australia y Taiwán. Aún tengo entradas pendientes para contar algunos detalles más sobre mi paso por ambos destinos. En esta ocasión, caeré del lado taiwanés…

Uno de los sitios de visita obligada si pasas por Taipei situado en el distrito de Zhongzheng y con parada en una de las líneas de metro, muy fácil llegar 🙂 Este monumento en honor a una de las figuras más representativas de Taiwán. Se decidió tras su muerte levantar este monumento, el cual abrió sus puertas por allá en el año 1980 en la fecha que se conmemoraban los 5 años de su muerte.

Como se aprecia en las fotos, ese día el tiempo no acompañaba mucho la climatología. El día anterior por la noche había estado lloviendo un poquito, aunque con suerte ese día se mantuvo seco a pesar de lo nublado del cielo. El lugar es realmente grande, no llega al punto de Tiananmen, pero impresiona, como cualquier memorial.

El Teatro Nacional junto con el Auditorio Nacional, lugar de celebración de numerosos actos y eventos musicales durante buen parte del año, se puede referir a ambos como NTCH, que lo que viene a ser, el centro cultural de este memorial.

Completa simetría es lo que se puede observar desde lo alto de las escalinatas de acceso al edificio principal. Al fondo la puerta principal que da acceso al conjunto con los edificios del Teatro y Auditorio Nacional, y unos coloridos jardines. Al fondo podemos ver la puerta que da acceso a la Plaza de la Libertad, también integrado dentro del grupo.

Y en su interior, no podía faltar una estatua en su honor. Bien sentado en su trono y presidiendo desde las alturas y acompañados de las banderas de Taiwán.

A ver quién sabe decirme a qué personaje corresponden las siglas del título del post… más que tirado no? Y pensar que quisieron cambiar el nombre, ayyy, pero finalmente lo han respetado. Se ve que no habría gente contenta con lo que representaba la figura de este personaje, en la historia de China y Taiwán.

Pueblecito minero

Para «huir» un poco del bullicio del centro de Taipei, darse una escapadita hasta Jiufen, pueblecito situado hacia el norte de la capital al cual se llega en apenas 1 hora de trayecto en guagua. La mejor opción, moverse en metro hasta la parada antes de la estación central de Taipei y de ahí, guagua hasta Jiufen.

Se trata de un pueblecito que hace muchos años su actividad principal se centraba en las minas de oro. Su esplendor durante el periodo de dominación Japonesa, pero una vez el oro agotado, su popularidad fue decayendo hasta que un tiempo más tarde fue de nuevo descubierto como lugar turístico. Bastante bien conservado y lo curioso de ver las casas encaramadas a los lados de la montaña.

A pesar de que el tiempo no estaba muy allá que digamos, se podían divisar unas buenas vistas de las montañas con el mar a lo lejos.

Nos encontramos con callecitas estrechas pero repletas tanto de tiendecitas como restaurantes o puestecitos donde ir probando comida de todo tipo. Al principio, nada de gente, aparentemente todo tranquilo…

… pero luego, sólo se veían el ir y venir de las cabezas de la gente en una y otra dirección. Una de las callecitas principales de Jiufen abarrotada de gente, de compras, comiendo, curioseando… Realmente no me iba a imaginar que hubiera tanta actividad, pero claro, estando de fin de semana, es la mejor ocasión.

Una de las cosas que probamos: pinchos de setas. Y un plato muy simple, poner las setas a la parrilla, mojarlas con una salsita (creo que de soja) y un toque picante al gusto, luego troceadas y a pinchar, el aperitivo está listo. ¿El precio? de risa y riquísimas. Tanto nos gustó que repetimos 🙂

Una de las estampas más típicas de Jiufen, calles empinadas decoradas de farolillos y con el constante paso de curiosos arriba y abajo. Seguro que una vez se haga de noche, aún más bonito resulta 🙂

Una visita recomendable para los que quieran alejarse del bullicio del centro de la ciudad y conocer algo diferente por Taiwán. Tiene mucho por descubrir, sin duda.

Moverse por Taipei

Al igual que otras ciudades de Asia, la ciudad de Taipei también cuenta con una red de metro que nos facilitará nuestros desplazamientos de un punto a otro. Una red sencilla, de las cuales las que más usamos fueron:

  • La azul (oeste-este): desde Nangang hasta Yonging.
  • La roja (norte-sur): Danshui hasta Xindian.

Y como uno de los nodos principales, la estación central de Taipei donde podremos hacer el cambio de una línea a otra con facilidad. Lo que llama la atención en las estaciones es el sistema de puertas de seguridad. No llega a ser como en Hong Kong, Pekín o Tokyo, ya que estas no llegan a cubrir hasta el techo, también decir que el aspecto parece más de estación de tren debido a la amplitud y la altura del techo, un aire con Singapur.

Todo muy señalizado, por supuesto en caracteres chinos (tradicionales) aunque se hable mandarín la escritura usada es igual que en Hong Kong, caprichos del idioma no? y debajo en su correspondiente nombre en pinyin, no da lugar a pérdidas.

Podemos optar por comprarnos una tarjeta tipo Octopus, con la que pagar en los torniquetes o bien optar por comprar billetes sencillos a modo de moneda plástica como nos enseñaba Alberto cuando también visitaba Taiwán, realmente curioso, no?

Y siguiendo el ejemplo de los metros en Japón también podemos encontrarnos con un simpático móvil que nos invitar a mantener el móvil calladito, los demás te lo agradecerán. ¿Esuche a alguién hablando en los vagones del metro? ¿Algún politono? … ni por asomo.

Buen viaje y a dejarse llevar por el metro de Taipei 🙂