¿Se pensaban que me había olvidado de seguir posteando sobre mi viaje austral? ni mucho menos… entre que estaba con el examen de chino y demás cosillas, con poco tiempo para sentarme y seguir contando este gran viaje, eso sí, poquito a poco, para no empachar.
Una de las cosas que más sorprende nada más llegar a Sydney, es la arquitectura. Y no es que sea un especialista, pero llama la atención lo bien conservado de los edificios y el colorido de los ladrillos. En lo que se refiere a edificios altos, no es lo que predomina si lo vamos a comparar con Hong Kong por ejemplo, las casitas como mucho de 4 plantas de media y a cada cual más cuidada.
Empezando por la zona cerca de la estacion de Central, como a unos 10 minutos caminando nos encontramos con el Paddy´s Market, lugar de paso obligado para recorrer sus puestecitos y hacer las compras de souvenirs de última hora, pegadito a la zona de Chinatown.
Según seguimos subiendo hacia el norte del centro de Sydney, el siguiente punto de parada es: Darling Harbour. Primer contacto con la actividad marítima, respirar el ambiente del waterfront con sus terrazas y restaurantes. Un gran espacio por donde pasear, sentarse a contemplar el puerto, montarse en un barquito o una lancha rápida… lo dicho, si uno se aburre, es porque quiere.
Otra cosa que ayuda en Sydney, no solo por el centro, las distancias a mi me parecieron cortas. Yendo desde Chinatown a Circular Quay se tardan sobre 30 minutos mientras se callejea, se descubren más rincones, tiendas, food courts, curiosidades… merece la pena patear para conocer la ciudad más a fondo.
Durenta el recorrido en dirección hacia Circular Quay, hacia el norte de la ciudad (desde donde se aprecian las bonitas vistas del Opera House y el Harbour Bridge) se pueden ir descubriendo edificios a cada cual más llamativo, bien sea por sus formas o por los colores de su fachada. A mi me hacía transportarme a otra época, a pesar de estar rodeados por algunos edificios más altos y modernos.
Yo creo que la mezcla de tradición y modernidad lograda en Sydney, es un ejemplo a seguir por muchas ciudades. Tiene aire inglés, pero sin ser inglés… rascacielos en la zona financiera pero no en abundancia. Se respira un ambiente pausado, se nota en la gente, en el tráfico… Sin duda, una atmósfera única.
Más entrañable aún la zona de The Rocks, muy pegadita al Harbour Bridge dejando atrás Circular Quay. Conjunto de calles chiquitas, estilo colonial y lugar donde se inició la actividad en la ciudad de Sydney, donde los primeros colonos se asentaron y con el tiempo fue dando paso a la ciudad que conocemos hoy en día. Sitio más que recomendable. Sus tiendas, pubs, restaurantes, mercadillos de finde… variedad para todos los gustos.
¿Quien diría que la foto anterior se trata de Sydney?… el atardecer iba cayendo sobre la ciudad. Aunque el día estaba siendo largo se le estaba sacando provecho, y lo que quedaba por descubrir, pasar de nuevo por los mismo lugares, apreciar los detalles y sobre todo: con mucha calma, estilo aussie 🙂