Empezamos una nueva semana y dentro de poco también cerramos el mes de agosto, cómo pasa el tiempo. Poco a poco la gente en septiembre volverá al ritmo habitual del trabajo o también habrá otros que aprovechan para irse de vacaciones cuando el resto vuelve. Para los que se quedan en la ciudad y viven el día a día, uno de esos lugares con encanto y para los turistas como nosotros, de paso obligado para tomarle el pulso a la ciudad de otra forma.
Estoy hablando del mercado de la Boquería donde los colores y los olores se mezclan para el disfrute de los sentidos. Empezando por los puestos de frutas en los que podemos elegir entre gran variedad para llevarnos a casa, o bien, tomarnos un jugito en el momento.
Pasando por las verduras. Todo tiene una pinta estupenda y se nota la frescura de los productos con tan sólo mirarnos. Por si acaso, no está de más recordar a los despistados que no se deben manosear las frutas o las verduras, y es que siempre hay gente que se deja llevar y olvida las formas.
Otro de los atractivos de este mercado son los puestos de productos del mar. No faltan cangrejos, gambas, cigalas, percebes o pescados varios, entre otros. Es todo un espectáculo para la vista.
A ver, hoy tenemos: merluza, bacalao, salmón, lubina… Deje que me lo piense un rato que estoy algo indeciso
Entre los puestos me llamó la atención este en especial. La especialidad: huevos. Perfectamente colocaditos , de varios tamaños y tanto blanquitos como marroncitos. Hasta tenía huevos de avestruz, que intuyo son los de mayor tamaño en la parte derecha de la foto al fondo. Me imagino el mimo que deberán tener para colocarlos, «manda huevos» 🙂
Parece que el ambiente iba siendo cada vez más tranquilo, y es que la mayor parte del pescado había sido vendido y llegaba la hora de hacer el cierre. Puede que si hubiésemos llegado antes, el ambiente hubiera estado en más ebullición. Creo que serían cerca de las 5 de la tarde por aquel entonces, la jornada se daba por finiquitada.
Los más rápidos ya lo tenían todo recogido y a la espera de reponer las provisiones para la jornada del día siguiente. Ahora toca descansar. La gente va saliendo poco a poco del recinto y seguro que en pocos minutos las puertas estarán cerradas.
Hay que estar allí para vivir y disfrutar del ambiente. Es como bien decía David respecto a las ramblas. Siempre que puedan, no dejen de visitar los mercados locales, son una experiencia más que interesante y éste de Barcelona no es una excepción.