En nuestros primeros pasos por las calles de Seúl, el ambiente recuerda un poco a algunas calles de su vecina Japón, algunos matices de calles de Tokyo, pero con su estilo propio.
Estabamos situados en la zona de Myeng-dong, bastante céntrica y bien comunicada para acceder a varios de los puntos de interés de la ciudad. Por la misma nos podemos encontrar cantidad de callecitas entre las que los neones destacan una vez llega la noche.
Entre tanto neón, no pueden faltar las tiendas o restaurantes que se precien. Bien que callejeamos por esa zona al poco de llegar al hotel, por allí fue donde tuvimos nuestra primera cena, aunque algo tempranera, luego caería otra y no vean como nos pusimos 🙂
Las luces de neón que se pierden en el fondo de la calle y mientras la gente se cruza veloz, y bastante más ajetreo que habría más tarde, bien sea para ir de compras o cuando llega la hora de la cena. La gente por lo que podimos ver, gusta mucho de reunirse y salir a cenar, casi todos los sitios repletos o al poco de llegar nosotros, se llenaban hasta la bandera. Es que atraemos la clientela jeje.
Dentro de nada uno de esos posts culinarios que tanto gustan. Y es que la comidad también es uno de los puntos fuertes por esas tierras, merece la pena.