El mismo día que visitabamos las tumbas a las afueras de Hué, luego nos desplazamos a la ciudad de Hoi An. La intención era pasar allí 2 días, desde el jueves por la tarde que llegamos para regresarnos luego a Ho Chi Minh. El trayecto en guagua desde Hué no se hizo del todo pesado a pesar del calor, aunque claro está con el aire acondicionado a tope dentro, que sino… Hicimos un parada técnica al par de horas para descansar un poco y estirar las piernas.
Llegamos a Hoi An a eso de las 6 y algo de la tarde, casi de noche, con lo que las visitas ya las dejaríamos para el siguiente día. Nos ibamos a quedar en el «Hoi An Beach Resort», situado a unos 3kms del centro de la ciudad, pero con un servicio de guagua que nos podía llevar al centro sin problema. La verdad que estaba muy bien el sitio, se notaba un sitio tranquilito y las habitaciones tenía muy buena pinta.
A pesar de que ya no había luz, el cuerpo pedía darse un bañito en la piscina para relajarse. Luego duchita y darnos un paseo cerca del hotel, donde encontramos un «restaurante» improvisado en la playa, simplemente era una esterilla en la arena y con una velita en medio. Al poco estabamos rodeado de un par de señoras que nos ofrecian sentarnos a cenar, con lo que al final aceptamos. Comimos gambas, almejas y hasta un pescadito a la parrilla. La noche estaba bastante despejada y no se escuchaba apenas anda, tan sólo las olas de fondo y alguna gente hablando a lo lejos. Fue una experiencia bastante entretenida y probar algo nuevo.
Como tampoco nos apetecía estar dando muchas vueltas, nos volvimos al hotel y allí nos tomamos algo antes de irnos a la cama. La terracita que tenía el hotel daba justo al lado del río donde estaba situado el resort donde nos quedabamos. Pude captar alguna que otra bonita foto del paisaje nocturno del río.
Al día siguiente para aprovechar el día, levantarnos tempranito, desayuno y al centro de la ciudad para recorrer sus calles. Esta ciudad tuvo gran importancia en el siglo I ya que fue el mayor puerto del sureste asiático, conocida la ciudad como «Lam Ap Pho (Ciudad de Champa)». Uno de los símbolos más característicos de esta ciudad es un puente de estilo japonés (unido a una pagoda budista en uno de sus laterales), ya que había un asentamiento japonés al otro lado del puente cuando la ciudad se encontraba dividida.
Sus calles con las fachadas de aspecto algo descuidado pero de llamativos colores es uno de sus atractivos, además de, poder encontrar cantidad de souvenirs y la posibilidad de hacerse trajes o camisas a medida por un precio muy asequible. La ciudad cuenta con infinidad de puestos, y un mercado de frutas y verduras con gran actividad.
Algunos de los puestos de souvenirs en los que tenían botelleros y figuritas hechas de madera, y de precio nada caro, pero siempre está bien sacar algún descuentillo y más si eramos varios los que hacíamos la compra, el negocio lo tenían asegurado 🙂
A pesar de que parte de las calles de la ciudad se encontraban en obras, la ciudad no perdía su encanto. Pudimos visitar algunas de las casas de reuniones que se encuentran repartidas por la ciudad, algunas de gran belleza y con cantidad de detalles en su decoración. Sin duda un estilo diferente comparado con lo que vimos en Hué el día anterior.
Y así transcurrió el día, entre las compras, una parada para comer y luego de vuelta al hotel para aprovechar algunas horitas de sol y coger unos rayitos junto con unos remojones. El día lo aprovechamos bastante bien. Al día siguiente teníamos el vuelo de vuelta a Ho Chi Minh que lo cogeríamos en Danang, una ciudad a medio camino entre Hoi An y Hué, con lo que en el hotel nos recomendaron salir con tiempo, total que al final nos sobró, pero mejor no haber ido apurados.
Mis impresiones a lo largo de los pocos días que llevaba en Vietnam: más que encantado. Conocer un nuevo país, nuevas ciudades, tipos de construcciones y paisajes, y sobre todo, la compañía: Alberto y sus amigos. Para terminar este post sobre la ciudad de Hoi An, el citado puente japonés de cuando la ciudad estaba dividida y símbolo de la ciuidad en sí.