Uno se ve con ganas de comer después de haber estado pateando un buen rato, el sol parece que aprieta más y los restaurantes escasean por la zona. El desayuno de aquel día hacía tiempo que estaba más que digerido y el cuerpo nos estaba pidiendo algo más de sustancia. Alberto hacía uso de la guía para ver si daba con algún restaurante próximo pero esta vez no había suerte, teníamos que improvisar. Al poco nos encontramos con un sitio muy local a la vuelta de una esquina, ni el menú en inglés pero al menos con fotos que eso siempre ayuda.
Nos sentamos a la mesa, Coca Cola fresquita frente a nosotros mientras esperamos que lleguen nuestro plato. A la vista además de unas botellas de agua, condimentos varios para darle un toquito distinto a nuestra comida. Mejor no pregunten qué es lo que había en el vaso con el logo de Fanta (¿años 60?), pero con el colorcito y oliendo un poco, sabemos que es potente. Más de lo mismo en los otros envases..
¡Buenoo! la comida ya está aquí, vamos allá ¿Qué habrán pedido estos dos muchachos? una «especie» de tortilla con algo de verduritas, brotes de soja, además de algunas gambitas y mejillones. De aspecto y sabor crujiente, aderezada con un toque de salsita picante pero suavita, nada que ver con la que comentaba anteriormente, aunque antes probar un poquito para no llevarse una sorpresa 🙂
Desde luego que el plató entró de maravilla. Calmada nuestra sed y nuestro apetito, ahora podíamos reposar un poco la comida al fresquito de los ventiladores del local. En los alrededores todo muy tranquilo, mientras el cocinero seguía afanado preparando algunas tortillas más, gente que esperaba su pedido para llevarlo a casa. Algunas personas más comen en silencio sus noodles, hay intercambios de miradas y sonrisas. Creo que son pocos los extranjeros que habían pasado por ese pequeño local, quien sabe cuándo vendrán los próximos.
Si es que a veces, las cosas más sencillas resultan ser las más ricas, ¿no les parece? seguro que el día de hoy habrá sido otro más en los que «tortillas» y noodles habrán sido despachados a más clientes y sin perder la sonrisa. A veces no hace falta hablar el mismo idioma, un simple gesto basta.
jajajaja, mira que eres comilón 😀 tu blog más parece una guia gastronómica del sudeste asiático 😀 Estas tortitas que habéis comido (¿dónde, por cierto?) se parece MUCHO a las típicas tortitas de camarones de Cádiz 🙂
La verdad es que a la gente le gusta bastante cuando hablo sobre comida, no se por qué será jeje 😀
Alberto usó la palabra camarones cuando vio las gambitas pequeñas, curioso.
Ah, vale, ahora veo en la etiquetas que es en Bangkok… la comida tailandesa siempre tiene un pintón que flipas… que ganas de irme a Tailandia, oiga!!
El pad thai, el arroz frito y otros platos, básicos en la cocina tailandesa. Y tan picante no es como lo pintan, para todo hay grados. Por cierto, no hay algún restaurante de comida tailandesa cerca, o algo asiático variadito, sin ser chino… lo que pasa que luego lo ponen de exótico y te clavan por el precio. Me acuerdo en Madrid que pedí un pad thai en un sitio y cuando vi el precio O_o
Buena comida y buena compañía! Para qué más! 🙂
Cierto cierto, con poquitas cosas uno es feliz y sobre todo juntando ambas. Yo también sería feliz con unas piezas de sushi o un buen ramen, mmmm 😀
Tuvimos suerte de tropezar con aquel señor cocinando en la calle. Después de llevar casi media hora buscando restaurantes que no existían era capaz de comerme cualquier cosa, y eso en el sudeste asiático tiene peligro. xDDD
La tortilla estaba buena y nos quitó el hambre, y además nos costó una birria. No se que puede pedir más…
Al principio uno tiene algo de respeto por los puestos callejeros o sitios que no parecen de mucha confianza, pero al final, uno termina probando y yo hasta ahora no he tenido ninguna mala digestión, y lo bueno que sabe todo 🙂
Como nos poníamos de morados a arroz frito o pad thai en sus distintas variantes y un precio tirado, ufff que ganas!
ai!! que envidia más sana que me das. Cuando yo fuí a Bangkok venía de Singapur y la verdad es que fue un shock bestial. pasé de la pulcritud y el orden al caos total y me dio miedo a comer de los puestos de la calle aunque reconozco que olían taaaan bien…
El plato que nos comentas tiene una buena pinta increíble.
El problema de ir en un viaje con guía era que solo comíamos en buffetes para turistas y la comida… bueno… y sí, había una sopa hiper-mega-ultra picante que el guía me insistía en comerla porqué era buena para la salud.
No te irías de Tailandia sin probar un buen pad thai o un arrocito frito, verdad? aunque imagino que en un puesto menos callejero. A todo el mundo le impone, pero a veces es lanzarse y disfrutar.
Ahora que dices lo de esa sopa, puede que fuera Tom Yum Kung -> en.wikipedia.org/wiki/Tom_yum Yo la he probado pero sin llegar a ser extremadamente picante y sabe rica, lo de la salud ya no sé pero el calorcito interno no te lo quita nadie, jeje.