Ayer por la tarde después del trabajo, mi novia y yo quedamos en Mongkok como solemos hacer en más ocasiones con la intención de cenar alguito primero y luego ir a ver una película. En esta ocasión elegimos la de «In time», en la que aparece Justin Timberlake y la verdad no está mal del todo, tiene sus momentos de acción y el concepto en sí es interesante: el tiempo como moneda de cambio.
Tuvimos que ir a la sesión de las 10 de la noche, así que, cuando salimos ya pasaban unos minutos de las 12 de la noche. El centro comercial Langham donde están los cines, estaba en silencio y las escaleras mecánicas ya dormían, tan sólo la gente de camino a los ascensores o escaleras abajo hacia la salida. Era momento de ir en dirección al metro y rumbo a casita. Para nuestra sorpresa, en uno de esos callejoncitos siempre tan bulliciosos en plena tarde, donde ahora pasaba menos gente de lo habitual, había un señor un tanto curioso. Estaba sentado en una sillita mientras iba dando forma a algo con sus manos y nos acercamos a mirar un poco más de cerca. Allí estaba el buen hombre tejiendo unas figuritas en forma de flor, mariposa o saltamontes (como el que ven en la foto).
Con un pequeño cartelito escrito en chino y en inglés, contaba que tenía 78 años y que procedía de China continental. Por consideración a su bonita labor, pedía no sacarle fotos y agradeciendo la contribución de la gente. Nos quedamos un rato mirando como iba dando forma a las figuritas, a la vez que observábamos las que ya tenía terminadas. Después de estar mirando un rato, mi novia se decidió por el saltamontes. Su precio de tan sólo 30 HK$, pero incluso el más caro que tenía forma de mariposa, ascendía hasta los 50. Desde luego, un precio más que simbólico para el trabajo que hay detrás de cada una de estas figuritas.
Nos alejamos del hombre con una sonrisa, mientras él seguía a lo suyo. Espero que alguien más se parase como hicimos nosotros y tener el detalle de colaborar con él. ¿Lo veremos de nuevo en el mismo lugar? tan sólo lo sabremos cuando se haga de noche nuevamente y quien sabe, seguirá en el mismo sitio y sin perder esa mirada humilde.
Que trabajo más chulo. A veces los artistas callejeros nos dan estas sorpresas 😀
Y tan gratamente. El señor súper simpático, así da gusto.
Había un señor aquí en Gijón que hacía cosas como esas 🙂 Son una pasada! 😀
No le compraste nada? estaría bien compartir una historia similar 🙂
Pues no porque lo vi un par de veces el año pasado por el verano pero iba con prisa y luego no lo volví a ver más 🙁 Si le vuelvo a ver compro alguno y os lo enseño para ver si era parecido a este tuyo 😀
Vaya. Es de esas cosas que uno piensa ‘igual lo veo otro dia que vaya con calma’ y después se nos pasó la ocasión. Recuerdo haber visto en España algunos haciendo cosas con latas de refrescos, a modo de ceniceros y figuritas, muy currado también.
Y de qué está hecho?
Diría que es como de hoja de bambú. Ni muy verde ni muy seca, justo con el punto para que le pudiese dar forma y si te fijas pudiese dejar el tallito fuera para sujetarlo.
Por lo que explicas parece como si este señor hiciera estas figuritas por necesidad económica mas que por arte, pero desde luego el saltamontes de la foto es una pequeña obra de arte.
Yo creo que había mezcla de ambas, y lo que me gustó es su poco afán por intentar venderte las cosas, de lo más tranquilo. Seguro que si vende unos cuantos esa noche, le ayudará, siendo para el un hobby, se le veía muy diestro manejando las hojitas.
Tengo que inmortalizar mejor el saltamontes 🙂 nos dijo que debiéramos ponerlo en agua, imagino que para evitar que se seque mucho la hoja y no se eche a perder.
Hola Javier!
Sí que está, sí que está, yo ya lo he visto muchas veces en la salida E de Mong Kok, e incluso me lo encontré una vez en el metro! Son una psada las figuras que hace, menudo artista!
Es bueno saberlo, porque no me importaría comprar alguna que otra figurita más adelante si me tropiezo con él. Parece que no oye muy bien, porque había una pareja justo al lado de él cuando nos lo encontramos (pensé que estaban con él, familiares o algo) y la chica pues le tocaba el hombro cuando nosotros le intentamos decir algo, y no miraba en la dirección que era. Ahí dándole un poco al mandarín 🙂