Nos sentamos a la mesa con unos amigos para disfrutar cenando. Un restaurante local en el que he estado unas cuantas veces ya, que por cierto me reservo por si viene alguien de visita, un sitio para sorprender por la calidad de su comida. Como decimos en mi tierra, es el típico guachinche familiar y donde se come estupendamente. Puedes llevar tus propias bebidas, así que esta vez era momento de llevar un par de botellitas de vino.
A pesar de que había platos de carne, el vino tinto no fue el elegido esta vez sino el blanco. Previamente enfriado un poquito y a la mesa esperar en lo que se hace la cazuelita que teníamos delante. También habrían verduras, arroz frito y algo de marisco; muy completita la cena.
La comida lista y el vino en el vaso, momento de ponerse manos a la obra!
Desde luego que no será el último de estos maridajes, y ahora que empieza época de algo más de fresquete viene bien para entrar en calor. También aprovecho para dar un poquito de promoción entre mis amigos locales y se aficionen más a nuestros vinos, que no sólo se vive de vinos franceses o italianos :P. Las dos botellas que llevé llegaron bien, pero creo que para la próxima llevaré una adicional porque parece que gustó y sino, pues rellenar con cerveza que tampoco es mal acompañamiento.
Que buena pinta Javier! 😉
Una cenita con mucho fundamento, y eso que esta vez no quise poner demasiados platos sino centrarme en el vino.
Tú si que sabes!
Descubriendo platos nuevos y con buen vinito, genial 😉
Asi si!! 😀
Ahora que se me ocurre, podría hacer algo a la inversa con comida española y algún vino / licor especialidad local. No estaría mal 🙂 es que con tus platazos, das ideas, jeje.