Cuando uno cree estar sólo en compañía de árboles y plantas en medio de la montaña, a veces nos podemos llevar sorpresas gratas e inesperadas. Una ruta que cada vez siendo más familiar pero que aún me queda por explorar.
Hay algunas áreas de descanso a lo largo del camino y desde las que poder contemplar las vistas de la montaña hacia Wo Hop Shek o incluso hacia la ciudad vecina de Shenzhen al otro lado, pero a veces la vegetación tupida lo dificulta un poco poco.
Este descansito no es uno cualquiera y nada más pasar por la entrada podemos apreciar detalles como el arco hecho con enredadera y un gran símbolo en piedra del ying-yang.
Si no fuera porque uno se fija un poco más, algo se oculta tras un «murito» y una puertita de madera. Nos acercamos un poco más y ante la sorpresa de encontrar un pequeño huertito pero sin nadie más por los alrededores en aquel momento. La pregunta: ¿desde cuándo llevará allí? Anda que tener un trocito de tierra para cultivar algunas plantitas o verduritas, todo un lujo.
El secreto queda entre nosotros y la montaña. Hasta la próxima vez que pase por el lugar, quizás tenga suerte y pueda ver a quien se encargue del sitio. Y un buen pateito hasta allí.
Realmente te gusta el monte, eh Javier? 😛
Hubiera sido interesante que te encontraras con alguien en ese lugar y que además te contara alguna historia.
Un saludo.
PD: en la última frase quizás es «paseíto» en vez de «pateito» ?
Si que me gusta y más teniéndolo tan al alcance de mi mano. Las historias de la gente del lugar si que darían mucho de qué hablar, lo malo que mi cantonés no daría para tanto, jeje 😀
Igualmente válido un pateo que un paseo, lo bueno es estirar las piernas.
Un saludo.