Aprovechando que era viernes, y tras previa consulta en la oficina, pude salir algo antes para coger el vuelo de las 16.00h con lo que vine llegando a Singapur sobre las 20.00h. El vuelo en general bien, quizás un poco estrecho ya que me tocó un chico al lado un poco grandito y juntando que la persona del asiento de delante estaba algo echado para atrás, pues a la hora de la comida me vi un poquito justo, jeje, los inconvenientes de ser un poquito más grande, pero en fin, de resto muy bien.
Mi hotel se encontraba en la zona de Geylang, una zona bastante animada con cantidad de locales para comer y con mucho movimiento de gente. Además de ser también una zona por donde hay bastantes mujeres ejerciendo el oficio más antiguo del mundo (por decirlo finamente). Yo la verdad que ni idea cuando reservé el hotel, sólo vi que era barato y no pintaba mal por fuera, pero ignorando lo que había en la calle. Pero sin problema ninguno, mientras no te acerques a pedirles algo, no te agobian como cuando pasé por alguna calle en Tailandia.
Una vez ya en el hotel y sin tiempo para descansar, mapa en mano, me dirigí hacia el centro de la ciudad, ya que, la zona de Geylang queda hacia el Este. Así que, caminando llegué hasta una de las paradas del metro (MRT), más concretamente la parada de Kallang. Y me dirigí en dirección a Chinatown, en la parada de Outram. La verdad que la zona merece la pena verla, de noche es muy vistosa con los farolillos colgando de una fachada a otra y la iluminación de las casas, que están pintadas de diversos colores. Toda la zona está repleta de diversos puestos para comprar souvenirs locales, así como, cantidad de sitios para comer (llenos a todas horas).
Así que, después de un paseito por la zona, me paré en uno de los sitios para cenar algo. Opté por pedirme un arroz frito con gambas y un satay, plato muy popular en el Sudeste de Asia, y bien puede ser de ternera, cerdo o pollo en pinchito y acompañado de una salsa de cacahuete. La comida estaba tremenda, y bien acompañada por la cerveza local, Tiger beer. Ni que decir, que el trato de la gente de Singapur super amable, y en el restaurante donde comí se portaron de lujo. Y pues la ración bastante abundante, y eso que me pedí la pequeña, me quedé un poquito aboyado, jeje.
Después de la cena, me fui en dirección a casa de Miguel, el compañero informático de Singapur. Como estaba más o menos orientado, me fui caminando desde Chinatown hasta su casa que quedaba a unos 10-15min caminando, bastante céntrica en un complejo cerca del Pearl´s Hill City Park. Allí nos juntamos tres canarios en total: Miguel, Fernando (un amigo de Miguel) y yo. Pensar que hace unos meses estabamos en Madrid terminando el curso, y nos volvemos a ver nuevamente en la otra punta del mundo, y de eso ya han pasado 5 meses casi. Al rato apareción nuestro compañero Juan de Kuala Lumpur que había cogido la guagua hasta Singapur, y vino llegando a eso de la medianoche.
La verdad que la casa de Miguel está muy bien situada, con una vista muy buena de parte de los rascacielos de la ciudad. Aunque eso sí, parece que las viviendas en general en Singapur son algo caras y pues a la gente no le queda otra que compartir piso, y eso que nos «quejábamos» nosotros un poco en Hong Kong, pero más bien por la relacion tamaño/precio, porque en Singapur su casa era bastante amplia.
Luego a conocer un poco la marcha de la ciudad y descansar que al día siguiente había que hacer algo de turismo para conocer la ciudad más a fondo.
Las primeras impresiones de la ciudad estaban siendo bastante buenas. La gente muy amable, todo muy limpio y ordenado… aunque aún me quedaba ciudad por ver, pero ya sería para el día siguiente que me pateé casi la ciudad entera. Lo dejo para el siguiente post que en breve publicaré.