Hola Singapur

Después de mucho tiempo sin visitar uno de los tigres asiáticos, tocaba una escapadita a la ciudad. Hola Singapur, han pasado más de diez años ya pero te recuerdo casi como si hubiera sido ayer.

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¡Hola Singapur!

Una ciudad que se presta a ser visitada porque suele ser un buen punto de encuentro en la región. Desde mi primera visita en los inicios de mi estancia en Hong Kong y luego en otras ocasiones con amigos en viajes siempre un poco fugaces.

La ocasión principal era para un curso de formación en la que me reuniría con algunos compañeros de la zona asiática. Una vez terminada nuestra jornada, poder disfrutar de algunos de los rincones más emblemáticos.

Me sentí como en casa porque tampoco fa´ltó la comida cantonesa con algo de dim sum. No hubo tiempo de visitar algunos de los puestos «hawker» tan típicos pero siempre se prestará para una nueva visita, sin duda. Casualmente había uno cerca de mi hotel que lo descubrí en lo que hacía un pequeño paseo nocturno al poco de llegar.

centro hawker

Y como no, una breve visita a Chinatown con los compañeros y poder degustar una buena cena estilo cantónes, para sentirse uno como en casa.

chinatown

Poder reencontrarme con amigos después de hace mucho como Dani o también Beñat, quien fuese compañero becario de mi promoci´ón en Tokio. Fue bueno poder `ponernos al día de nuestras respectivas vidas en un par de horas. Aprovechamiento máximo.

Me gustaría que en la próxima visita vayamos con las niñas porque seguro lo disfrutarían con la de cosas que tiene que ofrecer: zoo, parque de atracciones, la comida, los malls, los jardines… tengo claro que no sería para un fin de semana y la ciudad se merece al menos 4 días para poder ver lo más representativo.

No sé si tardaremos mucho en regresar pero espero que tengamos ocasión. Si no es este a´ño, igual para el siguiente. No es un adiós pero si un hasta luego.

¡Hasta la próxima Singapur!

Comiendo en Chinatown

 

Uno de los sitios recomendables a visitar en cualquier viaje a Singapur que se precie, es la zona de Chinatown. No sólo por la gran cantidad de tiendecitas en las que uno se puede pasar unas cuantas horas curioseando cositas, sino también por la oferta gastronómica. En el apartado de tiendas, podemos encontrarnos de mucho tipo y se alternan entre los sitios donde comer.
 
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Lo bueno es que hay pasillitos tipo galería por los que ir algo más fresquito las tiendas. Y es que el clima en la ciudad al estar más al sur todavía que Hong Kong, pues el calor es intenso y sobre todo la humedad. No nos podemos quejar porque el tiempo era espléndido y eso también luego a la hora de hacer fotos, se agradece, aunque luego uno tenga que refugiarse cada poco o hidratarse a lo largo del día.
 
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Cuando llegó la hora de comer y después de haber estado callejeando, fuimos casi de cabeza y sin pensarlo. Vimos un sitio en una esquinita, con aspecto algo viejuno pero con las mesas bastante animadas y la comida del menú no pintaba nada mal. ¿Para qué estar caminando más? vamos para dentro y a la mesa.
 
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Antes que nada mientras mirábamos el menú, una cerveza Tiger bien fresquita que siempre entra de maravilla.

 
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Enrolladitos de pato laqueado
 

Esto que parece una tortilla, es mucho más que eso, porque justo debajo de la capa de huevo había unos noodles. Y seguido de otra plato de verduritas salteadas con ajo. El apartado verde ya lo teníamos más que cubierto.
 
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Un plato de pescado al vapor. La forma tradicional de servirlo es en una fuente grande, con el caldito y las verduritas. Luego cada cual va cogiendo pedacitos de pescado según vaya queriendo. Es una forma bastante distinta a cómo estamos acostumbrados a comerlo los occidentales.
 
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Y lo mejor de todo para el final. Aprovechando la carne sobrante del pato laqueado, un salteado.
 
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Para más señas, los detalles de donde encontrar el restaurante:
 

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Tigre asiático: Singapur

 

Mucho tiempo ha pasado entre las dos fotos que muestra a continuación, además que muestran dos caras bien distintas de una ciudad considerada unos de los tigres del sudeste asiático como es Singapur.

Por un lado, el ambiente que se respira en el barrio de Chinatown donde podemos disfrutar recorriendo las callecitas en busca de buena comida, algunos souvenirs o también hay cabida para templos. Tanto de día como de noche, siempre hay algo que nos llamará la atención. En esta foto que data de febrero de 2008, fue el momento que daba mis primeros pasos por la ciudad.
 

Y desde aquel entonces, casi sin quererlo, la ciudad ha pasado ha tener un lugar importante en lo que a visitas se refiere. No en vano, se puede decir que no he faltado a la cita anual de ir a Singapur durante el tiempo que llevo en Hong Kong, aunque he revisado que en el año 2010 no se dio ninguna visita, creo que no cuadró en el calendario. Siendo mi último recuerdo hasta la fecha (marzo 2011) cuando visitamos el espectacular complejo de Marina Bay Sands, que unos años atrás apenas había empezado a construirse y hoy luce con todo su esplendor. Además estuve en compañía de mi buen amigo Alberto que también le tiene un cariño especial a esta ciudad.
 

Gracias a él y también no olvidarme de Mike, conocí a otro amigo en común: Dani; los tres formamos el equipo que surcaba las aguas de Raja Ampat hace unos pocos meses atrás. Es una ciudad que ha cautivados a más viajeros como a Hombre Lobo o Un Mundo para Tres, sólo hace falta leer sus blogs y darse cuenta de ello.

¿Qué nos deparará una nueva visita? y aunque no me considere un experto en la materia, pero el simple hecho de poder revisitarla, disfrutar de su comida y encontrarse con amigos; sólo por eso ya merece la pena. Una escapadita que durará de viernes a lunes. Nos lo tomaremos con calma ya que en esta ocasión nos acompañan los padres de mi novia y su sobrinita, que tendrán ocasión de visitar el país por primera vez. Seguro deseosos de lo que acontezca en estos días. Ya me encargaré por mi parte de sacar algunas fotos y que queden como recuerdo del viaje.

¡Buen finde a todos!

 

Finalmente, Singapur

Parece que ha costado, pero el viaje llegaba a su fin. Una semana bastante intensa pasando el fin de semana anterior en Bangkok y luego la estancia en Koh Tao donde obtendríamos nuestro título de Padi Open Water. Pero aún quedaba lo mejor, un reencuentro con nuestro amigo y compañero de beca Miguel que sigue residiendo en Singapur.

En esta ciudad, sería donde mi viaje terminaría y pondría rumbo a Hong Kong. En cambio, Alberto podría seguir disfrutando de unos días más de relax en la ciudad y luego volver a Tailandia para seguir tostándose al sol, cosa que no tuvimos mucho tiempo durante el curso de buceo pero que mereció la pena.

Para ambos, Singapur era un lugar que para nada nos era extraño, al contrario, anteriormente ya habíamos estado en algunas ocasiones pero siempre es agradable volver y más si se visita a los amigos. Poder disfrutar de la rica comida local en uno de los muchos food court que existen..
 

O contemplar las bonitas vistas nocturnas desde la casa de Miguel
 

¿Qué nos quedaba por ver? Esta es la respuesta: el Marina Bay Sands. Pero no es tan sólo por el edificio en sí, sino lo que uno puede divisar desde lo alto. Recuerdo que en el anterior viaje aún estaba en construcción y cuando hemos ido esta última vez, hace poco que ya celebraban un año desde su apertura. El diseño es arriesgado y no deja a nadie indiferente.
 

Y una vez arriba, creo que las fotos hablan por sí solas 🙂
 

La ciudad en la oscuridad y solamente alumbrada por las luces de los rascacielos, la farolas de las calles y los coches que no dejan de pasar. Estamos a sábado y la gente aprovecha para salir a disfrutar de la tarde-noche, es lo suyo.
 

Haciendo un círculo vamos recorriendo la plataforma acristalada de un lado a otro, parando a cada rato (si es que hay hueco) para sacar fotos desde los distintos ángulos.
 

 

Una chica se ofreció amablemente a sacarnos una foto. Tan entusiasmados estábamos sacando fotos cada uno por su lado, pero una foto conjunta en un lugar como este no podía faltar. Nos merecíamos disfrutar de la noche singapuriense después de tanto ajetreo en días anteriores, y es que en parte, era un alivio estar en un entorno más moderno y sobre todo cómodo.
 

Ya casi habíamos dado la vuelta completa. Si se fijan con algo de detalle, al fondo de esta foto se pueden apreciar las luces de las grúas del puerto de la ciudad. Pero aún no daríamos la visita por concluída…
 

En lo alto también podemos encontrar el restaurante Ku De Ta donde se pueden degustar platos de cocina asiática moderna (japonesa, china, tailandesa o indonesia). Ya que estábamos allí y sería la última noche antes de terminar el viaje, dijos por qué no intentarlo y parece que la suerte estuvo de nuestro lado. Sin reserva previa y en menos de 20 segundos, una mesa para dos salió de la nada, y nosotros tan contentos.

Sashimi de salmón, filete de atún a la plancha, pinchitos de carne y unos chopitos fritos fueron nuestras elecciones. Estaba todo exquisito y las raciones bastante bien servidas. He de decir que me las imaginaba de entrada mucho más minimalistas, pero con los platos que pedimos nos quedamos más que satisfechos.
 

Y de postre: mousse de maracuyá con unas galletitas y un toque de mango (si no recuerdo mal).
 

Muy contentos que quedamos y decir, que el precio no tan caro como uno se pueda esperar, además, era una ocasión especial y lo merecía. Antes de bajar decidimos dar un paseo por la zona del hotel que cuenta con una zona ajardinada y que da acceso a la piscina, y ya se lo imaginarán…
 

Bañarse en ella es todo un espectáculo, aunque nos conformamos con verlo de lejos. Igual si en un próximo viaje a la ciudad y tengo la suerte de alojarme en el hotel, podría contar la experiencia desde otro punto de vista.
 

Ya cenados y dispuesto a salir, la noche no había hecho más que empezar. Nos íbamos alejando despacio del edificio, luce impresionante de noche y con el reflejo en el agua aún más.
 

No era un adiós, sino un hasta pronto. Singapur siempre estará dispuesta a recibirnos con los brazos abiertos y poder descubrir más cosas en cada visita, sino, aquí hay una prueba. Creo que ya sé por donde perderme para la próxima.