Una de las cosas que más ilusión me hacía yendo a Tokio, era poder encontrarme con Alberto al que llevaba tiempo queriendo devolverle la visita. Parece mentira que lleve más de 1 año largo por aquellas tierras y en este tiempo hemos tenido ocasión de juntarnos por 2 veces: una cuando fuimos con sus amigos a Guilin y Yangshuo y la más reciente yendo a Tailadia y Singapur, y el viaje con un fin de semana largo cuadró bastante bien, aunque ya se sabe que siempre sabe a poco.
El sábado nuestro avión llegaba a Narita a eso de las 2 de la tarde pero entre pasar inmigración, coger la maleta y llegar hasta el centro de la ciudad junto con buscar nuestro hotel, pues se tarda un cachito. Finalmente, fuimos con el tiempo algo justos y la hora inicial a la que íbamos a quedar con Alberto, tuvimos que retrasarla un poco, pero llegamos que es lo importante. El lugar de encuentro fue cerca de Yodobashi Camera, el tan conocido centro de electrónica en Akiharaba. Desde allí nos fuimos a dar una vuelta por Shibuya y casualmente después de haber subido al Tocho, terminamos cenando no muy lejos de allí. Decidimos entrar en un izakaya después de haber dado una vueltita a la manzana por si veíamos algo más que nos convenciese. Vamos que hay ganas de comer.
El sitio tenía varias plantas y tras preguntar por una mesa para tres, nos indicaron que había que subir en el ascensor para llegar hasta nuestra mesa. Era bastante acogedor y con unas salitas como algo privadas que una vez la gente finalizaba, bajaban como una persianita. Justo esta mesa había quedado vacía y nosotros estábamos al lado opuesto.
Vamos a por los menú, un vistazo rápido. Guiarse por las fotos y con la ayuda de Alberto que se maneja mejor con el idioma. Momento de llamar para pedir: ¡Camarerooo!
Ahh! que no es así? y no es porque lo haya dicho en español, y es que hay que tocar un botoncito que si se fijan está a la izquierda en la foto anterior. Aquí pueden verlo un poco más en detalle. Y tal cual lo apretamos: ding dong, ding dong… y aparece nuestro buen camarero listo para tomarnos nota (toquetear en una especie de pda)
Y mientras esperamos con algo tendremos que entreternos. No recuerdo que miraría en ese momento, creo que alguna dirección o justo le había mandado un mensaje Chiqui con el que nos veríamos más tarde.
En lo que una de estas llega nuestro primer plato para ir calentando motores. Una racioncita de sushi variado para cada uno, salsita de soja y cervecita. ¡Buen comienzo!
Seguimos con unos pinchitos que tienen espárrago dentro. Muy ricos con el toquecito del limón.
Y casi de la mano, una bandejita con pollo con hierbitas y rematando con un takoyaki espectacular.
La pregunta: ¿nos quedamos con más ganas de comer? cierto que las raciones estaban bien servidas y después de los platos que les he comentado hace nadita, la sensación de satisfacción había ido en aumento, pero aún teníamos hueco para algo más. Aunque creo que si no recuerdo mal, hay un plato entremedias que pedimos, pero voló en segundos con lo que anduve algo lento para fotos 😀
Por supuesto que entre bocado y bocado tuvimos tiempo para charlar y ponernos al día. Fue una cena muy buena y lo mejor de todo, una gran compañía.
¡Buen finde a todos!
La próxima nos veremos con más calma y disfrutaremos de una de esas cenas. Un placer haberos visto.
un abrazo!
Dalo por hecho, otro izakaya molaría y con más gente reunida 🙂
Espero estés disfrutando de lo tuyo por tu tierra.
Un abrazo!
El pollo, ¿no está algo crudo o son mis ojos?. De resto, la comida tiene muy buena pinta.
Lo dices porque igual se ve algo rosadito por la derecha? yo lo encontré en su punto, muy tiernito y el toque aromático de las especias que tenía, y para nada grasiento. Uff, le entran a uno unas ganas viendo las fotos 😛
Se nota que no comes mal eh??
MMmmm Mmmm
Uno que tiene ojo para elegir, aunque las fotos ya tenían una pinta que no bueno. Malo será equivocarse, jaja
El maravilloso mundo de los izakayas… La próxima vez, vamos a uno de nomihodai y tabehodai, para que puedas beber y comer todo lo que quieras hasta hartarte, jejeje.
Me alegro que disfrutaras de la cena, bastante variada y con posibilidad de ir pidiendo más según nos veíamos con hambre.
Qué curioso ver que te llamaron la atención tantas cosas: la persiana, el botón de llamar al camarero, las tapas, … Yo que llevo un tiempo todo me parece normal, me he acostumbrado. Luego me llevas a comer dim sum en HK y me sorprendo de que vengan en cestas al vapor.
Bueno, un placer tenerte de visita, pero se me hizo muy corta. Para la próxima te quedas más tiempo.
Un abrazo.
Ufff, si me llevas a uno de esos tendré que almorzar muy ligerito para que pueda tener mucho aguante 😀
Nos quedamos más que satisfechos, aunque una vez uno empieza y le da por pedir uno y otro, es un vicio y se hace duro resistirse.
Son esas cositas a las que uno se acostumbra y que pasan a formar parte de lo cotidiano. Al igual que me flipó lo de ir a una tienda comprar el ticket y darlo en el mostrador (soba y ramen), y a comer, genial!
Espero que se repita pronto. Igual no para este año pero seguro el año próximo algo se apaña.
Gracias por acompañarnos.
Un abrazo!
Qué reencuentro tan fantástico, nos habéis abierto el apetito con tanta buena comida y buen rollo 😀
Si es que en Japón uno no pasa necesidades en lo que a comida respecta, ya lo sabrás bien. Decir que era la primera vez que iba a un izakaya, y no veas cómo disfrutamos. De lujo!