Ir paseando tranquilamente un domingo por la tarde, a un lado y a otro gente con puestitos variados que ofrecen desde productos de pescado y marisco seco o bien unos aperitivos salados o dulces, a nuestra elección. En el pueblecito de Tai O, es una estampa muy típica, aunque sin la multitud habitual que suele haber durante los fines de semana. Si ya de por sí el lugar es chiquito, imagínense como es cuando se concentran muchos curiosos sacando fotos o comprando cosas de un sitio a otro, que éste no es el caso.
Curiosamente, mi novia no había estado aún allí, y yo haciendo memoria, creo que era mi tercera o cuarta vez. Es lo que suele pasar cuando uno es de fuera, el interés por descubrir cosas nuevas es mayor, mientras que cuando uno ha estado toda la vida en un sitio, puede que aún hayan sitios por descubrir. Me alegra que haya sido de mi mano la oportunidad de tener una tarde diferente de fin de semana, y seguro que no es la última que vayamos, tenemos aún otro año por delante.
Los puestitos de la calle son el alma de cualquier asiática que se precie, es una mezcla de colores, olores y sabores. A veces es comida, a veces es ropa, accesorios o cacharritos varios; gente que lleva muchos años dedicados al mundillo y ahí siguen al pie del cañón.
Sería bastante interesante conocer la historia de cada uno de ellos, ¿no les parece? seguro que tendrían muchas anécdotas curiosas para contar. Y la de tortitas que habrán pasado por ese hornillo. Lo más curioso el atuendo del buen señor, cualquiera diría que está haciendo sólo tortitas sino haciendo alguna fundición, pero más vale estar protegido para evitar cualquier imprevisto.
Y porque no todo es trabajar sin parar, otros aprovechan para tomarse una pausita y a la espera de que lleguen más clientes a comprar algo de calamar fritito.
Los últimos rayos de sol hace poco que dijeron adiós y ahora es el turno de las bombillas. La actividad aún no cesa, y las ventas se siguen sucediendo. Algunos miran curiosos a la espera de que otros clientes se animen a comprar. Ya se sabe lo de «culo veo, culo quiero», un efecto que siempre se cumple. Basta que veamos a alguien comprando/comiendo algo para que se nos antoje y así el efecto se va multiplicando.
Sino, siempre quedará esperar a la jornada del día de mañana para seguir con el oficio y dar la bienvenida a nuevos clientes. Seguro que durante la semana el ajetreo de turistas no es tan intenso y con las compras que haga la gente local y demás, algunos ya hacen el día, pero es cuestión de seguir en ello.
Opino lo mismo, los puestitos son el alma de asia. Buena descripción de una buena tarde.
Recuerdo que al principio en lo que a comida respecta, tenía un poco de respeto por comer esto o lo otro, aunque también si ve uno que el ambiente es limpio, pa´lante. Después uno ya no tiene reservas, jaja.
Este de Hong Kong cualquiera dice que no, por probar 🙂
Como moolan 😛
Y que «fotografiables» que son 🙂
Todo lo que se genera alrededor de ellos, da mucho juego. Los objetos, la gente y sus expresiones.. mientras uno es testigo cercano o lejano.
Si, la verdad es que estos puestos se dejan fotografiar muy bien.
Como tu dices, una mezcla de olores y colores…….yo añadiría, también personajes.
Buen post y buenas fotos
Saludos
Me alegro que te haya gustado. Los personajes son el alma de estos, la pena que por el idioma sólo pueda cruzar con ellos algunas palabritas, aunque algunos se esfuerzan por soltarse con inglés y se agradece, o yo esforzarme un poco en cantonés para agredecerles.
Un saludo.
Buena comida callejera mientras se da un paseo…enorme placer de la vida 🙂
Uno va probando aquí y allá, o comprando, cuando se viene a dar cuenta, sin darse cuenta ya almorzaste o con las compras para toda la familia. Me recuerda de cuando la visita a Tokio por los alrededores de Tsukiji, mola mucho también.
Me encantó Tai O y su mercado portuario. Parece que hay más gente de cuando fuimos nosotros ¿?
Llega a ponerse de un animado que no veas. Espero que mientras tanto controlen la afluencia para que el encanto del sitio no se rompa. Aunque más gente, más beneficios para los puestitos, pero todo debe controlarse.
Es un sitio imprescindible y quedarse hasta que el sol se ponga.
Uff con lo que me gustan a mi los mercados … me pasaría el día allí, deambulando, mirando, intentado regatear y como tu dices probando la comida ( al principio con reparo y poco a poco acabaría comiendo de todo) es que esto mismo me ha pasado en varios paises arabes jejeje
Aiss el arte del regateo, en HK no iba a ser menos, aunque no es tan agresivo como el resto de China. Cantidad de comida callejera para probar, es una delicia. Espero que no hayas tenido ninguna mala experiencia con la comida durante algún viaje.
Que va !!!!! La única vez que me he tenido una mala experiencia ha sido en el mercado Paul Bocausse de Lyon ( un sitio de lo mas pijo que te puedas imaginar) me comí unas ostras y me sentaron fatal … aunque no puede afirmar que fueran las ostras en si o bien que mi cuerpo las rechazó …. una pena pues desde entonces las ostras ni verlas… jejejej
Hay veces que te pueden pasar cosas así en el sitio menos inesperado. Los productos del mar que a veces juegan malas pasadas si no están en su punto.
Yo hasta ahora nunca he tenido ninguna mala digestión, y que dure 🙂
Muy buenas fotografías, Javi.
Ay, los puestitos. En Japón también montan cuando hay festivales (matsuri), me encanta comer en estos.
Gracias Alberto.
Aún recuerdo la ruta de puestitos que nos pegamos cuando estuvimos en Taipei, Rena y yo, picando de aqui y de alla, almorzamos y cenamos casi. Cuanta variedad!