Regreso al dragón

Me vienen a la mente los recuerdos del que era uno de mis antiguos vecindarios en la zona de Mongkok cuando nos trasladamos a vivir a Kowloon después de dar el salto desde la isla. A pocos pasos del barullo pero en una zona suficientemente tranquila y con todo lo necesario como supermercados, mercadillos de fruta y verdura o restaurantes.

Muchas veces el cocinar y al disponer de poco tiempo, era mejor comer algo por los alrededores, mucho más conveniente. En especial había un sitio que solíamos frecuentar aunque sea una vez por semana e incluso a veces un par de ellas. Su especialidad: los noodles wonton, aunque también podemos pedir algunos platitos más para compartir como verduras o algo de carne.

Qué se vean ahí esos wonton! escondiditos estaban entre los noodles. Un tazón más que generoso.

Ayer tenía visita por unas horas del Sr. Kailos aka TremendoViaje y me vino a la mente llevarle a un sitio curioso, de esos que no salen en las guías y sólo descubres yendo con alguien local o lo descubres callejeando. Espero que le haya gustado la experiencia y sobre todo la comida.

Muy buena gente los señores de este restaurante de noodles, sitio con esencia y agradable para siempre volver, excepto los lunes que es cuando tienen su día de descanso, tenerlo en cuenta 🙂


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Jumbo

A pesar de haber hablado sobre Aberdeen y sus alrededores, no había caido que aún no les había hablado de un lugar bastante peculiar y que es también un principal punto turístico. Desde hace más de 30 años que el restaurante flotante: Jumbo está abierto al público y miles de turistas han pasado por estas instalaciones.

Una tranquila mañana de domingo y soleada, no se engañen y piensen que pueda ser verano ni mucho menos sino que se trata del fin de semana pasado en el que las temperaturas les dio por subir y regalarnos un improvisado verano a mitad del mes de Diciembre donde en muchos sitios ya están pasando realmente frío, una rareza para esta época del año. Nos encontramos en el muellito que nos separa de la gran plataforma flotante del restaurante y esperamos nuestro turno para subirnos al sampan que nos llevará hasta el otro lado..

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Durante el breve recorrido podemos contemplar gran cantidad de yates aparcados en el Aberdeen Boat Club y el Marina Club. Hay gente que disfruta a esas horas de un almuerzo en cubierta o en cambio otros seguro han salido a la mar y disfrutar en aguas abiertas.

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El portalón de colores dorados y rojizos nos recibe, custodiado por unos dragones. ¡Bienvenidos!

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En el interior hay varios restaurantes, y al que nos dirigimos nosotros está situado en la parte alta. Podemos ascender por las escaleras del interior o bien un ascensor; el tramo final que nos lleva hasta Top Deck, el lugar ideal para disfrutar de un almuerzo / cena al aire libre y en días como este mejor que mejor.

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Al ser fin de semana, es costumbre que haya un buffet en el que podemos elegir comida muy variada. Empezamos con sección de ensaladas y entrantes fríos, marisco con algo de sushi y luego la sección de platos calientes (carnes, arroz, pescado, verduras…) y tampoco sin olvidarnos de la sección de postres (tartas, fruta y helados). Está muy completo y dura desde las 12 hasta la 4 de la tarde, tiempo más que de sobra para disfrutar de varias rondas en lo que charlamos, hacemos una pausa y echamos un sorbito a un poco de champán, que también está incluido.

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Hoy no hay fotos de comida, no es viernes 😀 pero sí que quería aprovechar para mostrarles el sitio. Aunque puedan pensar: «uff, sitio turístico y seguro está masificado» pues si y no, porque tienen bastante capacidad los restaurantes y bueno, siendo fin de semana si que había bastante actividad. Conviene reservar con antelación si somos un grupo de varias personas. Creo que la siguiente vez me gustaría probar de noche y en otro de los restaurantes, a ver qué tal son.

Pi..erre

Uno que está acostumbrado a las raciones más abundandes, es un contraste cuando uno experimenta yendo a un restaurante de estas características. Un tipo de cocina más creativo, de estilo minimalista pero que de vez en cuando merece la pena probar y más en ocasiones como la que nos ocupaba: mi cumpleaños. De la visita al restaurante Pierre hace unas dos semanas, pero aún recuerdo lo mucho que disfrutamos de ese almuerzo mi novia y yo.

A modo de aperitivo nos trajeron este plato que ven a continuación, y la verdad no me pregunten por los nombres o sus ingredientes porque se me fueron de la cabeza. Creo que para la próxima debiera anotarlo, jeje. Así a simple vista, ¿qué les inspira?

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No podía faltar un poquito de pan calentito para acompañar.

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Aquí tenemos el entrante que era un plato sobre lo frío. Un poquito de coliflor y bajo esas láminas de rabanitos, como una especie de tartar y que iba muy bien con la salsita que vemos al lado.

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Ya sé que en la foto no se va a apreciar mucho, pero ¿me creerán si les digo que lo que había en el plato era cordero? aunque si ven al fondo pueden ver una chuletita. Lo del plato era la parte del hombro, con una salsita que incluía piñones junto con unas hojitas de menta. La carne estaba soberbia, súper tierna y de un sabor, que me dejó sin palabras (sin exagerar). Hacía tiempo que no comía un plato con cordero tan bueno. Ciertamente hice bien eligiendo ese plato. Y al igual que yo, mi novia también pidió un plato de carne y en concreto un solomillo de ternera, y también con la carne al punto, mantequilla pura.

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Muy buen detalle que tuvieron a la hora de traer el postre y colorar en letra de chocolate las felicitaciones de cumpleaños. Este postre en concreto era una panacotta con café, disitinta a la tradicional que suele ser con frutas, original y bastante buena.

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Para despedirnos y cerrar el almuerzo, nada mejor que un buen capuccino. Muy espumoso y con buen aroma, perfecto. Además acompañado con una galletita de almendras que me había reservado de cuando justo antes trajeron los postres.

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¿Y dónde ubicado Pierre? Justamente está en la planta 19 del hotel Mandarin Oriental en la isla de Hong Kong, distrito Central. Un hotel muy céntrico y que no tiene pérdida, de los clásicos en la ciudad pero con mucho encanto. Célebre tambien por su pastelería o la hora del té. Sitio especial, para una ocasión especial 🙂

Sitio amigo

Para contar cómo descubrí este sitio, tendría que remontarme un par de años atrás, hay que ver cómo pasa el tiempo. Era por aquel entonces cuando la zona de Mongkok de la que suelo hablar de vez en cuando, era un elemento presente en mi día a día. Viviendo a pocos minutos de la zona, teniendo el mercadillo cerca, con tiendas y sobre todo restaurantes o cafés.

Era habitual que después de salir del gimnasio y con pocas ganas de llegar a casa para hacer de cenar, solíamos optar por ir a uno de los restaurantes cercanos y entre ellos estaba este café taiwanés llamado Bo Dao. Un sitio no demasiado grande pero con el espacio bastante bien aprovechado. Mesitas con taburetes de madera y capacidad como máximo 4 personas. Menú basado en fideos, arroz, aperitivos y buena variedad de bebidas tanto frías como calientes; una de sus especialidades el té con leche.

El ambiente es muy dinámico y no hay tiempo que perder con los pedidos de los clientes. Por la ventanita donde está la cocina los platos entran y salen mientras la gente espera su comida, cuestión de poco tiempo por lo general a no ser que esté demasiado a tope. Un servicio eficiente y con una relación calidad / precio más que razonable. Así es como casi solíamos visitar el sitio una vez a la semana o en semanas alternas, pero todo cambió cuando nos mudamos de los alrededores y la frecuencia disminuyó.

Una cosa que aprecié bastante es que entre la gente que allí trabaja, había un chico y una chica que se percataron cuando solíamos ir, habiendo veces que iba sólo y les extrañó no verme con mi chica. Puede que pasasen algunos meses hasta la próxima visita pero al entrar por la puerta siempre se acordaban de mi y me recibían con una sonrisa. Sólo por eso, volver al sitio ya tenía más sentido.

Respecto a la comida, había un par de platos que siempre solía pedir, eran mis platos estrella. Un arroz con pollo y salsa de tomate o bien con salsa de carne, que no es que sea nada del otro mundo pero son de esas cosas simples que a uno le hacen feliz, y eso acompañado de un té de jazmín con leche.

Sin duda, las mejores horas para ir son al mediodía o sino a media tarde, pero cualquier momento es bueno si estamos con ganas de comer algo. Si quieren encontrarlo tan sólo tienen que dirigirse a una de las calle perpendiculares a Sai Yeung Choi, concretamente Soy Street, que seguro alguna historia tiene asociada a su nombre (tendría que investigarlo, jeje). Por cierto, curioso el nombre que muestra en Google Maps, pero para mi seguirá siendo Bo Dao 🙂


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