Se puede llegar de forma fácil a donde se coge el tranvía, subiendo por el lateral cerquita de la Torre del Banco de China. De todas formas, está bastante bien señalizado y se sabrán orientarse muy bien. El día que subimos al pico con el tiempo tan bueno que hacía, normal que la gente hiciera algo de cola para subirse al tranvía. Los vagones a tope de gente, la expectación crece a medida que vamos subiendo…
Mientras vamos dejando atrás una empinada cuesta en la que a los lados la vegetación se entremezcla con edificios de forma alterna. Vamos notando la gravedad del cuerpo sobre el respaldo del asiento… pero ya queda poco, apenas unos 5 minutos de ascenso y pronto en la cima de Hong Kong.
Como curiosidad, mientras esperamos nuestro turno a coger el siguiente tranvía, nos podemos entretener con algunas de las muestras de tranvías en miniaturas y ver cómo ha sido su evolución a lo largo de todos estos años. Interesante como ha ido cambiando conforme la tecnología avanzaba. No en vano, lleva funcionando desde el año 1888, ahí es nada.