Moverse por Bangkok

 

Cuando uno llega a una ciudad nueva, una de las primeras cosas que uno suele mirar es ver cuál es la mejor forma de moverse por ella, aunque de todas formas la ciudad de Bangkok no era nueva para nosotros. En mi caso, era la segunda visita pero hacía ya tanto tiempo que las sensaciones eran como si volviera a descubrirla.

Habiendo llegado el día anterior de noche, uno poco puede apreciar los detalles que se ven durante el día pero antes nosotros una ciudad de grandes proporciones. Sólo el trayecto desde el aeropuerto hasta el centro son casi 40 minutos, circulando por autopistas amplias y bastante bien cuidadas. A esas horas de la noche, no son muchos los coches que circulan y el tráfico es bastante fluído. El taxista que me acompañaba era bastante simpático aunque a veces su inglés era un poco difícil de entender con lo que yo me limitaba a seguirle la corriente y sonreír un poco 🙂 Finalmente parece que llegábamos a las cercanías del hotel pero el conductor dudaba un poco y tuvo que recurrir a una llamadita de teléfono para orientarse. Suerte que Alberto me había hecho las indicaciones y el número de teléfono, hacía un rato que había llegado al hotel y esperaba a que apareciese. Siempre tengo una suerte, con algún retraso de por medio, pero al menos llegar sano y salvo. Ahora tocaba descansar y aprovechar el día siguiente para hacer turisteo por la ciudad.

Como nuestro hotel quedaba muy cerquita del BTS, más concretamente la estación de Surasak, decidimos empezar nuestro recorrido desde ahí y en dirección al río. La vez anterior no llegué a usar el tren sino que fui caminando a casi todos los sitios y eso a pesar del calor que hacía, un buen ejercicio.
 


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La estación de lo más tranquila, con apenas gente. Se nota que es fin de semana, pero creo recordar que serían un poquito más de las 10 de la mañana. Será que la gente aún le costaba despertar y se toman las cosas con calmita. Alguna gente local y algún que otro turista a un lado y a otro de las vías a la espera del tren que a los pocos minutos no tarda en aparecer. Un medio de transporte cómodo y muy práctico.
 

Igual la distancia a pie no era demasiado, sólo 2 paradas, pero así nos evitaríamos el intenso sol que empezaba desde bien temprano, aunque ya tendríamos tiempo más tarde de patear visitando algunos templos y sitios de interés. Bien es cierto que iba sin ningún plan en mente y me dejé llevar por Alberto que había sido más previsor trayendo consigo la guía de Tailandia. Vamos allá..

La idea era coger un barquito para navegar por el río Chao Phraya para luego ir parando en las distintas estaciones e ir viendo algunos sitios de interés. Había la posibilidad de comprar billetes sencillos o bien coger un bono válido para todo el día y pudiendo coger el barco cuantas veces quisiéramos. No le llegamos a sacar tanto partido, pero así nos evitamos tener que estar comprando billetes en casa ocasión.
 

Edificios a un lado y a otro del río. Pequeños muelles donde la gente se sube y baja para cruzar al otro lado del día, contrastan con edificios altos que suelen albergar hoteles de prestigio como: The Peninsula, Mandarin Oriental…
 

Un agradable paseo en barco que te da otro punto de vista de la ciudad. Huyendo del calor del asfalto y sintiendo un poco de brisa a pesar de un día caluroso pero sin llegar a ser húimedo, que se agradece. Construcciones entremezcladas y que se pierden hasta donde la vista alcanza. Casas que flotan parcialmente sobre el agua, picos de templos que se «esconden» más hacia dentro.
 

Al rato, parece que nos estamos aproximando a una de nuestras paradas. Hay que ir preparándose cerca de la salida, ya que, el barco para tan sólo unos instantes y continúa su marcha río arriba o abajo, según se mire. A nuestro paso por la calle, hay otro medio de transporte muy característico y que hay que probarlo una vez aunque sea: el tuk-tuk. Un triciclo motorizado que recorre las calles de Bangkok a gran velocidad y cuyo sonido del escape, es el que le da su nombre tan peculiar. Siempre revolucionados y dispuestos a llevar clientes a cualquier parte, conductores un tanto insistentes y con grandes habilidades al volante. ¿Se han montado en alguno?
 

En esta ocasión no hicimos uso del tuk-tuk y después de sendos paseos en tren y barco, optamos por caminar callejeando, que es la mejor forma de descubrir la ciudad. Aquellos sitios que no salen en las guías y que te encuentras al doblar una esquinita, es la magia de viajar y descubrir sitios nuevos.
 

 

Navidades Tailandesas

Aunque ya se que es algo tard, pero siempre se está a tiempo 🙂 actualizando el blog para comentar como pasamos las navidades, algo distintas a como sería en España, pero una experiencia distinta. Como resulta que el día 24 era festivo en la oficina, pues aprovechamos y nos dimos una escapadita a Tailandia. Nos quedamos esos días en Bangkok, aunque hubo un día que fuimos a Pattaya para ver algo de la costa más que sea, ya que, como fue algo precipitado no pudimos ir a Phuket o Krabi (más al sur) cogiendo algún vuelo interno. Quizás para la próxima, con algo más de calma y podamos ver nuevos sitios, seguro.

Aprovechando que me había comprado una cámara nueva, pues que mejor sitio que seguir usándola por Tailandia. Al día siguiente de llegar, una vueltita para ver algunos templos de la ciudad. Las vistas desde la habitación del hotel muy buenas como se aprecia en la foto, aunque día estaba un poco gris pero no veas el calor que hacía.. ufff

Después de salir a la calle y encontrarme con un hombre muy amable que me indicó qué sitios podía ir a visitar, me dispuse a montar en un tuc-tuc y moverme mejor por la ciudad.

La primera parada fue el templo del Lucky Buda. Siguiendo las recomendaciones del señor que me había encontrado antes me dirigí a dicho templo, aprovechando que era domingo y por lo visto sólo lo abren al público una vez al mes, y justo coincidió ese día.

Continuando con mi visita, la siguiente parada fue el Marble Temple (templo de marmol blanco), con cantidad de estatuas de distintos budas en su interior, encontrados en distintas partes de Tailandia y en distintas posiciones: meditación, advertencia… parece que finalmente no saqué ninguna foto de ellos :/

Dentro del Grand Palace, que también se encuentra este palacio (en la foto de la derecha). Los pantalones con los que salgo en la foto no son míos.. el motivo: pues no te dejaban pasar a dentro de parte de los templos con pantalones cortos y a las chicas si llevaban falda, por lo que, podías alquilar unos pagando una fianza que luego te devolvían al salir. Además, con el calor que hacía ese día, ya ni les cuento.

Una vista de la ciudad desde lo alto de Golden Mountain, la última de mis paradas por ese día, ya que el día había dado bastante de sí. Entre una cosa y otra, ni tiempo para comer pero si estar bien hidratado ya que el calor que hacía lo requería.

Curiosamente a la vuelta hacia el hotel me encontré a otro hombre con su tuc-tuc, que me ofreció a llevarme a una parte más tranquila de la ciudad con no tantos turistas. Al lado del río, con un pequeño templo donde la gente hace ofrendas de peces al buda y con vistas a uno de los puentes de la ciudad. La verdad que valió la pena.

Y pues el día de Navidad lo pasamos cenando en el restaurante del hotel. Mi cena: un padtai, plato típico tailandés, nada que ver con un pavo o el salmón ahumado que hay por estas fechas 🙂 pero muy bueno.

Al día siguiente fuimos a Pattaya, al sur de Bangkok a unas 2 horas en guagua, aunque finalmente tardamos más de lo esperado y tan sólo estuvimos unas horas. La playa algo pequeñita, pero más que sea para darse unos baños.

Y bueno, al día siguiente un poco de visita a algún que otro centro comercial y comprar algunos detallitos para la familia (que por cierto no he mandado :/). Esperemos que para la próxima pueda ir más al sur y ver las playas «de verdad» de Tailandia.