Al bambú

 

Si hay algo con lo que uno disfruta cuando viaja, a parte de conocer lugares, gentes o cultura, es la comida. No habrá viaje en el que no hayamos probado algo nuevo, y esta vez tampoco iba a ser menos. Hasta ahora, el único plato novedoso había sido el pescado a la cerveza que pudimos probar en nuestra primera cena en Guilin. Estaba muy bueno de sabor, pero el pescado en cuestión tenía bastante espinitas pero habiendo paciencia.

El día que aprovechamos para subir a Longsheng, mientras ibamos en la guagua nuestro guía fue haciendo una pequeña introducción de lo que nos encontraríamos en la zona y sin olvidarse del apartado gastronómico. El plato que tendríamos ocasión de probar y típico de la zona: arroz al bambú. El «misterio» se desvelaría un poco más tarde.

Luego, en lo que íbamos ascendiendo entre las casas de Ping An, empezamos a observar cómo cocinaban este plato tan particular. Al método tradicional con su fogoncito y estar atento para girar el bambú de vez en cuando y que no se nos pase el arroz 🙂 Si se fijan hay dos tamaños de bambú, y es que eso dependerá de si queremos una ración individual o una algo más grande para compartir.
 

Todo es cuestión de organizarse como esta señora: una cesta para los bambús que aún no han sido cocinados y su cubo con agua para enfriar los bambús después de que estén listos para poder comer.
 

Y aquí tenemos el resultado de nuestros bambús una vez abiertos y esperando los primeros bocados. Aprovechamos para pedir tanto de arroz como de pollo, y ciertamente el sabor que le da el bambú es interesante y una presentación del plato muy curiosa, desde luego. Además del plato estrella, tampoco faltaron unas verduritas salteadas o un poco de carnita con setas y más verduritas.
 

 

Todo tenía una pinta fantástica y sólo quedaba hincarle el diente a la comida, que se nos enfría. ¡¡Al ataque chicos!! palillos preparados y yaaa… pero déjenme algo mientras dejo la cámara aparcada por un rato 🙂
 

Desde luego que algo de cervecita no faltó pero que conste que éstas no son nuestras, que sino no sé cómo ibamos a subir hasta lo alto de los arrozales o volver a la guagua que nos llevaría de vuelta a la ciudad.
 

Después de disfrutar tan suculenta comida y a un precio realmente bueno, no había muchas ganas de ponerse a patear pero cuanto antes mejor que sino nos entra la modorrita y se desperdicia el tiempo que tenemos para visitar las terrazas de arroz ¿Quién se anima a limpiar bambús? Me pregunto que harán luego con ellos, porque según nos contaron, sólo se usan una vez para cocinar y luego… Seguro que le sacan buen provecho y algo útil se saca de ellos, así que despacito y buena letra y a darle al bambú.
 

 

Salsa de la buena

Poco tiene que ver la entrada con uno de esos ritmos latinos como es el de la salsa, pero si que vamos a hablar un poco de lo bien que «pegan» algunas de las salsas más conocidas en la cocina china. Acostumbrados desde el punto de vista occidental, por nombrar uno de los platos más significativos en un restaurante chino en España o en Europa, sería el pollo o cerdo agridulce (sweet and sour chicken/pork) o lo que es lo mismo, una mezcla entre dulce y amargo, que seguro muchos han probado y tiene ese sabor tan característico.

Aunque como todo, hay formas y formas de prepararlo, hasta que uno encuentra un sitio donde saben realmente darle el toque que más nos agrade al paladar. Hay veces que o la salsa es demasiado dulce, o quizás demasiado viscosa o bien el pollo no tiene el punto crujiente adecuado… verdad? Pero sin duda, un plato que siempre triunfa y es una referencia en cualquier menú que se precie.

Otro de los platos clásicos, es la tan famosa ternera con salsa de ostras, aunque no sólo de ternera vive esta salsa. Es habitual en restaurantes de Hong Kong, al pedir un plato de verduras como en su día comentaba, encontrarnos con un poquito de salsa de ostras por encima o a veces también en un lateral para mojar la verdurita, le da un toque interesante.

Y dentro de la cocina china, no sólo nos podemos encontrar con el uso de estas salsas, hay bastante más variedad que podemos encontrar en el supermercado. Una de las marcas que más he visto anunciarse y de las más conocidas, es Lee Kum Kee.

La variedad de salsas que tienen es bastante extensa, además de poder curiosear recetas de todo tipo. Yendo desde una simple salsa de soja, curry, satay, chili, marinada, salsa de ostras, agridulce… que desde luego tienen cabida gran cantidad de platos: verduras, carnes, pescado. ¿Cuáles han probado de las que he nombrado?…

Bueno, ya paro que entre tanta salsa y recetas varias se me está haciendo la boca agua. No está ma como aperitivo 😀

Dando sabor

Si tuviéramos que decir de uno de los ingredientes más usados en la cocina cantonesa, este sería el jengibre. Sobre todo, cuando más la atención me ha llamado su uso es en la cocina casera, porque lo que es en restaurantes, digamos que su presencia no es tan fuerte. De cuando mi novia cocina o hemos ido a casa de sus padres a cenar, siempre aparece el jengibre en alguno de los platos. Es como yo lo llamo: «la cebolla china», y es que como ya saben todos, en la cocina española no hay plato que se precie donde no falta un sofrito con cebolla y/o ajito, verdad?


El sabor ligeramente picante que tiene, le da un toque interesante a las comidas. Especialmente con algunas carnes, como por ejemplo el plato de ternera de la foto siguiente. Aunque también «pega» bien con verduras o algún pescado guisado o en las sopas. La verdad que tiene una pinta tremenda este plato 🙂

Y a parte de los usos culinarios como los que comentaba anteriormente, el jengibre también es muy útil a nivel medicinal y para tratar problemas de estómago, naúseas (en las embarazas), artritis e incluso para el resfriado común. No en vano, se lleva usando más desde tiempos remotos tanto para este fin como para la cocina.

Quizás en la parte occidental, el uso del jengibre no es tan habitual. Si que recuerdo de haber visto en las farmacias algunas cápsulas de jengibre que vendrían como anillo al dedo para aquellos que sufran un poco del estómago o algunas de las molestias que nombraba antes. ¿Lo han probado en algún plato? sino, a qué esperan..

La primera

Al poco de estar ya ubicados en nuestro hotel, era hora de salir a patear un poquillo por la zona y ver qué era lo que nos ofrecía. Primer pensamiento: tenemos que comer algo. Así que tocaba buscar cual sería nuestra primera toma de contacto y tras deambular en nuestros primeros pasos por las callecitas de Myengdong, decidimos entrar en este restaurante, bastante peculiar nos pareció y nos decidimos a entrar.

La verdad que los platos del menú tenían buena pinta. Curiosamente la comida no era coreana, sino un japonés con sus platos de udon, además del típico cerdo rebozado (pork cutlet) o sino pollo, o pescado. Ya tendríamos tiempo de probar platos coreanos y como no, kimchi.



Me llamó la atención que nada más sentarnos en la mesa, nos dieron una botella de agua (fría) y unos vasitos de metal, acostumbrado al agua calentita de los locales de Hong Kong, es todo un contraste y más con el frío que hacía por Seúl en esos momentos. Eso sí, su paquete de servilletas, punto a su favor; si recuerdan cuando comentaba


Aquí está mi plato en cuestión. La cantidad suficiente, lo justo para quedarse bien. Sopita, el rebozado, salsita y plato de acompañamiento, y arroz que no falte. Bastante bueno la verdad y con las ganitas que llevábamos encima, que bien que entró.


En cambio mi novia se decidió por el set de udon, y la verdad que la sopa estaba muy buena, con el toque picantito que le caracteriza a la comida coreana. Así uno ya iba entrando en calor 🙂


¿Se les abre el apetito? no es mal comienzo este 😀 La verdad que disfrutamos de variedad y contentos de los sitios que elegimos. Nada de guías, a la aventura que así es cuando se conocen los lugares auténticos.