Después de haber podido descansar algo, al día siguiente nos esperaba una excursión en barco alrededor de la isla. En nuestro recorrido nos daría tiempo a hacer algunas paradas para disfrutar de una buena playa, ir a ver unas cataratas y recuperar fuerzas en el almuerzo, sin dejar de lado, el snorkelling para terminar la jornada.
Ya desayunados, los que pudimos, rumbo al barco para comenzar el día. En cambio, hubo algunos que debido a la «rapidez» malaya, pues no tuvieron otro remedio que disfrutar del desayuno en el barco mientras botabamos entre las olas, jeje, pobre Juan.. pero creo que se defendió bien entre tanto movimiento.
Primera parada de nuestro recorrido: una de la playas de la isla. Increible lugar, playa y montaña de un solo vistazo. Con la arena en perfecto estado para jugar un partidito de fútbol o voley, lástima que nos dejásemos la pelota… tiempo para disfrutar del agua, que no veas como estaba de calentorra, y no era ni medio día.
También tuvimos tiempo para pasear y sacarnos algunas fotos en grupo, que la ocasión lo merecía. El equipo de informáticos desplazado al completo 🙂 Que mal que estamos, no? poco más se puede pedir, playita, sol, buena compañía, los que eramos: Juanjo, Juan, Pura, Leti, Fausy, Miguel, Peque, Alberto y yo. En la foto de la derecha el equipo: HCMC-KL-HK-SYD.
Hubo tiempo también para las risas. Miguel andaba entretenido subiéndose a unas cuerdas que andaban por ahí sueltas, y bueno, no tardó mucho en llegar ese momento que algunos ya estaban esperando venir… batacazoooo. Y ese video donde anda Alberto? lo estamos esperando ansiosos, jeje, estuviste de lo más oportuno cámara en mano y acción!!! Menos mal que se pudo resguardar de la esquina mesa que se encontró de golpe mientras se balanceaba… hasta a mi me dolió.. (aunque sólo quedó en una anécdota divertida)
Después del tiempo de relax, hora de subirse al bote para continuar nuestro recorrido alrededor de la isla y disfrutar de las vistas. De repente en uno de esos momentos, divisamos a lo lejos una montañas un tanto curiosas, alguien las bautizó como la Petronas (de Tioman), jeje. No es que sean exactamente montañas gemelas pero ahí está lo curioso de la similitud con las impresionantes torres de KL que aún teníamos que ver.
Nos habían hablado de unas cascadas que había en la isla, y que merecía la pena ver. Apenas habernos adentrado 10 minutos caminando, empezamos a escuchar el sonido del agua y poco a poco fue apareciendo agua que corría de entre los árboles. Un paraje que parecía totalmente abandonado, aunque nos encontrabamos con casas en el camino, hasta que llegamos donde las cascadas. Al principio un poco temerosos pero luego totalmente confiados, nos decidimos ir escalando poco a poco, de muy fácil ascenso, la caída del agua había desgastado la piedra dándole casi la forma de escalones con los que subir sin complicaciones. Momento para sacarnos las correspondientes fotos mientras disfrutábamos como niños remojándonos y ascendiendo de poquito en poquito.
El agua estaba super fresquita y en algunas partes se podía disfrutar del agua cayendo como si se tratase de una bañera de hidromasaje, super relajante. Se me hizo corto el rato que pasamos allí. Sin duda, fue un acierto ir a las cascadas.
En el camino de vuelta, Juanjo se dio cuenta de un curioso bichito que merodeaba por el suelo. Me pregunto qué especie será. A mi se me da un aire a los bichitos que se comían Timón y Pumba, jaja 😛
El camino de vuelta hacia el barco después de la cascadas, bien se merecía una foto. Parece que se pierde hasta el infinito y más allá. Al final del camino, la caseta donde nos aguardaba el barco para llevarnos hacia la siguiente playa donde haríamos un alto para reponer fuerzas.
El día estaba siendo bastante entretenido, entre los viajitos en el bote y luego, playita, cascada… era tiempo para la hora del almuerzo. Y como en los demás sitios de la isla, el menú era el de siempre, a elegir entre:
- Fideos
- Arroz.
- Papas fritas.
- Hamburguesas.
- Zumos naturales…
Esta vez la elección fueron unos fideos fritos con pollo, bastante buenos junto con un jugo de sandía. El calor estaba apretando en ese momento del día y un heladito de postre sentó la mar de bien.
Después de comer, una sobremesa relajada charlando sobre la jornada y unos bañitos de rigor para refrescarse del intenso calor del comienzo de la tarde. Cuando me vine a dar cuenta eran casi las 3 de la tarde, que bueno cuando uno desconecta y se olvida del tiempo. Ya sólo nos quedaba disfrutar de una jornada de snorkelling en aguas de una playa cercana. Increíbles paisajes submarinos con cantidad de pececitos de colores todos los tamaños, muchos en bancos, otros en parejas y otros solos. Todo un espectáculo ver como se peleaban entre ellos por conseguir un trozo de pan, agolpándose unos con otros. Espero tener una cámara acuática para la próxima 🙂
Para terminar el día, donde mejor que acabarlo en la playa cerca de nuestro alojamiento y contemplar un nuevo atardecer. Los chicos disfrutando de una charla con unas cervecitas en el agua, y un servidor dejando volar mi imaginación con las posibilidades de tan bonito paisaje…
Aunque no se nos vea en las fotos, uno puede intuir los que están en el agua, a ver si adivinan… y el que está en primer plano?mmmm… Imágenes para disfrutar una y otra vez, hay que estar allí para verlo, pero espero que con las fotos se aprecie la belleza de las imágenes. Acercándome en esta última foto, al detalle de la orilla con los reflejos rojizos y anaranjados de la puesta de sol.
La noche había terminado de caer pero no sin antes terminar de retratar los últimos momentos del día en primera línea de playa y de fondo el muelle donde al día siguiente cogeríamos el ferry de vuelta a Mersing, después de haber pasado unos días increíbles en esta isla de Malasia.
El día había sido largo, pero aún quedaban fuerzas para despedir la noche de nuestro último día en la isla, y que mejor plan que repetir de nuevo en la playita, disfrutando de unas copas y en compañía de un buen grupo de gente.
Pero como todo.. todo llega a su fin, y las energías se agotan. Nuestro compañero Juanjo (con tu permiso 😉 ) no dudo en echar una cabezadita… El final de la noche se acercaba, el día había dado para mucho pero teníamos que descansar que al día siguiente nos esperaba nuestro viaje de vuelta a KL.
Jajaja… que bien lo pasamos. Risas en todo momento, haciendo el payaso en las fotos, un día muy feliz! Y qué bonita isla Tiomán, un auténtico paraiso.
¡Buenísimas las fotos!
Dame tiempo para el video de Mike 🙂
Vaya, cómo es que no te respondí el comentario en su día? los atardeceres fueron la bomba. Disfrutamos y nos juntamos un buen grupo becaril 🙂
No tranquilo, estás de suerte y todavía no cobro derechos de autor y mis fotos pueden usarse libremente :).
Lo único es que si hicieras honor a la verdad, tu post tendría al menos un párrafo más ya que como recordarás, después de aquella media hora de reflexión a cerca de la teoría de la fusión fría, me desperté como si me hubieran estado poniendo Red Bull en vena durante esos 30min.
Pero bueno, sin duda tu relato con claros tintes líricos queda mejor dejando la historia ahí, yo sólo quería salvar mi honor, jeje.
Un abrazo tío, a ver si puediera acercarme a otra kedada.
Gran noche aquella. Estaría bien poder repetirla en algún otro destino exótico, no?