Los límites de la ciudad

Creo que no me había topado antes con una señal como esta que como su propia inscripción dice, indica los límites de la ciudad. Y no es que estemos al norte delimitando con China continental, sino en la mismísima isla de Hong Kong. Parece ser que por aquel entonces estas marcas físicas delimitaban la ciudad de Victoria y habían varias de ellas en distintos puntos como en el caso que nos ocupa de Bowen Road. También en Wong Nai Chung, Pok Fu Lam o también en Old Peak Road.

No es la primera vez que he pasado por Bowen Road, un sitio muy popular para hacerse unos buenos kilómetros corriendo o paseando, pero sería que he ido distraido y no caí en esta marca.

los límites de la ciudad

Así lucía la ciudad de Victoria en el año 1850. En la bahía no cesaba la actividad de los barcos, el puerto era el motor que impulsó la ciudad.

 

La ciudad se encontraba estructurada de cuatro wans: Sai Wan, Sheung Wan, Chung Wan (actual Central) y Ha Wan (Wan Chai). Y a su vez habían nueve distritos o yeuks.

Las marcas de piedra iban desde la zona de Causeway Bay y hasta Kennedy Town. Un elemento que forma parte de la historia de la ciudad y que seguro a los más curiosos les llamará la atención cuando las vean. Googlear un poquito y conocer el pasado de la ciudad Victoria. Nombre que se estableció en 1843 en honor a la reina Victoria.

Tiempos en los que la colonia británica estaba en todo su esplendor y poco a poco el territorio se fue transformando en un puerto poderoso. La ciudad de Hong Kong cogía forma, y se hacía como referente en el sudeste asiático. Muchos cambios, tensiones, guerra de por medio y el esplendor económico que le ha llevado a convertirse en uno de los centros financieros con más importancia del planeta.

 

Las callecitas

Siguiendo al hilo del post de ayer, y descubriendo cositas nuevas. Uno no termina de descubrir un lugar y a pesar del tiempo o las veces en el que hayamos estado nos puede sorprender gratamente. Yendo por las callecitas de camino al mercado más cercano en un interesante paseo. Un recorrido poco habitual puesto que siempre habíamos ido por la carretera principal, pero esta ruta tiene mucho más encanto.

El recorrido

Yendo un poco rezagado me daba tiempo de ir fijándome en los detalles de las construcciones al paso de las callecitas. El camino sin mucha pérdida a no ser por un par de giros a la izquierda y derecha pero nada laberíntico. Se imaginan cómo sería la vista desde un dron? tiene que molar 🙂


Echando la vista atrás es como echar una mirada atrás en el tiempo. Así a ojo no sabría calcular cuánto tiempo lleven en pie algunas de estas casitas pero diría que algunas más de 50 años y me atrevo a decir que puede alguna sea centenaria incluso. No obstante, en las zonas rurales las cosas se suelen deteriorar más rápido.

Callecitas

El motivo que muchas de ellas estén deshabitadas es que las familias se mudaron a otras zonas algo más espaciosas. Una pena que no se pueda hacer nada para darles una nueva vida a estas casitas. Igual tarde o temprano ya no queda nadie y quien sabe si de paso a nuevas edificaciones de casitas más modernas.

las callecitas

Vista al pasado

La vegetación es la protagonista en muchas de ellas, invadiendo el interior. También se me ocurre que podía ser un buen lugar para jugar al escondite, uuuhhh!

Este fue uno de los pasillos que más me gustó entre el entramado, parece sacado de una aventura gráfica y todo.

Cómo cambiaría la cosa si esta casita estuviese renovada, ¿verdad? al menos es alguna de las que aún siguen habitada. Una de las casitas más señoriales del paseo.

Visto así de cerca, podríamos decir que estamos ante un antiguo templo de indonesia. Justo me dí cuenta después de haber exportado la foto y el detalle.

Poco a poco nos vamos acercando a la salida después de haber pasado por las callecitas. A pesar de ser mediodía, muy poca actividad se notaba aunque también puede ser que la gente estuviese ya afanada con la hora del almuerzo. Mientras tanto nosotros ibamos de camino al salón de peluquería para que las mujeres se dieran un buen lavado de cabeza después de haber dejado pasar los días de rigor por eso de no «lavar» la suerte.

Esta es la puerta de entrada a la ciudadela, si podemos llamarla así. Un recorrido bastante pintoresco y que hizo el día mucho más interesante.

Damos así por concluido este breve paseo en el tiempo. Callecitas y casitas del pasado que nos acercan un poco la historia del lugar y sus tradiciones. El movimiento del campo a la ciudad y el momento en el que las familias se reunen cuando llega el Año Nuevo Chino, porque los orígenes nunca deben perderse.

El templo Man Mo

Nos fuimos el sábado por la tarde hasta Tai Po y allí quedamos con una amiga que vive en la zona para callejear un poco por los alrededores. Realmente la excusa para quedar era ir al mercado e ir a la planta superior donde se encuentran los puestos de comida para probar un conocido puesto que sirve fideos en sopa con filete de cerdo empanado, pero algo más habría que hacer además de ir a comer, ¿no creen? 🙂 Así es como dimos con el templo Man Mo de Tai Po.

Llegar a Tai Po desde Fanling se hace muy rápido bien sea cogiendo el tren puesto que son dos paradas o también podemos optar por alguna de las líneas de guagua o minibus que circulan por la zona. El núcleo urbano es bastante compacto y la actividad principal gira en torno a sus calles con mercadillos y también el mercado central; los edificios de viviendas que se van dispersando y por los alrededores de la estación de metro y un poco más hacia las afueras donde hay bloques residenciales.

Aunque este templo al igual que el situado en pleno centro de Soho en la isla de Hong Kong está dedicado a los mismos dioses: el dios de la guerra y el dios de la literatura. El ambiente es muy diferente y se agradece que el templo que nos ocupa sea menos turístico.

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Según pasamos la puerta principal, nos encontramos con una placa en la que podemos leer la historia con los orígenes del templo. A finales del siglo XIX es cuando se edificaba lo que sería la sede del comité rural de Tai Po, imagino que para celebrar las reuniones entre los clanes asentados en la zona, y con el paso del tiempo se decidió desalojar el espacio para que tuviese las funciones de templo hasta nuestros días. Considerada construcción de interés histórico y de interés cultural; sin duda, una pieza viva de la historia de la región que aún conserva su identidad propia.

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En el rato que estuvimos allí, algunas personas se aproximaron con sus varillas de incienso a hacer sus correspondientes oraciones y sus reverencias ante el altar. El ambiente impregnado del olor a incienso y con esa ligera bruma que se forma, ambiente tranquilo y de recogimiento.

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Me comentaron mi mujer y mi amiga, recordando su tiempo de estudiantes, que era habitual hacer alguna visita a este templo en época de exámenes para que la suerte estuviese de su lado.

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Nos despedimos por esta vez tras esta primera y fugaz visita pero con muy buen sabor de boca tras haber podido conocer más de cerca la historia de Tai Po y el templo de Man Mo.

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Del campo a la ciudad

En otra época había una mayor actividad, trabajar la tierra para poder sacar la familia adelante y tener sustento para todos. Con el paso del tiempo, las nuevas generaciones que dan el salto: el movimiento del campo a la ciudad, al igual que en otros muchos lugares también en Hong Kong, quedan lugares un poco olvidados en la memoria.

Muchas de estas edificaciones de estilo Hakka, quizás de algún clan que se estableció hace muchos años en la zona. Por suerte son apenas unas diez casitas, aunque sólo las del núcleo central parece que sigan teniendo algo de movimiento. Algunos coches aparcados por fuera pero sin rastro de gente cuando pasaba por allí. Creo que incluso en algunas se estas aldeas se puede degustar comida durante el fin de semana u organizan algunas visitas, pero mejor será que no se llegue a masificar para que pierda su magia.

Del campo a la ciudad

En la aldea de Sha Lo Tung en los Nuevos Territorios, todo es paz en medio del verde que ha brotado con algunas lluvias ocasionales y también la llegada de la recién estrenada primavera.

Casas en el campo

Para los que aún tengan nostalgia, siempre les queda el poder regresar el fin de semana y hacer de ello una costumbre para mantener vivos los recuerdos de sus antepasados. Seguro que muchos se criaron allí, correteaban por el campo y el camino hasta el colegio era de todo menos fácil.

No obstante, el mayor peligro que tienen estas tierras es que caigan en manos de constructores golosos que quieran urbanizar y hacer un residencial con precios exorbitantes. Es ahora cuando el campo llama; buscar la paz y evadirse de la ciudad retornando a los orígenes.