¡Calamarrrr!

Será que la hora de comer se va acercando o es que tengo demasiadas ganitas yo. Mientras algunos vayan a empezar con el desayuno, yo tendré más que digerido el almuerzo, jeje. A lo que iba… si uno visita Taiwán, una de las cosas que no pasa desapercibida, es la comida y vaya si hay puestecitos.

En concreto, en la zona de Danshui, fue donde empezamos a probar algunos de los aperitivos que nos podían ofrecer los diversos puestecitos de la zona. Y al tratarse de una zona costera, ahí es donde aparece nuestro amigo marino. De entre muchos de los puestos, llamaba la atención este por la cantidad de gente que hacía cola, y otros curiosos que no podían evitar girar la cabeza para echar un vistazo a lo que se estaba allí cocinando.

Tal y como nos comenta el cartel de la foto izquierda, nos podemos llevar 3 calamares por 100 TWD, o lo que es en euros: apenas 2€. ¿Barato o caro? yo diría que para la cantidad de calamar resultante, es un chollo y te pones las botas. Como no, compartiendo, aunque seguro que si me pongo los calamares vuelan, y no por ser glotón, sino que estaba realmente bueno, ahí con una salsita medio agridulce-medio barbacoa que le daba un toque rico, rico.

Siempre quedará elegir la opción de llevarnos tan solo 1 calamar mediano o sino, 1 grande, pero a la larga no sale mejor comprando los tres y compartirlo. Tanto nos gustó a mi novia y a mi, que a la vuelta creo recordad que pillamos otro más, un vicio la verdad.

La parrilla a rebosar de calamares, la chica no daba a basto. Y una vez bien hechito, siguiente paso en la cadena: se lo pasa a la chica de al lado que lo trocea y coloca en el correspondiente cacharrito con sus palillos, y a comerrr!!

Después de hablar de ello, los dientes largos que se le ponen a uno, jaja. Aunque también por Hong Kong se pueden encontrar puestecitos, no tan abundantes, pero para hincarle el diente a un calamar, bolitas de pescado… tengo que hablar de ello 🙂 Que aproveche!

Visto en…

No me digan que no llama la atención, o seré yo que me da por pensar cosas raras. Creo que es la primera vez que veo algo de este tipo, además en pleno centro de una ciudad, y no se trata de Hong Kong, aunque seguro que alguna sorpresa me puedo llevar. A falta de espacio…

No quiero ponerme a pensar si la cosa se «encendiese», la que se vendría encima. En España creo que no se dan casos así verdad? o al menos intentar distanciar este tipo de establecimientos para que, por si acaso pasara algo no afecte al entorno, especialmente viviendas.

Alguno le gustaria vivir teniendo en el bajo de su casa una gasolinera? como quien tiene un Seven-Eleven 🙂 pero con chispa (que malo soy haciendo chistes, jaja).

Por cierto, ¿de qué ciudad se trata? bien facilito.

Donde me quedo

Estos días que estoy por Shenzhen, como comentaba el otro día, me estoy quedando en un hotelito que no está nada mal. Se llama 7 days Inn.

No es exactamente el hotel de la foto en el que me estoy quedando, pero para que se hagan un idea de la imagen de marca de los susodichos hoteles. ¿No tienen un aire con los Seven-Eleven? a que van a ser de la misma cadena y todo…

A ver si le saco alguna fotillo a la habitación y vean que el «7» está plagado por cualquier rincón de los elementos que componen la habitación. Por si acaso te habías olvidado que estás en un 7 days, jeje.

Hay bastantes repartidos por la ciudad. El mío queda muy cerquita de donde voy a trabajar (temporalmente), tan sólo 5 minutos en taxi. Tendré que investigar estos hotelitos por si doy algun viaje a China, serán una opción a tener en cuenta, sin duda 🙂

Ayyy, el mar

No es que me ponga un poco melancólico, o si? De las entradas que tenía pendiente sobre el viaje a Australia, ésta es una de ellas. Quien visite Sydney, se dará cuenta que tiene mucha vida de cara al mar. Cantidad de zonas de ocio cerca de la Ópera, Darling Harbour… y sin faltar sus playas.

Hay un bonito paseo para hacer desde la playa de Bondi, que va recorriendo a lo largo de la costa hasta llegar a la playa de Manly.

Es muy relajante ir recorriendo el caminito cercano a la línea de costa, escuchar el sonido del romper de las olas. En todo momento veremos pasar de un lado a otro, el día que fui yo, estaba bastante transitado, también porque sería fin de semana. La gente se la veía muy deportista, tanto en bici como corriendo.

Y que luego no se diga que no salgo en las fotos, jeje. La verdad, llevando la reflex y sin trípode, lo de sacarme fotos a mi mismo aunque pida a alguien que me ayude (algunos se hacen un lío con la cámara :P) pero al final me apaño para conseguir alguna superficie estable e inmortalizarme 🙂 Menudo tupé que llevaba ese día, se nota que hacía brisita cerca del mar?

Y pensar que el recorrido parecía pequeño en el mapa, siempre uno se engaña. Lo menos una horita de camino de una playa a otra, poco a poco la gente recogía los bártulos y poner rumbo a casa. Alguna que otra tabla de surf solitaria en las últimas horas de luz de día, tendrá que esperar al próximo finde para cabalgar las olas.

Esta última foto me recordó mucho a las casetas del estilo de los Vigilantes de la Playa, aunque esta mola más, no? Daba gusto ver lo bien cuidado que estaba todo en los alrededores de la playas.

Cuando tengan la ocasión de dejarse caer por Sydney, aprovechen para descubrir la costa de la ciudad. Vale la pena, ayyy si estuviera por allá de nuevo…