En otra época había una mayor actividad, trabajar la tierra para poder sacar la familia adelante y tener sustento para todos. Con el paso del tiempo, las nuevas generaciones que dan el salto: el movimiento del campo a la ciudad, al igual que en otros muchos lugares también en Hong Kong, quedan lugares un poco olvidados en la memoria.
Muchas de estas edificaciones de estilo Hakka, quizás de algún clan que se estableció hace muchos años en la zona. Por suerte son apenas unas diez casitas, aunque sólo las del núcleo central parece que sigan teniendo algo de movimiento. Algunos coches aparcados por fuera pero sin rastro de gente cuando pasaba por allí. Creo que incluso en algunas se estas aldeas se puede degustar comida durante el fin de semana u organizan algunas visitas, pero mejor será que no se llegue a masificar para que pierda su magia.
En la aldea de Sha Lo Tung en los Nuevos Territorios, todo es paz en medio del verde que ha brotado con algunas lluvias ocasionales y también la llegada de la recién estrenada primavera.
Para los que aún tengan nostalgia, siempre les queda el poder regresar el fin de semana y hacer de ello una costumbre para mantener vivos los recuerdos de sus antepasados. Seguro que muchos se criaron allí, correteaban por el campo y el camino hasta el colegio era de todo menos fácil.
No obstante, el mayor peligro que tienen estas tierras es que caigan en manos de constructores golosos que quieran urbanizar y hacer un residencial con precios exorbitantes. Es ahora cuando el campo llama; buscar la paz y evadirse de la ciudad retornando a los orígenes.