Kiosquito

 

Al más puro estilo playero nos podemos encontrar en distintos puntos de la ciudad kiosquitos como estos, ofreciendo todo tipo de refrigerios perfectos para combatir el calor. Ciertamente la publicidad que tiene me recuerda a los helados Kalise, qué recuerdos del verano 🙂

A pesar de que se trate de un kiosko móvil, doy fe que poco se mueve durante la semana porque siempre que paso por allí de camino a Central a hacer algunas diligencias, ahí están al pie del cañón. Aunque eso no quita para que puedan trasladarse a otra esquinita, pero es la suya sin duda.
 
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Éste en concreto se encuentra justo en frente de la tienda de Chanel, un lugar por el que a diario pasa mucha gente de camino al trabajo o a la hora del almuerzo. Fácil para comprar alguna botellita de agua, refresco; también, helados, empiezan a apetecer bastante.

Mañana daremos la bienvenida a un nuevo mes y en unas semanas a la estación estival. No dejar de comprar en el kioskito más cercano que tengamos, beneficiamos al pequeño comerciante frente a las todopoderosas cadenas de supermercados, ya que, tan sólo unas pocas son las que controlan el mercado.

Mantenerse hidratados o darse un caprichito para el cuerpo.

 

Bruma

 

Cuando parecía que el tiempo empezaba a arrancar con algo más de calorcito, en estos últimos días el termómetro se ha empeñado en bajar de nuevo y la humedad también se ha disparado. Con lo bien que se estaba sobre unos 23 grados. A su vez, está habiendo una bruma bastante densa tal que si uno está situado en la isla de Hong Kong y mira hacia el lado de la península de Kowloon, hay edificios que en parte se han esfumado. De igual forma ocurre mirando el skyline desde TST hacia la isla.

Estas fotos las saqué este domingo pasado. Una vez terminado el entrenamiento de dragon boat me dirigí a Central para almorzar algo. Después de comer, el plan era dar una vuelta e ir a mirar una cosita que tenía pendiente, me acordé de unas tiendas outlet en TST que igual me venían bien.
 

Así que, como tenía tiempo por delante y no había quedado con nadie, era momento de embarcarse en el Star Ferry. Nunca me cansaré de repetir lo agradable que se hace la corta travesía que separa la isla de la península. Apenas son 10 minutos, pero da gusto poder respirar la brisa del mar y contemplar la vista alrededor a pesar de que el día estuviese gris y con esas nubes que cubrían parcialmente.
 

Busqué un sitio en la cubierta superior al lado izquierdo del barco y a disfrutar del trayecto. Da igual que seas turista o residente, siempre es buen momento para subirse. ¿Recuerdan lo que costaba? pues revisando una de las primeras entradas que escribí mencionando este barquito, por aquel entonces rondaba los 2,4 HK$. A día de hoy, ya está en los 3 HK$, pero sigue siendo bastante económico al igual que su compañero el tranvía.
 

Cuando uno va a bordo se fija en pequeños detalles como las cuerdas, salvavidas, las barandillas… la de pasajeros que habrán visto pasar en todos estos años de servicio. En concreto el barco en el que iba ese día, según decía una plaquita, era del año 1975. Creo que hay otros que son un poco más modernos. Sería interesante conocer un poco más a fondo sobre la historia de estos ferrys tan peculiares.
 

La sirena del barco nos indica que ya estamos llegando al muelle. La gente se empieza a levantar para hacer cola ante la puerta de salida.
 

Unos que llegan y otros que están a punto de irse. El horario del ferry es bastante puntual, y a nada que lleguemos a un muelle u otro, como mucho tendremos que esperar 10 minutos máximo para poder zarpar. Ni la bruma impide que salga a su hora, muy mal tendría que estar el tiempo como cuando viene algún tifón, pero la temporada aún queda lejos.
 

Esperemos que para este fin de semana que está por empezar se despeje un poco o al menos la temperatura suba, no es mucho pedir. Ya se sabe, el cambio climático, el tiempo no es lo que era antes y las estaciones parece que quieren alargarse más de lo que debieran. Veremos en unas semanas conforme el mes de marzo sigue avanzando y se le acerca el turno a la primavera 🙂

 

Un T8

 

Hoy ha sido in día con poca actividad por la calle y es que teníamos alerta de tifón. Ayer por la tarde se ponía la alerta a nivel 1, subiendo más tarde por la noche a nivel 3 pero no preocupaba. Todo parecía indicar que no pasaría de ahí pero nos equivocamos.

Por la noche antes de ir a dormir la cosa seguía tranquila aparentemente, con un poco lluvia y nada más. Más de madrugada el viento se escuchaba con más fuerza y el sonido del agua contra las ventanas. No fue hasta la hora de levantarme que me dio por mirar en el móvil cómo andaba el tifón y la alerta había subido a nivel 8. Curioseando un poco para ver la trayectoria que iba tomando..
 

Para nada parecía que estuviera mal el tiempo, aunque lo normal en este caso es que algunos servicios se vean reducidos y no se vaya al trabajo en función de hasta cuando esté la alerta (que ha durado gran parte del día).

Total, que he ido a la oficina como un día normal aunque había menos gente y vehículos de lo habitual. El trayecto desde Tung Chung hasta Admiralty se puede hacer caso todo en cubierto y sin peligro de tocar la calle, una de las razones por las que era más seguro a pesar de la alerta Mala suerte hemos tenido en la oficina con un evento programado para hoy que hemos tenido que cancelar :/

Habrán visto por el Facebook la foto que he compartido, aunque a estas horas el tráfico vuelve a coger ritmo. Y ya de vuelta a casa. Ya podía haber tocado en viernes para alargar el fin de semana, no? Parece que se va alejando aunque no cantemos victoria que parece que viene otro de camino, y es que este verano ha sido algo atípico en lo que a temporada de tifones respecta. Vuelta a la cama, espero que dure.

Más información en tiempo real en la web del Observatorio de Hong Kong
 

Día de playa

 

Vamos a hacer las comprobaciones previas:

¿Cholas? -> OK
 

¿Flotador? -> OK
 

Y claro, no puede faltar el bañador y la toalla para tener el equipo al completo. De resto, siempre podemos apañarnos de camino a la playa que seguro nos encontramos con algún puestito y comprar cosas de última hora (pelota de playa, frisbee, palas…)
 

O sino, alquilar una sombrilla. Que luego empieza a pegar el sol de lo bueno y a veces con la cremita no es suficiente y hay que ser precavidos, ¿no les parece? Y ya puestos igual alguna sillita para echarnos una siesta de las buenas. Seguro que se lo están imaginando y qué bien pinta 🙂
 

El lugar elegido para pasar el día: la playa de Big Wave Bay situada en la zona sur-este de la isla de Hong Kong, según se aprecia en el mapa que muestro a continuación. ¿Forma de llegar? Pillamos la línea azul (Island Line) del MTR hasta la parada de Shau Kei Wan y dirigirnos hacia la salida de la parada de guaguas. Pillamos un minibus que hace paradas en la playa de Shek O y luego en la de Big Wave, se tarda alrededor de unos 20 minutos si no recuerdo mal.


Ver mapa más grande

Llegamos a la playa y toca buscar nuestro sitio para instalarnos, quizás un poco más arriba cerca de la sombrita de los árboles o bien algo más abajo tirando hacia la orilla. Para ser domingo había gente en la playa, pero sin llegar a estar apelotonados, con lo que se agradece.
 

No veas como estaba de animada la playa: gente charlando, jugando, paseando o simplemente sin hacer nada con la vista puesta en el horizonte (como yo) y disfrutar del día playero, ¿qué más se puede pedir?
 

 

 

De vez en cuando darme algún bañito, vuelta a la toalla y así unas cuantas veces, pero tenía la curiosidad de ver cómo serían las vistas un poco más arriba siguiendo un camino cercano a la playa. Dicho y hecho, cámara en mano y con nueva dosis de cremita, porque no veas como pegaba el sol en esos momentos, y allá vamos. Empezamos a recorrer el camino y nos vamos alejando de la playa dejando a nuestras espaldas una de las torres de los socorristas, las sombrillas se van haciendo más pequeñas y seguimos el ascenso…
 

¿Querías escalones? toma unos cuantos y a seguir tirando pa´rriba que aún queda una buena pechada, sin prisa pero sin pausa. Desde luego un buen ejercicio y disfrutando del paisaje a nuestro alrededor, subiendo más y más arriba.
 

Desde luego que está mereciendo mucho la pena la caminata, aunque la verdad no iba con el calzado adecuado (leáse cholas), pero eso no me quita el seguir subiendo y divisar vistas como estas. La playa se iba alejando a cada paso y mientras tanto me veía rodeado de verde y las montañas se acercaban. Y en mi mente sólo queda seguir subiendo para ver qué se «esconde» al final del camino que parece no tener fin…
 

 

La gente apenas se puede ver ya, puntos diminutos nadando en el agua y el colorido de las sombrillas.
 

 

Después de media hora ya llevaba una sudada considerable y me planteaba cuánto más camino tenía por delante, y con alguna indicación en el camino, pero sin saber la distancia que era una incógnita. Había ganas de echarse algo del líquido elemento pero eso implicaba tener que volver al campamento base en la playa y dejar el camino a medias.
 

Es hora de iniciar el camino de retorno. Una caminata que ha servido a modo de aperitivo, y es que seguro que cuando vuelva la próxima vez por esta playa y mejor preparado, habrá que repetir esta ruta hasta el final. Las vistas y el entorno por sí solos, merecen mucho la pena. Uno de los «secretos» que esconde la ciudad de Hong Kong y que hay que descubrir a través de sus múltiples senderos.