Restos del pasado

Con la carrera ya finalizada pero echando la vista atrás en uno de los entrenamientos de unas semanas atrás y lo gratificante que es encontrar cosas nuevas mientras uno va haciendo deporte. Había salido de casa y empecé a correr por los alrededores de Tung Chung como de costumbre, primero en llano haciendo una primera vuelta al bloque de edificios cercanos y poco a poco me fui alejando hasta la parte alta de la zona. Fue en el descenso cuando decidí hacer una variante del recorrido y cruzar el puente que une el aeropuerto con la isla de Lantau.

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Al otro lado del estrecho quedaba la zona residencia y el centro comercial de Citygate y con el pequeño muelle que recibe algunos ferrys un par de veces al día. Como se puede observar, un día algo gris pero con una suave brisa muy agradable. La gente aprovechaba para pescar por los alrededores, uno de los pasatiempos preferidos de fin de semana.

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Y en la ruta que recorría tras haber cruzado el puente, hubo algo que me llamó la atención en estos cartelitos: «Ancient Kiln«. En el camino de ida me lo había pasado de largo pero a la vuelta hice una pequeña paradita y me di cuenta del jardín donde estaba esa misteriosa formación. Había que investigarlo..

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Leyendo un poco, nos cuentan que fue por los años 70 cuando se llevaron a cabo las excavaciones y dieron con estos hallazgos. Algunos utensilios y vasijas se encontraron también además de la construcción que veremos a continuación. Fue un grupo de arqueólogos y en nombre de la sociedad para la conservación del patrimonio los que llevaron a cabo todas las labores. Por aquel entonces, nada se sabía del futuro aeropuerto que ocuparía la ubicación actual en la isla de Chep Lap Kok.

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Aquí tenemos una réplica que nos da una idea de cómo era la estructura originalmente. Según contaban en las placas, databa del periodo Tang.

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Los alrededores están llenos de plantas y la vegetación ha crecido ocultando parte de un pequeño murito de pieda que muchos años antes sería parte de la excavación que allí tuvo lugar. Poco más queda a parte de la réplica que hemos visto antes y las placas explicativas con la historia del lugar.

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Un lugar muy poco transitado que seguro muchos desconocen. Un recuerdo de lo que allí hubo un tiempo atrás y conservar parte de la historia del lugar para las nuevas generaciones.

Torre del reloj

Por allá en 1910 se iniciaban las obras de la estación de tren de Kowloon, el inicio de la ruta hasta Cantón, el KCR. La torre que hoy sigue en pie hasta nuestros días se terminó en 1915 aunque el resto de la estación no fue hasta el año siguiente. Con el tiempo la ruta se trasladaría hasta Hung Hom. Por suerte, aunque se demoliese la estación, se pudo conservar la torre del reloj y pasó a ser declarado monumento de la ciudad en 1990.

Es un símbolo destacado de la zona junto al Centro Cultural y el cercano Museo del Espacio. Una zona de fuentes y palmeras conforman los alrededores.

Nuevos tiempos corren pero el reloj ha seguido fiel a sus orígenes, un símbolo más del pasado de la ciudad y nos trae recuerdos de hace ya más de un siglo casi.

Una pena que no se lleve aquí lo de hacer las campanadas porque es un lugar propicio para su celebración 🙂

Los 10mil

No sé porqué pero andaba confiado que esta entrada ya la había publicado pero la verdad es que se me olvidó. Lo típico que uno va de visita a un sitio, guarda el material con idea de publicarlo y en el momento van surgiendo cosas con lo que uno se olvida un poquito. Un lugar que quizás no es de los más conocidos dentro de los itinerarios turísticos pero que merece ser visitado.

Me acuerdo perfectamente cuando fui. Era uno de esos días festivos en la oficina para nosotros pero un día laborable como otro cualquiera en el resto de la ciudad, un buen momento para mi de ir a visitar el «Monasterio de los Diez Mil Budas«. Con el tiempo que parecía que quería llover y con una humedad bastante considerable, sudé de lo lindo a medida que empezaba a subir la pendiente. Ya uno se va imaginando de donde viene el nombre, sino fijarse la cantidad de estatuas a ambos lados del camino y esto era tan sólo el comienzo.

Con algunos tramos descansillo para echar la mirada atrás y contemplar las estatuas doradas de los budas, cada una con expresiones y/o vestimentas que las diferenciaban. Con algunas notas de color como el rojo de los labios o el negro del pelo.

Por todos lados, incluso entre medio de los árboles..


 

Aunque no todo eran estatuas relucientes sino también habían otras que representaban guerreros, dioses o reyes. Los colores un poco más apagados pero para mi gusto unas estatuas más finas, ya que algunas de los monjes tenían hasta un punto cómico.


 

El lugar es muy tranquilo, de recogimiento. No puede faltar un pequeño horno y un lugar para hacer las ofrendas con incienso aunque esta zona estaba un poco más alejada de la zona central del complejo donde estaba situada la pagoda que veremos a continuación.


 

Riqueza de detalles en todos los elementos decorativos y en buena conservación. En el momento de mi visita, había algunas zonas donde estaba de reformas pintando algunos de los murales. El efecto del sol pasa factura haciendo que las pinturas vayan debilitándose. Seguro que pasado todo este tiempo las obras están más que terminadas aunque seguro las labores de mantenimiento son una constante para conservar el templo y sus figuras en buen estado.

Es una pasada la cantidad de figuritas en el interior del templo, pero cada una con su simbolismo. No me atrevería a decir, pero creo que representen a personas y sus familiares las mantienen a modo de recuerdo. Es una forma en la que el monasterio consiga ingresos y mantenerse con las donaciones.

A esto me refería con lo del punto cómico. Les dejo con unos ejemplos que lo ilustran muy bien. Échame una mano que no llego…


 

 

Si deciden ir a visitar el monasterio, basta con que cojan la línea de KCR que va en dirección a Lo Wu / Lok Ma Chau y bajarse en la estación de Shatin. Coger la salida donde está el transporte público y seguir las indicaciones. Son apenas 10 minutos de paseo desde la estación de tren y como ven, está abierto todos los días aunque seguro los fines de semana la gente acuda más para hacer ofrendas o cuando es temporada de las festividades chinas, como algunas de las recientes que hemos tenido.

Tres platos

Hay veces que las comidas asiáticas, especialmente las chinas en las que abundan muchos platos pueden parecer un poco excesivas y más si se juntan varias personas. Como lo típico es compartir los platos, siempre se suele pedir en cantidad. En cambio, para dos personas la fórmula puede cambiar y adaptarse un poco, aunque también depende de las ganas de comer y el saque de cada uno.

Para una cena ligerita y equilibrada yo diría que no hay que pedir más de tres platos. Donde haya verduras y también algo de carne o pescado. En uno de los restaurantes cerca de casa, Tao Heung el cual tiene más repartidos por el resto de la ciudad, siendo el más cercano a Tung Chung otro que tienen en Tsing Yi, aunque éste último es un poco más grande y a veces hay que esperar un poco más de rato porque se junta mucha gente.

Entre lo que viene la comida, un poquito de té, en este caso el de la variante Pu-erh o Pu Li, uno de los más conocidos junto con el oolong. Tiene aspecto de brandy o whisky en esta copa, ¿verdad? 🙂

Pero vamos con la comida que es lo interesante. Ración de verduritas, unos tung choi salteaditos y ración de pollo al horno troceado.

Y la estrella de la noche en esa ocasión fue: el pescado al vapor y bien acompañado de unas pocas de verduras y su caldito. Ésta es la forma en la que se acostumbra servir el pescado, nada de raciones individuales sino un pescado de tamaño medio-grande colocado en el centro de la mesa y listo para compartir. Inicialmente se suele coger parte del caldo con la cuchara y se echa por encima para que todo coja buen saborcito. Luego cada cual se encarga de ir desmenuzando el pescado, ayudándose de la cuchara y sus palillos. El pescado poco a poco va dejando ver sus espinas y queda limpísimo. Y de sabor, la carne es súper jugosa y ligera; sencillo pero muy rico.

Seguro que igual les choca esta forma de comer el pescado, pero creo que es buena forma de que todos prueben y se disfruta más compartiendo. Me pregunto qué pensarán los asiáticos cuando nos ven comer el pescado a nosotros de forma individual, el efecto inverso.

Como ven, una cena de lo más completita pero sin llegar a estar súper llenos que luego es hora de dormir y la digestión no tiene que ser pesada. Por supuesto, aunque no aparece en las fotos, un elemento indispensable es el de la figura del arroz y con un tazoncito por persona es más que suficiente. Complemento perfecto tanto con las verduras como el pollo o el pescadito.

Nos podemos quedar por satisfechos. Aprovechando para desearles buen fin de semana, el último del mes de Octubre, cómo pasa el tiempo. Los días ya se hacen más cortos y parece que algo de lluvia caerá, a ver cómo se porta el finde. ¡Sean buenos!