Continuando la ruta

 

El día no había hecho más que empezar y tras nuestra visita a la cueva, nos poníamos de nuevo en marcha hasta el siguiente punto del recorrido que habíamos ideado para ese día. Al llegar al parking, nos esperaba nuestra simpática conductora que recién se despertaba de una siestecita, nada mejor que estar a la sombra de un árbol y con fresquito en el coche, no?

Lo bueno era que las distancias no eran demasiado largas porque sino los trayectos se hubieran hecho mucho más pesados, aunque alguna cabezadita caía de vez en cuando y es entraba una modorra con el calor que ni te cuento. Pasados unos minutos, el coche se detenía justo al lado de esta puerta:
 

Estábamos a punto de entrar en lo que antes había sido la residencia del rey de Jingjiang. El rey por aquel entonces era Zhu Shouqian, cuyo abuelo había sido el primer emperador de la dinastía Ming. Echando la vista atrás hasta el año 1392 que fue cuando este complejo fue terminado y que luego serviría para alojar a las siguientes generaciones de reyes. No obstante, durante el período de esta dinastía pasaron por estas instalaciones un total de 14 reyes a lo largo de más de 250 años.
 

Entrada a unos de los edifcios principales del complejo.
 

El complejo estaba repartido en 4 zonas, además de otras construcciones en los alrededores de los edificios principales, teniendo como entrada principal la puerta Chengyuan seguido del recibidor y con el jardín real al fondo. No fue hasta el año 1921 cuando Sun Yat-sen visitaría el lugar y ascendiera hasta lo alto del pico Duxiu situado en las inmediaciones de la residencia, siendo rebautizado unos años más tarde como parque Yat-sen.

Con esta maqueta que nos ilustra las distintas zonas y sus alrededores, nos podemos hacer una mejor idea de sus dimensiones. Bastante parecido con la Ciudad Prohibida de Pekín, aunque de un tamaño mucho menor desde luego.
 

Mucha tranquilidad en sus jardines. Un lugar perfecto para sentarse y descansar mientras nos refrescamos del intenso calor. Mientras algunos aprovechaban bajo el cobijo de los árboles para dar algunas pinceladas.
 

 

Y si Sun Yat-sen que estuvo por los alrededores unos cuantos años antes subió al pico Duxiu o también conocido como «pilar que sujeta el cielo del sur», nosotros tampoco ibamos a ser menos, así que allá vamos. Una subida nada complicada pero algún que otro tramos se empinaba más de lo debido o nos hacía ceder el paso debido a la estrechez en algunas curvas, buen ejercicio para la mañana, tanto para jóvenes como mayores.
 

 

 

Poco a poco los edificios iban quedando a nuestros pies, sobresaliendo los tejados entre los árboles y ver cómo se extiende la ciudad a lo lejos. Las vistas bien merecen el ascenso. No sería el último sitio al que subiríamos a lo largo del día y durante el resto del viaje.
 

 

Montaña Yao (Yao Shan)

Situada al este de Guilin y a pocos kilómetros del centro de la ciudad, la que es la montaña más grande y alta, se eleva por encima de 900 metros. Desde lo alto se puede divisar la gran cantidad de montañas que rodean a la ciudad, perdidas en la bruma parecen no tener fin y de sombras misteriosas. Para llegar hasta la cima, esta vez no íbamos a subir a pie, mucho mejor es coger el teleférico en un agradable trayecto de casi media hora.


 

Yo aquí algo regañado… si que me tenía que haber puesto las gafas de sol 😀
 

Como no, no podían faltar algunos puestecitos con souvenirs, que nos encontraríamos más veces a lo largo de nuestro viaje. No podían faltar pinturas, figuritas, libros, abanicos o hasta dvd´s. Alberto aprovechó para llevarse algo a casa con el consiguiente regateo, creo que valió la pena.
 

 

Lo mejor estaba en el camino de vuelta hasta los pies de la montaña, ¿adivinan cómo bajamos? en las fotos está la solución. Una forma rápida y ante todo, divertida.
 

 

¿Pero aún quedan más cosas? llegados a este punto las ganas de comer estaban más que presentes y tocaba repostar para continuar la tarde con ganas. Paradita técnica en un restaurante del centro, buenos alimentos y líquido elemento, y recuperando energías para lo que restaba del día. Nos esperaba el parque de las siete estrellas (Seven Star Park).

El nombre lo recibe del cuento en el que los siete picos de la Montaña Qixing, simbolizaban siete estrellas caídas del cielo. En este parque nos podemos encontrar lugares como: «Seven-star Peak, Longyin Cave, Crescent Stone, Zenggong Stone, Camel Hill, Longyin Stone, Flower Bridge» … por nombrar algunos. Siendo este el parque con más historia y el más visitado de la ciudad.

Su interior se puede recorrer en cuestión de 1 hora según nos indicaban pero a uno le gusta tomarse las cosas con calma y poder caminarlo sin prisas. Al final el tiempo vuela y nos pasamos casi un par de horas entre sus jardines, visitando el templo, subiendo para divisar las vistas y en busca la Colina del Camello 🙂


 

 

El «Flower Bridge» construído durante la dinastía Song (960-1279), siendo el puente más antiguo de la ciudad y conservando su esplendor a pesar de los años y más en la primavera cuando se vea rodeado por cientos de flores.
 

 

Con una extensión de más de 100 hectáreas, da para perderse un buen rato. Fijaros que lejos queda al fondo la ciudad, ante nuestros ojos sólo el verde de los árboles y una montaña, que por cierto ¿cuál será? mmmm… Habrá que acercarse un poco más para comprobarlo.
 

Anda, la famosa «Colina del Camello». Hay que lo caprichosa que puede llegar a ser la naturaleza para algunas rocas formen figuras tan curiosas como estas.
 

Nuestro recorrido se acercaba casi a su punto final, mientras atrás dejábamos un día bastante movidito pero muy bien aprovechado, eso desde luego. ¿Las impresiones? estaba disfrutando bastante con el paisaje y los alrededores de la ciudad, su gente y el ambiente. El viaje continúa, ¿me acompañan?…

 

Dentro de la cueva

 

Después de haber llegado la noche anterior a Guilin, teníamos un nuevo día por delante con la mente puesta en empezar a recorrer los principales punto de interés de la ciudad y sus alrededores. Ibamos tan contentos esperando nuestro desayuno de tostadas, huevo y bacon pero hubo un cambio de planes y el sustituto fueron: noodles de arroz, que además son una de las especialidades de la ciudad y he de decir que estaban muy buenos, acompañados de caldito con unas verduritas y algo de manises escachados. El precio: 3 RMB por ración (40 céntimos de €), y lo a gusto que nos quedamos. Pilas cargadas y a ponernos en marcha.

Para desplazarnos, optamos por alquilar un coche para todo el día que nos salía muy bien de precio a repartir entre los cinco. Ahora quedaba definir la ruta a seguir para que la gente del hostal pudiera transmitir las pertinentes instrucciones a la conductora, y así fue. Emprendimos la marcha y como primera parada nos dirigíamos a la Reed Flute Cave, que viene a ser la cueva de flauta travesera. Su historia data del año 1940 que es cuando fue descubierta, aunque su edad data de hace ya unos 180 millones de años y con una longitud total de 240 metros. Bueno, a que estamos esperando que no entramos.

A lo largo de su recorrido, se van pasando por distintas secciones que están iluminadas en distintos colores para resaltar las formas y detalles de las rocas. Colores de tonos fríos como verdes claritos o azulitos, o bien, tonos algo más vivos con rojizos o anaranjados, un colorido que se hace agradable a los ojos y crea una atmósfera como de película de ciencia-ficción, pasen y vean…
 

 

 

Y ante nosotros, turistas y más turistas atentos a las explicaciones de su guía. No obstante, en cada rinconcito de esta cueva, según costumbre china se le da nombre a las formaciones de roca, tales como: Palacio de Cristal, Pagoda del Dragón, Bosque Virgen, Montaña de la Frutas y las Flores… por poner algunos ejemplos. Claro está, hay que echarle bastante imaginación para «visionar» lo que nos sugiere el nombre de las distintas formaciones presentes en la cueva.
 

Siguiendo la senda de luces del camino que nos guía por el interior de la cueva y a cada paso que damos, notamos como las luces se van apagando y quedando todo en el más profundo de los negros. ¿Será por temas de ahorro de energía? nos preguntábamos, más vale ir pegaditos al resto de turistas que sino, nos pillaba el toro.
 

Muy bonitos los reflejos creados por la iluminación sobre un «pequeño lago».
 

A medida que nos vamos alejando del punto anterior, uno se puede dar cuenta del tamaño de la bóveda y apreciar mejor las distintas zonas iluminadas. Poquita gente queda ya al fondo, como se descuiden me los veo a oscuras 🙂
 

¿Alguien dijo fantasmas? desde luego que sería muy válido como escenario para la casa del miedo, colgar algunos esqueletos o telas de araña, una ambientación perfecta.
 

No sabría calcular cuanto tiempo pasamos en el interior de la cueva, pero según nos habían comentado alrededor de unos 40 minutos – 1 hora. Era tiempo de ver nuevamente la luz del día, disfrutar del paisaje de los alrededores y explorar un poco. El día estaba espléndido, a pesar de tener una ligera cortinilla como de bruma pero que creaba un efecto interesante con las montañas a lo lejos.
 

 

Apenas el día había comenzado y quedaban muchas cosas por ver, ¿siguiente punto de la ruta? Pronto lo sabremos.
 

¿Descanso?

 

Hay que ver cómo pasan de rápido los días cuando uno hace un parón para irse algunos días de vacaciones. Han sido un total de 4 días en China (provincia de Guangxi (广西)) empezando primero con Guilin (桂林) y en vuelo directo desde Hong Kong que tarda 1 hora escasa, un trayecto corto en el que uno apenas se entera. Por delante teníamos hasta el domingo para aprovechar ver todo lo que nos puede ofrecer la zona para luego dar el salto a Yangshuo (阳朔) antes del posterior regreso a casa.
 


Ver mapa más grande

Ayer con poco tiempo y teniendo que organizar las cosas después del viaje, aún no me he puesto a organizar las fotos pero en breve iré comentando con más profundidad lo que han sido estos días de pateos, guaguas, bicis, balsas de bambú… muchas cosas en tan poco tiempo. Hoy lunes se está haciendo un poco más largo de lo habitual, seguro que con el transcurso de la semana la cosa mejora y recuperamos el sueño perdido de días atrás. Y es que, si uno se embarca en viajes como estos, hay que aprovechar el tiempo al máximo y eso implica dormir menos horas de las que uno gustaría, seguro que conocen la sensación ¿verdad?

La climatología nos acompañó durante nuestra estancia en la región, eso sí, con bastante calor. La previsión decía de tormentas y algo de lluvia, pero sólo fue en nuestra noche de estancia en Yangshuo cuando apenas unos minutos después de entrar en un sitio para cenar empezaban a caer gotas de lluvia durante un buen rato, pero sin mayor consecuencia, en unas horas estaba todo seco nuevamente.

A pesar de que el viaje haya terminado ayer domingo para mi, Alberto y sus amigos continúan su marcha hacia el norte, Hangzhou y Shanghai les esperan. Seguro que estos días siguientes les vendrán bien para descansar después del tute, pero y lo bien que lo hemos pasado, eso sí que no tiene precio. Con ganas de leer sus crónicas del viaje que seguro tiene aún más cosas que contarnos.