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Festival de Arte ‘ 09
La de formas que puede adoptar una paloma si le cambiamos la peluca o el color del vestido. Así estaba estos dos visitantes comentando acerca de tan peculiar colección de cuadros.
Bastante movimiento de gente de un lado para otro, posibles compradores? seguro que algunos no se fueron a casa con las manos vacías. Parece que las galerías presentes en el evento se marcharon bastante contentas, algunas buenas ventas se darían.
Y como tengo debilidad por el mundo de las cuatro ruedas, no podía faltar un modelo clásico rojo Ferrari. A simple vista, quién diría que es una pintura, no? muy lograda la verdad.
Y entre una vuelta y otra, casi a puntito de salir de la exposición, una de las esculturas más simpáticas que vi, un Playmobil cabalgando como si a lo Llanero Solitario se tratase, sólo le faltaba dar el grito de guerra 🙂 La verdad que me dio recuerdos de la infancia, una mezcla entre cuando uno jugaba a los indios y vaqueros junto con los machanguitos de Playmobil (quién no ha tenido uno?) Yijaaaaa!!
No sé si por la emoción de haber ido a la exposición o por querer «dar la nota» y hacer algo de arte en movimiento. Salta que salta y melena rasta al aire, seguro que ya está pensando en la edición del año que viene 😀
A la mar
Hay otros que en vez de descansar, están preparándose para los días previos al evento del festival Tuen Ng, del que ya comentaba algunos detalles el año pasado. Remen, remen, remen… arrr!!
Hasta gente ataviada con sus tablas de wakeboard y todo. Actividad que probaría luego, pero con no muy buen resultado, jeje.
Una vez el grupo de gente al completo, nos embarcamos en una travesía de algo más de 1 hora hasta llegar a una tranquila playita, de nombre: Tai Long Wan. Sitio perfecto para acampar al que también se puede llegar haciendo un poco de hiking. Aunque previamente habíamos parado en otra calita, pero demasiado abarrotada de barcos y decidimos cambiar de rumbo, un cambio muy positivo 🙂
Montañas verdes y agua color turquesa, un sitio realmente bonito para desconectar y «aislarse» del bullicio del centro hongkonés, que a veces se agradece.
Bañarse, tomar sol, ir hasta la playita y echarse un rato… el día estaba genial, así nos quedamos colorados algunos de nosotros, jeje, sol traicionero, pero en definitiva un gran día que ponía punto y final cuando el sol decidía ir ocultándose poco a poco, era hora de volver y descansar.
Subidos al tram
Se puede llegar de forma fácil a donde se coge el tranvía, subiendo por el lateral cerquita de la Torre del Banco de China. De todas formas, está bastante bien señalizado y se sabrán orientarse muy bien. El día que subimos al pico con el tiempo tan bueno que hacía, normal que la gente hiciera algo de cola para subirse al tranvía. Los vagones a tope de gente, la expectación crece a medida que vamos subiendo…
Mientras vamos dejando atrás una empinada cuesta en la que a los lados la vegetación se entremezcla con edificios de forma alterna. Vamos notando la gravedad del cuerpo sobre el respaldo del asiento… pero ya queda poco, apenas unos 5 minutos de ascenso y pronto en la cima de Hong Kong.
Como curiosidad, mientras esperamos nuestro turno a coger el siguiente tranvía, nos podemos entretener con algunas de las muestras de tranvías en miniaturas y ver cómo ha sido su evolución a lo largo de todos estos años. Interesante como ha ido cambiando conforme la tecnología avanzaba. No en vano, lleva funcionando desde el año 1888, ahí es nada.