Sitio amigo

Para contar cómo descubrí este sitio, tendría que remontarme un par de años atrás, hay que ver cómo pasa el tiempo. Era por aquel entonces cuando la zona de Mongkok de la que suelo hablar de vez en cuando, era un elemento presente en mi día a día. Viviendo a pocos minutos de la zona, teniendo el mercadillo cerca, con tiendas y sobre todo restaurantes o cafés.

Era habitual que después de salir del gimnasio y con pocas ganas de llegar a casa para hacer de cenar, solíamos optar por ir a uno de los restaurantes cercanos y entre ellos estaba este café taiwanés llamado Bo Dao. Un sitio no demasiado grande pero con el espacio bastante bien aprovechado. Mesitas con taburetes de madera y capacidad como máximo 4 personas. Menú basado en fideos, arroz, aperitivos y buena variedad de bebidas tanto frías como calientes; una de sus especialidades el té con leche.

El ambiente es muy dinámico y no hay tiempo que perder con los pedidos de los clientes. Por la ventanita donde está la cocina los platos entran y salen mientras la gente espera su comida, cuestión de poco tiempo por lo general a no ser que esté demasiado a tope. Un servicio eficiente y con una relación calidad / precio más que razonable. Así es como casi solíamos visitar el sitio una vez a la semana o en semanas alternas, pero todo cambió cuando nos mudamos de los alrededores y la frecuencia disminuyó.

Una cosa que aprecié bastante es que entre la gente que allí trabaja, había un chico y una chica que se percataron cuando solíamos ir, habiendo veces que iba sólo y les extrañó no verme con mi chica. Puede que pasasen algunos meses hasta la próxima visita pero al entrar por la puerta siempre se acordaban de mi y me recibían con una sonrisa. Sólo por eso, volver al sitio ya tenía más sentido.

Respecto a la comida, había un par de platos que siempre solía pedir, eran mis platos estrella. Un arroz con pollo y salsa de tomate o bien con salsa de carne, que no es que sea nada del otro mundo pero son de esas cosas simples que a uno le hacen feliz, y eso acompañado de un té de jazmín con leche.

Sin duda, las mejores horas para ir son al mediodía o sino a media tarde, pero cualquier momento es bueno si estamos con ganas de comer algo. Si quieren encontrarlo tan sólo tienen que dirigirse a una de las calle perpendiculares a Sai Yeung Choi, concretamente Soy Street, que seguro alguna historia tiene asociada a su nombre (tendría que investigarlo, jeje). Por cierto, curioso el nombre que muestra en Google Maps, pero para mi seguirá siendo Bo Dao 🙂


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Precisión

Un paseo por los alrededores de Mongkok siempre nos puede deparar muchas sorpresas. No sólo es por las tiendas, las luces, los puestos de comida callejera… siempre hay algo más. Un elemento importante de todo el conjunto es la gente, alguna pasa un poco desapercibida y no son los que precisamente estén atendiendo en las tiendas o en los restaurantes. Otro tipo de servicio en el que la precisión es una de las virtudes el oficio de relojero.

Ubicado en un lateral de las salidas de metro en la calle Sai Yeung Choi, nos encontramos con el pequeño puestito de este señor cuyo oficio son los relojes. Cambiar correas y pilas, está a la orden del día, y la gente espera su turno mientras atiende a uno de los clientes. Parece que el trabajo se le acumula por momentos y una persona más se añade a la cola, yo soy uno de ellos pero antes prefiero dar una vuelta y hacer un poco de tiempo cuando la cosa esté un poco más calmada, ir a cenar y luego ya a la vuelta.

Llevaba tiempo queriendo cambiarle la pila a uno de mis relojes, pero lo típico que uno piensa: «ya si eso voy otro día..» y el tiempo pasó a la vez que le daba uso a otro de los relojes que tengo (que son una de mis pasiones). A la vuelta de haber comido algo estaba desocupado y no tardó nada. Aquí lo vemos reloj en mano y mientras se dispone a cambiar la pila. Uno de los utensilios descansa en la pequeña gaveta que hace a la vez de cajita para el dinero, el espacio bien aprovechado.

La próxima vez que necesite cambiar la pila al reloj, ya sé donde tendré que acudir y seguro que ese rinconcito es su lugar habitual de trabajo, así la gente puede tomar la referencia y saber donde encontrarlo. Como este señor, podemos encontrar a otros más con el mismo oficio, y es que en tan sólo unos pocos metros pueden desenvolverse en su labor y siempre con la buena opción de la movilidad de un sitio a otro.

De compritas

 

Es raro no haber pasado por este sitio si estamos dentro de la zona de Mongkok. Tarde o temprano uno termina pasando por allí y mezclándose con la gente. Ciertamente, en el tiempo que llevo aquó creo que no me había detenido demasiado en los puestitos, cantidad de ellos. Este mercadillo que se extiende a lo largo de la calle Tung Choi y comprendido entre Dundas y Argyle. Popular centro turístico y compras por el que pasan muchos turistas cada día, bien a curiosear o a comprar algunos souvenirs para llevar de vuelta a casa.
 


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Los artículos que nos podemos encontrar en el Ladies Market van desde las prendas de ropa, bolsos, relojes… y muchos otros cachivaches más. Veremos unos cuantos a continuación.
 

 

A un lazo muñequitos con formas de Hello Kitty, Toy Story etc… que en su interior guardan una memoria USB que va desde los 4 hasta los 16 gigas. Relojes tipo Rolex u otros algo más juveniles de plástico en vivos colores. Una gran variedad donde elegir.
 

Y sin olvidarnos de otros artículos más tradicionales como pulseras chinas, colgantes y gatitos de la suerte 🙂
 

O porque no, algunas pinturas para luego enmarcar y decorar algún rincón de nuestra casa.
 

Y seguro que entre los productos más populares, las carcasas para los móviles tipo iPhone, Galaxy S II o uno de los modelos más recientes como el Note, que no veas menudo tirón está teniendo desde que salió.
 

Ese día que lo visitamos mi amigo Gonzalo y yo, hacía un clima especialmente bueno. Levantar la vista al cielo y verlo despejadito, rodeados de edifucios algo viejunos. Yendo de un puesto a otro, y regateando con el precio. Puede que esto no sea China continental pero batallar por el precio está a la orden del día.
 

Dimos con un puesto que vendía máscaras chinas, Gonzalo tenía especial interés en llevar algunas de regalo en su vuelta a casa por Navidad, y vaya que si consiguió un buen precio. Creo que tendremos que volver juntos la próxima vez.
 

 

Feliz compra y finde!

 

Era de noche

 

Ayer por la tarde después del trabajo, mi novia y yo quedamos en Mongkok como solemos hacer en más ocasiones con la intención de cenar alguito primero y luego ir a ver una película. En esta ocasión elegimos la de «In time», en la que aparece Justin Timberlake y la verdad no está mal del todo, tiene sus momentos de acción y el concepto en sí es interesante: el tiempo como moneda de cambio.

Tuvimos que ir a la sesión de las 10 de la noche, así que, cuando salimos ya pasaban unos minutos de las 12 de la noche. El centro comercial Langham donde están los cines, estaba en silencio y las escaleras mecánicas ya dormían, tan sólo la gente de camino a los ascensores o escaleras abajo hacia la salida. Era momento de ir en dirección al metro y rumbo a casita. Para nuestra sorpresa, en uno de esos callejoncitos siempre tan bulliciosos en plena tarde, donde ahora pasaba menos gente de lo habitual, había un señor un tanto curioso. Estaba sentado en una sillita mientras iba dando forma a algo con sus manos y nos acercamos a mirar un poco más de cerca. Allí estaba el buen hombre tejiendo unas figuritas en forma de flor, mariposa o saltamontes (como el que ven en la foto).
 

Con un pequeño cartelito escrito en chino y en inglés, contaba que tenía 78 años y que procedía de China continental. Por consideración a su bonita labor, pedía no sacarle fotos y agradeciendo la contribución de la gente. Nos quedamos un rato mirando como iba dando forma a las figuritas, a la vez que observábamos las que ya tenía terminadas. Después de estar mirando un rato, mi novia se decidió por el saltamontes. Su precio de tan sólo 30 HK$, pero incluso el más caro que tenía forma de mariposa, ascendía hasta los 50. Desde luego, un precio más que simbólico para el trabajo que hay detrás de cada una de estas figuritas.

Nos alejamos del hombre con una sonrisa, mientras él seguía a lo suyo. Espero que alguien más se parase como hicimos nosotros y tener el detalle de colaborar con él. ¿Lo veremos de nuevo en el mismo lugar? tan sólo lo sabremos cuando se haga de noche nuevamente y quien sabe, seguirá en el mismo sitio y sin perder esa mirada humilde.