Orgánico

Fin de semana a la vuelta de la esquina y terminando la semana de forma muy ligerita, y además sana. ¡Será por restaurantes! en la zona de Fanling, no sólo los ya conocidos que son unos poquitos sino también los que vayamos descubriendo con el tiempo. Evidentemente, la oferta es algo más reducida cuando nos salimos de la comida china-cantonesa en general, pero hay opciones interesantes. Hoy hablo de uno de ellos, el cual también cultiva sus propios ingredientes, en el caso de productos de la tierra.

El concepto detrás de IPC Food Lab es que trabajan con agricultores de la zona, usando productos orgánicos y que luego utilizan a la hora de cocinar en el restaurante, venderlos al público en una tiendita adjunta que tienes o también hacerlos llegar a otros establecimientos.

Situado en una zona eminentemente industrial donde abundan algunos talleres de coches y naves para almacenaje, quizás es un sitio en el que no pensaríamos encontrar un restaurante así. En parte está bien porque tienen de mayor espacio y ocupan un edificio completo; por lo visto en la parte alta donde está la azotea tienen un pequeño huertito y todo. Y como pueden ver, si el tiempo acompaña pueden disfrutar del almuerzo con los rayos del sol.

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En su interior unas cuantas mesas, abundancia de la madera como elemento principal decorativo y un ambiente bastante relajado. Optamos por pedir el menú de almuerzo que incluye bebida más plato principal (108 HK$) y de forma opcional por un poquito más de dinero (+30 HK$), ensalada o sopa. Para empezar con un juguito de la casa y una ensalada aderezada con un poco de una vinagreta balsámica muy buena. Total que el almuerzo nos sale por un equivalente a 14 euros todo incluido, que a la vista es un precio elevado comparado con otros restaurantes pero hay que tener en cuenta todo el proceso que hay por detrás. El sabor de la ensalada y el juguito marcan la diferencia, sin duda.

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Entre los platos principales, la cosa estaba entre algunas variantes de risotto bien con marisco o champiñones, pasta y unas verduras a la plancha. Yo me decanté por el risotto con champiñones; estaba bastante bueno, en su punto. No se dejen engañar por la foto, que aunque parezca una ración pequeña, me quedé satisfecho después de haberme comido la ensalada.

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Conclusión: se puede repetir en el futuro y quizás probar su menú de merienda o bien una cena. La pega es que los platos a la carta son un poco más costosos pero por lo que pudimos ver en una mesa cercana, las porciones están bastante bien servidas. De momento nos lo anotamos en la lista y sabemos que tenemos una opción no sólo para nosotros si nos apeteciese algo distinto sino también alguna visita que tengamos por la zona y querramos sorprender con algo de la tierra.

Maridaje

Nos sentamos a la mesa con unos amigos para disfrutar cenando. Un restaurante local en el que he estado unas cuantas veces ya, que por cierto me reservo por si viene alguien de visita, un sitio para sorprender por la calidad de su comida. Como decimos en mi tierra, es el típico guachinche familiar y donde se come estupendamente. Puedes llevar tus propias bebidas, así que esta vez era momento de llevar un par de botellitas de vino.

A pesar de que había platos de carne, el vino tinto no fue el elegido esta vez sino el blanco. Previamente enfriado un poquito y a la mesa esperar en lo que se hace la cazuelita que teníamos delante. También habrían verduras, arroz frito y algo de marisco; muy completita la cena.

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La comida lista y el vino en el vaso, momento de ponerse manos a la obra!

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Desde luego que no será el último de estos maridajes, y ahora que empieza época de algo más de fresquete viene bien para entrar en calor. También aprovecho para dar un poquito de promoción entre mis amigos locales y se aficionen más a nuestros vinos, que no sólo se vive de vinos franceses o italianos :P. Las dos botellas que llevé llegaron bien, pero creo que para la próxima llevaré una adicional porque parece que gustó y sino, pues rellenar con cerveza que tampoco es mal acompañamiento.

Menú del día

Somos animales de costumbres, o al menos muchos de nosotros, basta que nos guste un sitio para que querramos repetir. Hay algo que nos llama a volver, puede que sea la atención, la comida o bien ambos. Buenos recuerdos me vienen a mi mente de varios lugares en Tenerife y que extraño. De igual forma tengo mis predilectos aquí, aunque para romper la rutina uno tiene la inquietud por descubrir lugares nuevos. Es así un pequeño local en las inmediaciones de Mongkok.

Casi de casualidad, vinimos a dar con el establecimiento donde almorzaríamos ese día. En su exterior podemos ver la estantería metálica en la que aguarda distinta bollería a ser vendida y es que hay mucha gente que prefiere llevarlo a casa o comerlo de camino. Para los clientes del restaurante, tan fácil como salir con un platito y pa’dentro.

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En su interior apenas unas diez mesitas, de banco a los lados y en el medio un par de mesas redondas. Arrejuntaditos y con la cocina al fondo. Menú del día con tres o cuatro platos y luego los platos fijos, y con bastante actividad cómo iban saliendo los pedidos para otras mesas.

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Mi elección con la sopita incorporada: filete de cerdo con salsa de ajo y arroz, y junto con un cafecito con hielo. Completo menú y por menos de 4 euros al cambio. Cantidad considerable y buen sabor, qué más se puede pedir y además muy eficientes los camareros.

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Una experiencia «wonderful» y que gustaremos de repetir. Un sitio que se lo veía con tradición y de los que dan ese toque especial y clásico de los restaurantes locales de la ciudad (cha caa teng). A mi lista de favoritos va 🙂

Tiempo de ramen

Tiempo para rescatar una entrada que debiera haber escrito hace tiempo, pero como dice el dicho más vale tarde que nunca. Hace ya un año que la galería comercial que hay conectando varios edificios en la zona de mi oficina, Admiralty, sufrió una transformación y dio lugar a la apertura de nuevas tiendas y claro, algunos restaurantes también. Entre los cuales tenemos de comida china, japonesa y algunos más de estilo occidental con panaderóa de elaboración propia.

Tal y como va avanzando el tiempo sobre estas fechas en el que las temperaturas van siendo al más frescas (según el día), pues va apeteciendo tomar platos calentitos. Nada mejor que un buen tazón de ramen y en el restaurante que nos ocupa justo debajo de la oficina: Hakata Ippudo. El menú es sencillo, ya que básicamente tiene cuatro tipos de sopa y luego con distintos ingredientes, a parte también tienen algunos aperitivos como dumplings que vienen bien para compartir si vamos con alguien más, o si uno va solo que fue mi caso de aquel día.

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Un ambiente tranquilo después que hubiese pasado la hora punta. Con mesitas en los laterales y una zona tipo barra para cuando uno va de forma individual.

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Aquí mi ramen y junto con unos dumplings en sopa que también pedí.

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Pedí el de sopa miso que es uno de los más básicos y además viene acompañado con algo de millo, algas y trocitos de carne de cerdo. Es un plato bastante calórico, porque la sopa tiene cuerpo, pero sienta la mar de bien 🙂

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No dudo que un buen tazón de ramen caerá de vez en cuando, bañeras que le gusta a Lorco llamarlas, jeje, y donde el reside si que es el sitio mejor para comer en la época otoñal en la que estamos metidos. Seguro que muchos de ustedes ya probaron estos fideos, y si no lo han hecho, no dejen de pasar la ocasión; otra delicia más de la gastronomía no sólo japonesa, sino asiática.