Hoy les invito a que me acompañen a dar una vuelta por los alrededores de Tsukiji. Ésta zona podría ser como cualquier otro punto de Tokio, pero hay algo que la hace más interesante y muchos turistas acuden cada día a visitarla.
Las callecitas llenas de tiendas y con actividad constante durante toda la mañana. Desde puestos que venden pescado fresco, algunos pinchitos ya preparados o bien si queremos hacernos con alguna botella de sake. Tanto para la gente del barrio, como para los turistas que quieran llevarse algún recuerdo o bien hay alguien que les haya hecho un encarguito.
Me llamó la atención estas virutas que son las que nos podemos encontrar cuando comemos un okonimayaki. Eso me recuerda que Alberto habló recientemente sobre sus andanzas gastronómicas por el centro-este de Japón, muy recomendable leérselo. Y me ha venido genial para saber el nombre exacto de las mismas: virutas de Katsuobushi.
La pinta del pescado es increíble y los precios la verdad que no están nada mal. Hasta daban ganas de comprar algunos trozos y cocinarlos, lástima que en el hotel no se pudiera, sino.. 😀 pero ante el mono de comer algo mientras curioseábamos por los puestos, hasta que nos decidimos por uno y picar algo. La verdad que no habíamos desayunado mucho y un picoteo no venía mal.
A ver si adivinan, ¿qué fue lo que pedimos?
Con las pilas más cargadas tras la breve paradita de antes, era momento de entrar al mercado. Antes de entrar esta placa te avisa para que estés al loro y no te despistes con el paso de los camioncitos, además de, que el suelo puede estar mojado. Así que, todos prevenidos pero seguro que algún despistado siempre hay.
Como se observa en el mapa, la zona de azul es la que se refiere al pescado y desde luego la más interesante de todas, donde se producen las subastas a diario desde muy temprano. Esta parte no la llegamos a ver, aunque nos hubiera gustado, pero el cansancio de los días anteriores y con el calor nos dejó un poco derrotados, con lo que no llegamos a madrugar lo suficiente. Sin embargo, no dejamos pasar la ocasión de visitar la zona para ver lo que allí se cocía, y con muy buen sabor de boca que nos iríamos.
Aquí les dejo algunas fotos del interior del mercado. Cajas y palés por todos lados, gente pasando de un lado a otro… Muy curiosas unas especie de motitos en las que los hombres iban de pie y servían para llevar cajas de un sitio a otro, algunas pasaban como una exhalación, y eso que la jornada de mayor actividad había pasado pero no hay descanso para asegurar que el pescado llegue lo más fresco posible.
Y lo mejor para el final: los restaurantes. La gente se agolpa a la salida de uno de ellos esperando su turno para comer el mejor sushi y sashimi de la ciudad. A nosotros nos hubiera gustado esperar, pero bien que hicimos saliendo fuera del recinto, encontramos un sitio más tranquilo y disfrutamos igualmente.
No dejen de visitar Tsukiji en su próximo viaje, agradable a la vista y sobre todo al paladar.