Entrar y salir

Las normas están para respetarlas pero hay muchas veces que la gente se olvida o es que anda demasiado distraída y especialmente hoy en día con tantos teléfonos y muchos no despegan sus ojos ni siquiera cuando entran y salen del metro. Nadie está libre de pecado porque seguro que alguna vez nosotros nos hemos despistado por no tener los cinco sentidos a nuestro alrededor.

Los recordatorios no están de más, bien sea por la megafonía de las estaciones en mensajes grabados o bien por parte de los trabajadores que hacen uso de megáfonos si fuese necesario. Pero siempre se puede llegar un paso más allá y tenerlo delante nuestro a la hora de usar nuestra tarjeta. Así es como el otro día cuando iba de vuelta a casa me dieron esta fundita plástica a la salida de la estación en la que por la parte de fuera como observamos están las consideraciones a tener en cuenta a la hora de entrar/salir del metro.

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Me hace gracia lo del sonidito, con una explicación bien lograda 🙂

No es por nada pero un servidor si que lo respeta. Cuando voy en trayectos con mucha gente o cuando ya estoy en fila para entrar al vagón, pero siempre están los clásicos que viniendo desde atrás se meten los primeros como si tal cosa y es ahí cuando alguna miradita les he dado puesto que aún no se había bajado todo el mundo del vagón; siempre hay alguna gente rezagada, pero hay muchos que van a los suyo y eso me da rabia.

Después de haberme descargado un poco, sólo recordar a todos que no cuesta nada mantener la educación y unas normas básicas cuando uno se mueve en el metro. Uno como el de aquí es normal las aglomeraciones en horas punta pero al final las prisas no llevan a nada, ¿no creen? Y más ahora que es una época de paz y celebración.

A pie de calle

Cuando uno va descuidado por la calle, rodeado de nuevos bloques que emergen entre otros algo más bajitos es fácil que se nos pasen cosas por alto. Ni mucho menos todo está en las alturas aunque ya sabemos que debemos andar pendientes de lo que se cuece más arriba de nuestro campo de visión. No sólo hablamos de oficinas sino también de restaurantes, bares o incluso algunas tiendas.

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Entre callejoncitos o algunas calles estrechitas del barrio hay un buen surtido de sitios donde elegir y dar variedad a nuestra hora del almuerzo o bien para ese cafecito posterior. Lo malo es que desde la calle principal su presencia puede pasar un tanto desapercibida si no fuera por el uso de los desplegables que podemos encontrarnos en algunas esquinas. Lo normal es que los dejen atados a alguna farola o poste cercano aunque dudo que alguien le diese por querer arrancar con él.

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¿Nos apetece algo de pollo al horno o «fish & chips»? O quizás andamos buscando un cafecito tranquilo, nada de franquicias, y también tomar algún postrito, también podemos.

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Por lo pronto lo único que probé esta vez fue este espresso y la verdad que pasó con buena nota; no es que sea un experto del tema pero el aroma y la intensidad eran buenos.

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Creo que me pondré en mi lista de pendientes el ir visitando otros cafecitos como este o también otros sitios de comida, siempre y cuando los precios no se vayan por las nubes, y disfrutando del pasar de la gente a pie de calle.

Ganchillo

Se agradece cuando uno se encuentra notas de color en la calle. Un alguien misterioso, que pone un toque original y se encarga de vestir de una forma particular algunas barandillas del centro. En esta primera foto sacada en la calle Pottinger fue donde vi cómo estaba tejida la barandilla con esos motivos florales. Si yo fuese barandilla estaría sudando ahora en la época de verano 😀 pero anda que no viene mal cuando refresca en invierno.

Inicialmente había pensado que se trataba de algo aislado, pero se ve que no ha sido así.

Hace un par de días en mi ruta habitual hasta Wan Chai para ir a comer, me llamó la atención que en el muro de los barracones Victoria había una señora que parecía estar sacando fotos de cerca a algo pero que no alcanzaba a ver; fue entonces cuando se apartó y entendí el porqué. El ganchillo había hecho su aparición en un nuevo punto de la ciudad 🙂

Me gusta encontrarme este tipo de iniciativas por la calle, le alegran a uno el día.

Casualidades

No hay nada de extraño en coger un callejón para acortar un poco las distancias o bien para improvisar de forma que cambiemos alguna de nuestras rutas habituales. Creo que no había pasado hasta ahora el fijarme en un detalle en concreto y además en tan corto espacio de tiempo. Detalles que uno archiva en su mente y cuando ve una coincidencia la alarma salta en nuestros sentidos.

Terminada la hora del almuerzo aprovecho para hacer unas diligencias para la oficina, la temperatura es agradable para pasear porque sopla un poco de brisa a pesar de que anda medio nublado, en lo que decido a travesar un callejoncito y a medida que lo atravieso observo que algunos garabatos, porque digamos que no son exactamente unos graffitis pero sin que pase nada extraordinario. Incluso con número de teléfono en caso que tengamos problemas de cañerías o desagües.

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Es a la vuelta cuando regreso hacia la oficina cuando veo en este poste algo que me hace recordar sobre el callejón de hace un rato. ¿Lo vieron?

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El denominador común es el carácter 正 y que significa «positivo». Puede que esté en lo cierto o no, pero si que me saltó a la vista que se repitiese. Digamos que entre un sitio y otro, apenas hay diez minutos caminando. Una forma de delimitar el territorio del autor o simplemente una seña de que estuvo de paso por el lugar.

Algo que sucede a nivel global en muchas otras ciudades, alguien que quiere darse a conocer con su firma particular pero sin que le podamos poner un nombre o un rostro. ¿Qué opinan?