Mi primer maratón

Como ya había anticipado en mi último post, este domingo pasado iba a correr mi primer maratón nada más y nada menos que en Tokio. Como en cada carrera que tiene uno, la noche anterior es momento de dejar todo el material preparado para evitar las prisas de última hora. Así que, manos a la obra con el kit de carrera: pantalón corto, camiseta de manga corta y larga (pintaba que haría fresquete), dorsal, tenis, cinturón, geles, guantes, prenda de compresión; también la ropa para después de la carrera y poder cambiarme de camiseta, ponerme un suéter y una barrita de cereales.

De los elementos más importantes para la carrera: el chip, que debemos colocar entre los cordones de los tenis y bien asegurado. No vaya a ser que luego no se registre bien el tiempo, aunque con toda la documentación que nos dieron venía todo muy bien explicado.

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La noche anterior intenté irme a dormir sobre las 10-10.30 para tener suficiente descanso puesto que tocaba ponerse en marcha a eso de las 6 de la mañana con un desayuno para estar a tope y con suficiente tiempo antes de la carrera teniendo todo digerido. Mi cafecito y un bollo, ponerme la ropa con calma y sobre las siete y poco estaba saliendo por la puerta del hotel. Un paseíto hasta la estación de metro más próxima para llegar a la salida de Shinjuku; en el trayecto empezaría a ver cómo se iba llenando el vagón con más corredores y conforme llegamos a nuestra parada más aún, y con los primeros voluntarios a la vista que sujetaban algunos carteles indicativos.

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Más corredores iban tomando la calle e íbamos desfilando hacia nuestras respectivas puertas de entrada, en mi caso, debía de dirigirme hacia la puerta 2.

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Una vez pasado el control de seguridad y con todo en orden, seguir caminando y buscar nuestro huequito para poder ultimar los detalles de última hora antes de dejar nuestra bolsa al camión que tenemos asignado, el cuál llevará la bolsa hasta el final de la carrera donde podríamos recogerla. Se respiraba ya emoción, corredores yendo y viniendo. Algunos hacían cola para el baño, otros ya habían empezado a calentar y al igual que muchos otros, sacando fotos de los alrededores.

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Entregada mi bolsa y en dirección a la zona E que era donde me habían asignado. La gente poco a poco se va concentrando y por la megafonía anuncian que son las 8:15 con lo que la gente tenía que darse vidilla para ir colocándose en su zona. Aunque la carrera empezaba a las 9:10 hay que coger sitio e intentar no enfriarse aunque a veces se antojaba difícil por la sombra que proyectaban los edificios junto con la brisa que soplaba. Aprovechando las zonas con solecito para estar en calor y hacer el último calentamiento, y sobre todo estar con la mente serena antes de empezar la carrera.

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Testigo del gran comienzo de la carrera: el edifico Tochomae, a sus pies casi 37.000 corredores que estaban ansiosos por escuchar la salida. Tanto para los 10 kms como para la maratón que saldrían a la par.

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Poco podía ver qué estaba sucediendo más adelante, mientras la música sonaba por los altavoces y en lo que a veces interrumpían para presentar a algunas de las autoridades presentes en el palco de la línea de salida. Quedaban escasos minutos de empezar la carrera, era momento de concentrarse y dar lo mejor de uno mismo pero tampoco sin olvidarse de disfrutar.

Pistoletazo de salida y miles de confetis volando por el aire, poco a poco empieza a haber movimiento delante nuestro y podemos avanzar poquito a poco hasta que pasamor por el arco de la línea de salida, allá vamoss!! Modo carrera y el móvil guardadito hasta el final.

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Lo que viene a continuación a pesar de no haber fotos evidentemente, no iba a ser de esos que se paren en mitad de la carrera para hacerse un selfie ni mucho menos; salí super motivado e intentar abrirme hueco para establecer un ritmo cómodo y casi todo el rato iba al lado izquierdo de la carretera pero no demasiado pegado, lo bueno es que la interacción con el público era tremenda mientras uno pasaba e iba saludando o chochando las manos; la gente no paraba de animar, se escuchaban tambores y gente bailando, un ambiente increíble. Mientras lo estoy escribiendo es inevitable que me emocione de nuevo.

No obstante, a la vez de disfrutar todo lo que estaba viviendo a mi paso por las calles de Tokio no dejaba de escuchar a mi cuerpo en todo momento. Pensar en la respiración y en cada pisada. No fui consciente hasta más tarde del ritmo que llevaba cuando vi mis parciales, y es que acostumbrado a correr medias maratones esto era otra cosa y debía guardarme fuerzas para poder llevar a buen puerto la carrera.

Pasada la mitad del recorrido, fui dosificando y bajé el ritmo puesto que no quería darme de frente con ese famoso muro pasados los 30 kilómetros. Muy presentes tuve las palabras que había compartido conmigo Guille y sobre todo sabiendo que me quedaba algún repechito cuando tuviera que cruzar el puente, sin embargo algo que no me esperaba fue que me diese un pequeño pinchacito en la pierna derecha cuando llegaba al km. 33 y eso que había estado bebiendo agua / Pocari y con mis geles habituales. Eso no hizo que me viniese abajo ni mucho menos, comencé a andar y masajear un poco la zona mientras que apuraba mi último gel para más adelante beber algo más de líquido y también recurrir al spray que tan amablemente el público compartía con los corredores; seguí caminando otro poco hasta que sentí que el pinchacito iba mitigando pero tampoco quería arriesgar y empecé a trotar suave de nuevo.

Justamente sería a la altura del km. 34 cuando mi mujer me sacaría unas cuantas fotos e incluso un vídeo, lástima no haberla visto porque la había buscando antes a la altura de km 20-25 cuando pasaba por Ginza. Mi mente lejos de estar distraída, estaba concentrada al máximo en esos kilómetros finales que tenía por delante.

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Llegada la primera subidita volví a caminar y de igual forma en la bajada, en los tramos llanos parece que iba sin molestia e iba surtiendo efecto los líquidos y el gel. Ya quedaban menos de 5kms para el final y todo iba teniendo mejor pinta, vamos Javier que ya es tuyo!

Llegaba al km.40 y ya podía divisar el edificio de Tokyo Big Sight, el final estaba ahí, ahí. Justo en el último kilómetro es cuando divisé el pacer del tiempo por debajo de 4 horas que era el que me había puesto como objetivo, un par de giros y apurar los últimos 200 metros para llegar a meta en un tiempo de 3h56m10s (3h59m36s). Ufff, madre mía!! cuántas sensaciones juntas y en lo que uno tiene que seguir caminando siguiendo los carteles, paso seguido: toalla, más Pocari, plátano, spray, bocadillos y como no, la medalla. Siguiendo los pasos hasta que llegamos a la zona de recogida de nuestras bolsas y finalmente hasta la zona de descanso donde uno puede cambiarse de ropa ya con más calma.

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Por fin podía sentarme con algo de calma y sin olvidarme de estirar un poco y devorar el resto de comida que tenía, se pueden imaginar las ganas de comer que tendría 🙂 Cambio de ropa, recoger las cosas y esperar mi turno para sacarme algunas fotos y recoger el certificado de Konica Minolta de Social Marathon. También había una zona para masajes, baldes con agua fría y hasta acupuntura por lo que pude leer. La organización estuvo del 10 en todos los sentidos, los voluntarios atentos en todo momento y animando en los puntos de agua y una vez iban terminando los corredores.

¿Qué me quedaba ya nada más? pues iniciar el camino de vuelta en dirección al metro, a paso lento pero seguro en lo que empezaba a notar el cansancio en las piernas y sobre todo a la hora de bajar algunos escalones, jeje. Nos hicieron dar un poco de vuelta pero con la excusa para que pasásemos por algunas casetitas que habían instalado y es que el ambiente de celebración continuaba con más música, bebida y comimda tampoco faltarían.

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Al final me ha quedado una crónica de carrera bastante extensa y es que había que plasmar muchos sentimientos y emociones contenidas, con algún que otro error digamos de novato pero sabiendo sobreponerme a la situación sin venirme a bajo, no todo iba a ser un camino de rosas y si uno no sufre un poquito al menos, la satisfacción es mayor aún.

Espero que hayan disfrutado del relato tanto como lo he hecho yo escribiéndolo. Ya sólo me queda animarles a que prueben aunque sea una vez el correr una maratón, no se arrepentirán. Digo desde ya que esta no será sólo la primera ni la última, me pondré más retos por delante mientras las piernas se porten. Gracias a todos los que estuvieron conmigo con sus pensamientos y mensajes por las redes sociales.

Correr en Tokio

Parece mentira que hayan pasado ya casi 5 años desde la última vez que estuvimos por Tokio, de cuando Alberto estaba con su máster. Los que me vengan siguiendo de cerca durante los últimos años, me he aficionado a correr y he aprovechado para participar en algunas carreras tanto en carretera como en montaña.

Algo que empezó como un simple reto de cara al año 2103 y que le he seguido dando continuidad a la par que he ido alternando con las temporadas de dragonboat. Las medias maratones han sido digamos mi punto fuerte, aunque tampoco han faltado otras distancias de cara a cuando preparamos el Oxfam Trailwalker de hace unos pocos meses.

Finalmente, le toca el turno a mi primera maratón y será todo un honor correr en Tokio. Una ciudad que digamos conozco bien, aunque parece que el tiempo siempre parece escaso y también es una buena excusa para regresar a redescubrirla. Pasar corriendo por algunas de sus calles principales y vivir el ambientillo de ese día, seguro que va a ser algo muy especial.

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Hoy estamos volando para tener unos días con tranquilidad y también recoger el dorsal de la carrera en la Expo de la maratón. Alguna carrerita suave quizás y de resto descansar y estar preparado para la carrera.

No faltará la buena comida y hacer carga de hidratos en los días previos. Seguro que un buen bol de ramen ayuda, entre otras cosas 🙂

Nos leemos a la vuelta, y mientras tanto estaré al hilo a través de las redes sociales.

Mi mejor media maratón

Después de haber participado por primera vez en el año 2015 en la carrera «China Coast Marathon» y habiéndome puesto como objetivo participar de nuevo, aquí estamos en la edición del año 2016 (un domingo 31 de enero) y hacer una mejor media maratón. La rutina volvía a repetirse: despertar temprano para ponerse las pilas con el desayuno, prepararse e ir hasta Tai Po para coger la guagua que nos llevaría hasta Pak Tam Chung que es donde empezaba la carrera.

Los días más largos de otoño-invierno haciendo que la primera luz del día empezase pasadas las 7 de la mañana. Dorsal ya recogido y listo para dejar mi maleta en la bolsa para dar a los voluntarios que se encargarían de organizarlas.

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El nivel de actividad iba en aumento a medida que iban llegando más corredores y por la megafonía iban anunciando las zonas para recoger el dorsal, además de cuánto tiempo faltaba para el inicio de la carrera. Lo normal en los preparativos previos es que la gente aproveche para ir al baño con las consiguientes colas. Algunos ya empezaban a calentar, y es que el tiempo estaba fresquito además se preveía que hubiese algo de viento en la parte alta al paso de la presa.

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Faltando poco más de de media hora para el comienzo y en las cercanías de la línea de salida tras un calentamiento previo. Mejor ir cogiendo algo de sitio que sino luego con todo el mogollón se hace un poco más difícil avanzar posiciones para posicionarse bien cogiendo un buen ritmo.

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Por la megafonía anunciaban que serían casi 3000 corredores los que estarían participando entre las modalidades de media maratón y maratón completa. Algunas caras conocidas de unos amigos del equipo de dragonboat, deseándonos suerte para la carrera. Pasaban los minutos y la gente se iban agrupando un poquito más, el comienzo estaba próximo y ahora sólo quedaba ajustarse los tenis y poner nuestro reloj / móvil en marcha para hacer el seguimiento de la carrera. Un minuto y la cuenta atrás 10, 9, 8… y ¡arranca la carrera!

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Sabiendo que nos espera una primera rampa de subida, hay que ser conservador sin apurar mucho en los primeros kilómetros. Reconozco que el año pasado me costó un poco en el tramo final pero esta vez con el recorrido ya en mente y conociéndolo bastante bien de cuando estuvimos entrenando para el Trailwalker, no habría dificultad. Ahora sólo quedaba que las piernas respondiesen bien al recorrido un tanto ondulante y mantener un buen ritmo. Lo más importante: disfrutar de la carrera y escuchar a mi cuerpo.

El factor viento a la hora de afrontar las subidas si que se notó un poco pero tan sólo algunas ráfagas y de igual forma cuando nos tocó dar la vuelta al recorrido en los tramos de bajada, había que tener cuidado para no ir demasiado rápido animados por el empuje del viento. En todo momento me encontré bastante cómodo y las piernas no se quejaron, sabiendo el trechito que me quedaba poco antes del final y luego encarar la parte final de la carrera. Miraba el reloj de vez en cuando y estaba yendo más rápido, me daba confianza y sabía que podía apretar un poco para mejorar mie tiempo. Últimos metros y haciendo el sprint final, yeah! había conseguido mejorar mi tiempo con creces pero aún tendría que esperar a ver el tiempo oficial. Finalmente la marca sería de1h45m44s, bajando mi tiempo en casi 13 minutos respecto al año pasado. Qué gran sensación desde luego, mi mejor media maratón hasta la fecha.

Tras finalizar ir a la zona para recoger la camiseta-souvenir, plátano, magdalena y bebida isotónica. No olvidarme de hacer unos estiramientos mientras estaba aún en caliente y luego devorar la comida. Recoger mi bolsa y ponerme una camiseta fresquita junto con el suéter; listo para coger la guagua de vuelta que nos llevaría hasta la parada de tren «Universidad». Ya en el tren de regreso a casa, y con la mente puesta en un buen almuerzo para recuperar las energías.

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Muy contento por cómo se había dado la carrera y cumplido el objetivo de mejorar mi tiempo. Además, esta carrera me ha venido muy bien como preparación de cara a la maratón de Tokio que estaré corriendo el próximo domingo 28. Ya no queda nadita, y ultimando los entrenamientos estos últimos días esperando tener las piernas listas para el gran día.

Primera carrera

Apenas había comenzado el año y me proponía empezar con buen pie para no perder la costumbre de correr, aunque esta vez con la desventaja de haber hecho un parón navideño en la rutina habitual de salidas pero confiaba con que retomando la semana antes de la primera carrera de 2016 lo haría sin problemas. Me enteré de la existencia de «The Green Race» en lo que buscaba el calendario de carreras y me llamó la atención por su recorrido que pintaba bastante bien. Tenían dos variantes de 10 y 15kms, siendo esta última a la que me apunté.

La noche antes como es habitual, dejar las cosas preparaditas para la carrera aunque no iría muy cargado porque al tratarse de una distancia ni muy larga ni muy corta podría correr más ligero además que las previsiones del tiempo apuntaba que haría algo de fresquito y nublado pero eso luego cuando empieza a correr arranca a sudar si o si. Botellita de agua en mano y un gel por si acaso.

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La carrera daba comienzo desde Braemar Hill que queda en la zona alta de North Point y desde allí ascendía un poco para luego ir llaneando en zig-zag entre la montaña para luego emprender el descenso hacia la presa de Tai Tam, empezar el ascenso hacia Park View y la subida final hacia Mount Butler para terminar en el mismo lugar donde empezamos. A las 8 de la mañana se daba el pistoletazo de salida, vamos allá!

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En los metros finales haciendo un poco de sprint para arañar un poco el crono pero no estuvo nada mal hacer 1h47m y sobre todo disfrutando mucho de las vistas a lo largo del recorrido a pesar de tener algunas nubes. Para ser la primera edición de esta carrera, no se me dio nada mal pero seguro que con el tiempo pueden ir puliendo algunos detallitos de organización.

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¿Qué tal fueron las sensaciones durante la carrera? La verdad que me encontré bastante bien e intenté ir siempre a mi ritmo sin dejarme llevar por la emoción o salir persiguiendo a otros corredores para pillarles el ritmo que seguro luego me podría pasar factura.

A priori parecía un recorrido fácil por las zonas llanas y de bajada pero había que reservar fuerzas para los tramos de subida, y ahí creo que fue donde más sufrí pero no justamente durante la carrera sino en el día después por las agujetas que tuve en uno de los gemelos; fue cuestión de un par de días y como luego nuevo.