Los árboles de mi calle

Cada mañana cuando voy de camino a la estación de metro, me fijo en algunos árboles de mi calle. Justo al otro lado de la acera por la que voy, se alzan unos cuantos metros y el colorido de sus hojas me llama bastante la atención. Quizás a pie de calle pasen un poco desapercibidos, pero desde el paso elevado que cruza la calle hay mejor vista.

Aunque ya la primavera sea la estación actual, no me dirán que los colores parecen como si fuese otoño. A pesar de que no protejan con mucha sombra al no ser muy frondosos, su colorido es sin duda el punto fuerte.

los arboles de mi calle

La calle suele estar bastante transitada, por donde pasan varias líneas de guaguas y hay varios colegios cercanos. Justamente al otro lado de la calle es donde viven los padres de mi mujer. Eso seguro que les resuelve muchas dudas a los que se preguntaban por qué vivo tan al norte (pero no está tan lejos en realidad).

Por zonas verdes no nos podemos quejar, puesto que tenemos el parquecito al que solemos ir bastante a menudo. Un buen espacio para pasear, para los niños jugar e incluso con una cancha de fútbol. Rodeados de árboles de lo más variado.

Puede que parezca algo tonto, pero es de esas cosas que le dan un toque especial a cada día. Ver el paso de las estaciones en los árboles de mi calle. Haga frío o calor, llueva o no, con más o menos hojas. Por cierto, que no sé qué tipo de árbol es; todo será cuestión que me fije a ver si tiene una plaquita. Porque aquí está todo muy bien etiquetado y/o catalogado, incluso las pendientes (ya hablaré de esto otro día).

Budas en la montaña

En las salidas de montaña que suelo hacer el fin de semana, no hay tiempo para aburrirse y poder descubrir cositas nuevas. Como bien apunta el título de este blog, hay un rinconcito donde hay budas en la montaña. No es que sea la primera vez que paso por esa zona, pero fue un día que me dio por hacer un desvío tras ver un caminito entre los árboles. La última vez que pasé, como se aprecia en la siguiente foto había un poquito de bruma lo que le daba un ambiente algo más místico.

Tempranito por la mañana con apenas gente y disfrutando de la brisita, por suerte no hizo un día de calor pero si con algo de humedad.

siguiendo el camino

La sorpresa de los budas en la montaña se la encuentra uno en el sitio más inesperado porque desde el camino principal pavimentado no se aprecia. Coger un camino de tierra unos metros a la derecha y tras una gran roca entre los árboles: salta a la vista! me quedé contemplando la escena durantes un rato porque bien merecía la pena. Este pequeño santuario en medio de la montaña y que ha debido costar su trabajo para juntar tantas figuritas. No tiene desperdicio si nos podemos a apreciar los detalles.

budas en la montaña

Seguro que la gente del lugar, es un sitio que no entraña mucho misterio pero que seguro es frecuentado de vez en cuando por todos aquellos que gustan de ir de paseo a la montaña. Ejercicios matutinos en la naturaleza y también espiritual para velar por la familia y los antepasados. Lo más inquietante es que había una voz como de cántico de monje que salía de entre las rocas; un pequeño transistor colocado junto a una de las figuras. Igual alguien tiene como misión el ir a cambiar las pilas de vez en cuando.

La ubicación me la guardo para mi porque seguro que así lo querrían los demás. Un secreto de la montaña que comparto con ustedes y que estará a buen recaudo 🙂

Amaneciendo

En los días fríos y en los que el sol le cuesta salir un poco más y salir de la cama también nos cuesta. Una vez uno se pone en marcha y puede contemplar que el día está amaneciendo, todo cambia.

amaneciendo

Como rutina mañanera, me gusta salir a disfrutar corriendo y más sabiendo que tengo sitios bien cerquita con buenas vistas.

Cierto es que hay días que me cuesta más pero tras un cafecito y una tostada; luego el calentamiento e ir cogiendo ritmo. Ver el cielo así es un subidón de energía, llegar a la cima y respirar hondo. Prepararse para la bajada mientras se siente la primera brisa del día.

Aunque esta última es de cuando nuestra estancia en China durante el Año Nuevo Chino, merecía su lugar en este post. Justo el último día antes de regresar a Hong Kong.

Lo mejor de todo es que así el día se aprovecha mucho más. De vuelta para el desayuno en casa y recuperar energías, así da gusto. ¿No creen? 🙂

La presa Hok Tau

Y como parece que el otoño ya está haciendo de las suyas, la montaña se vuelve más apetecible que nunca. El cuerpo me pedía hacer una rutita de monte, pero en esta ocasión en vez de madrugar opté salir por la tardecita para evitar el calor. Y lo mejor que hice porque creo que hubiera sufrido por la mañanita con los casi 32 grados que daba la previsión. Antes de salir de casa tracé la ruta a seguir en mi cabeza y entre los planes estaba pasar por la presa Hok Tau que se encuentra dentro del parque de Pat Sin Leng.

Un par de kilómetros en llano y luego comenzando con la primera rampa que nos lleva en dirección a Cloudy Hill en el caso de continuar a hasta la cima. Nosotros nos quedaríamos un poco más abajo para seguir con nuestro ruta por una sección más divertida de la Wilson Trail. Un tramo que invita correr de forma animada en lo que vamos sorteando piedras y raíces, no demasiado técnica y que va serpenteando hasta que un poco más tarde podemos empezar a divisar la presa entre arbustos.

En lo alto
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